"Uh.. Entiendo."

Cuando ShengZu se enteró que uno de los líderes de la Orden de Caballeros Transnacional había venido hasta aquí para servir a JiMin, murmuró amargamente.

Como él era el Rey Consorte del Reino Occidental, pensaba que esto era bueno para su país. Sin embargo, ShengZu se sintió un poco triste de que no fuera ella quien lo hiciera.

Después de pensarlo por un rato, fue al jardín de flores que cuidaba ella misma y ordenó a sus damas de compañía,

"Hagan una cesta de flores con esas flores y dénsela a JiMin."

"Oh, Dios mío. ¿Le darás un regalo primero?"

Las damas de compañía miraron disgustadas a ShengZu por su petición.

Desde un principio no les agradaba JiMin porque era un enemigo potencial de ShengZu.

Y después de que unas de las personas cercanas a JiMin ofendiera abiertamente a una de las damas de compañía de ShengZu, odiaban verdaderamente a JiMin y a su gente.

No podían creer que le quería enviar un regalo.

"¿Habla en serio, Reina ShengZu?"

"Si me agradaba o lo odio, eso no importa."

"Su Majestad..."

"Mientras el actual Consorte no cometa ningún error, debo mostrarme amigable con él como antigua reina."

ShengZu suspiró, y luego añadió.

"Y ahora está a su lado unos de los lideres de la Orden de Caballeros Transnacional. ¿Qué sentido tiene luchar?"

Eventualmente, una de las damas de compañía no tuvo mas remedio que arrancar las preciadas flores de ShengZu y comenzó a ponerlas en una cesta.

Mientras ella trabajaba en la cesta de flores, las otras damas de compañía continuaron hablando con ShengZu sobre JiMin.

"Reina, no sirve de nada que intente llevarse bien."

"Así es, él ya considera a la Reina una enemiga."

"¿No ha escuchado que quiere reunirse con la Señorita Jeongyeon?"

ShengZu frunció el ceño mientras jugueteaba con el lazo de la cesta de flores.

"¿La Señorita Jeongyeon?"

La duodécima candidata para el puesto de Reina de YoonGi.

Fue ella quien le dijo a ShengZu que se fuera del palacio real porque ya no era la reina.

A Lady Jeongyeon no le agradaba ShengZu.

¿Y ahora JiMin quería reunirse con ella?

"Está tratando de poner a Lady Jeongyeon de su lado."

Murmurando con una expresión rígida, ShengZu suspiró de nuevo.

"Parece que realmente me ve como una enemiga..."

"Así es. De lo contrario, habría permanecido tranquilo hasta la ceremonia de boda, para luego centrarse en conducir correctamente al país."

"Si quiere reunirse con Lady Jeongyeon, significa que quiere deshacerse de usted."

"Debe hacer algo, Reina."

Las damas de compañía instaron a ShengZu ansiosamente.

ShengZu no fue la única cuyo poder se había desvanecido con la llegada de JiMin.

Las damas de compañía más cercanas a ella también experimentaron lo mismo.

Si YoonGi se hubiera casado con una dama de la nobleza del Reino Occidental, estaría en una posición mejor que la de ahora.

Porque ninguna dama iría más allá de su influencia en la alta sociedad.

Además, el Rey YoonGi era un playboy. Un playboy que quizá tendría docenas de amantes en el futuro.

La dama que se casara con él por razones políticas se sentiría sola y marginada, sería una reina sólo de nombre, sin el corazón del rey o el poder de la alta sociedad.

Entonces... las damas de compañía resoplaron con exasperación.

"Por favor, haga algo al respecto, Señorita ShengZu."

"Aunque no pueda deshacerse de él, al menos debería destruirlo."

"No debe permitir que ese hombre la despoje de su posición en la alta sociedad."

ShengZu se veía pálida y sonrió con tristeza.

"¿Qué puedo hacer? Si nuestra relación no es buena, otros países y sus ciudadanos se reirán de nosotros. Si soy hostil hacia él en secreto, el Rey me odiará. Además, ahora mismo... ya no tengo ningún poder."

Cuando Jin estaba hablando con mis damas de compañía. Inesperadamente, el propio Vizconde Kim vino a verme.

"Consorte JiMin."

El Vizconde Kim me miró con ojos temblorosos, y torpemente se arrodilló sobre una rodilla para saludarme.

"No esperaba verte aquí."

Él dudó como si no supiera qué decir.

Quise ayudarlo a levantarse, pero el Vizconde Kim sacudió la cabeza y dijo,

"He venido para mostrarte mi gratitud."

No lo había hecho con la esperanza de ser recompensado, pero lo acepté en vez de negarme.

"Gracias."

Aunque todavía no sabía en qué podía ayudarme el Vizconde Kim, ya estaba agradecido de tener a tanta gente cerca a mi en un país extranjero.

"Estoy feliz de que tú y Lord Jin estén aquí. Eso es suficiente para mí."

Sin embargo, la gratitud del Vizconde Kim superó mis expectativas.

"He traído a mis caballeros. Por favor, permítanos ser sus caballeros personales."

¿El Vizconde Kim trajo a sus caballeros?

Eso me sorprendió.

El Vizconde Kim era un noble sin territorio. Y aunque un noble tuviera una mansión en la capital, sin eso no podría levantar un ejército privado.

Pero, él tenía sus propios caballeros...