🏐Cap. 2🏐

—¿Sucede algo? Por lo visto, la paciencia afuera de la cancha no es su fuerte, bonito —sale desde la boca del gigantesco argentino, en un perfecto y fluido inglés. Provocando que el americano deba mirarlo con su mentón elevado, enardeciendo de rabia ante semejantes palabras.

¿Quién diablos se cree este energúmeno a cuestionar su capacidad de soportar y mucho menos, llamarlo de una manera en la que él mismo llama a sus conquistas diarias?

"Bonito... ¡Pero si serás idiota!" piensa el rubio en sus adentros sobre que el castaño, sin una pizca de vergüenza, se deleita en cada porción de su cuerpo mientras muerde su labio inferior en un acto totalmente descarado.

Situación que, de inmediato, alerta al armador en creciente incomodidad. Obligándolo a formular incógnitas sin respuestas que terminan como una verborragia que no puede ni quiere parar.

—¿Qué dijiste idiota? —cuestiona completamente encolerizado y sin poder creer tamaña confianza de un sujeto que no conoce para nada —. ¿Y qué mierda miras? ¿Acaso eres mariquita?

Joaco, que había estado conteniendo los sonidos risueños que amenazaban con escapar al ver al capitán tan expuesto y totalmente colérico ante la mínima posibilidad de nulo contacto, transforma su rostro en genuina seriedad, diciendo: —Pensaba que paciencia era lo único que le faltaba, pero veo que también le falta perspicacia, capitán. Con su permiso, que tenga buena noche aunque no sea conmigo. Aunque lo veo medio difícil a eso ya que mis manos hacen maravillas en los músculos distendidos de los chicos malhumorados y sobre todo, heteronormativos.

Dicho esto, el argentino se retira frente a un americano que queda boquiabierto ante semejantes palabras dichas en forma tan educada. Pegándose mentalmente cuando se da cuenta que para nada le satisface haberse callado sin reaccionar. Así que luego de un rato de hacerse la cabeza y en un loco impulso irracional sin saber bien el porqué de su motivo, sale a la búsqueda del mismo sin ningún resultado. Maldiciendo por dentro por su creciente mal humor y decidido a follar a cualquier mujer bonita que esté dispuesta a abrir sus piernas. Como si tuviera que demostrar a cierto idiota que al machito, no le van las bolas.

Al albor de un nuevo día, el castaño se encuentra preparando los últimos papeles que le faltan para completar su traspaso a la nueva universidad. Debe presentarse a primera hora de la mañana y cada minuto que transcurre, solo aumenta su impaciencia. Demasiado con haber tenido que luchar a mitad del semestre para que lo acepten luego de sufrir como un desgraciado para obtener éxito en el SAT como para tener que agregarle dejarse llevar por la ansiedad.

Es que ¡Es demasiada presión sobre sus hombros! Ya que solo 5 de cada 100 aspirantes (a término) logran entrar en dicha universidad, así que bien sabe que el decano mantendra un ojo encima suyo más tiempo del necesario.

Despeja su cabeza cuando -inevitablemente- esboza un suspiro repleto de satisfacción. Es que todo se siente irreal, ya que soñaba despierto con esta oportunidad. Poder completar sus estudios en una eximia universidad, en busca de un próspero futuro para él y su querida madre.

Soñaba con poder demostrar sus habilidades en el deporte que tanto ama, siendo completamente sincero y auténtico. Un muchacho argentino de pocos recursos que incursiona en el primer mundo.

Al ser abiertamente gay, ha padecido diversas situaciones incómodas a lo largo de su vida. Aún así, siempre contó con el incondicional apoyo de su querida madre tanto en lo deportivo como en lo personal, ya que trabajó sin descanso (y a la par de él ) para que pudiera viajar y así, hacer su sueño realidad. Y aunque su progenitor nunca aprobó su identidad sexual y les haya dado la espalda, ellos dos se pudieron arreglar.

Vuelve a suspirar mientras rebusca algo para desayunar. Lejos quedaron las épocas de reclamos, de cuestionamientos sin fundamentos y de tener que soportar que por querer a alguien de su mismo sexo, se sienta inferior o fuera de lugar.
Supuestamente, acá no debería tener que esconderse para tener un ligue o simplemente follar a quien le plazca, ya que no está su padre para señalar lo que -supuestamente- está mal.

Pero, a decir verdad, prefiere rascarse la picazón con una buena manual que andar por la vida saltando de bragueta en bragueta, porque esa no es su esencia. ¿Quizás? Es así, a consecuencia de la situación que le tocó vivir en un pueblo tan dedicado al chisme ajeno y entrometido por demás.

De repente, las imágenes que retornan a su mente con forma de un sensual cuerpo con pecaminosa boca colman sus pensamientos. Logrando que -por fin- se dispersen sus nervios cuando recuerda a cierto rubio calentón.

Y aunque parezca extraño, debe admitir que al escucharlo tan hiriente con esos regordetes y sensuales labios, le dieron ganas de tirarlo al piso y follarle la boca hasta que las lágrimas se acumulen en la naciente de sus ojos suplicando por perdón mientras se atora y él, no lo perdona una mierda.

"¡Maldición!" Retumba en sus pensamientos cuando su polla reacciona demasiado contenta con la bizarra experiencia planteada en su cabeza.

Si tan solo el americano supiera que el argentino piensa hacer lo imposible por quedar como titular, ya que su traspaso se favoreció a causa de una beca deportiva que arrojó excelentes resultados. Y si a eso le suma, la excelencia que busca en cuanto al currículum para armar, está en el lugar indicado.









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