Y yo seguiré rimando
Soy viento, soy vendaval,
soy rayo de la tormenta
de la inventada afrenta
que desató el temporal.
Y lanzo olas con sal
sobre tu alma envilecida
por esa profunda herida
de quien te hizo creer
que, perdida en el ayer,
tu raza fue la elegida.
Que un pueblo hay que liberar
mientras se encarcela al hombre.
Que un pueblo es sagrado nombre
en nombre del que matar.
Que al vecino hay que odiar
en nombre de una utopía,
palabra que está vacía
producto de estafadores,
ladrones y timadores
que traen tiniebla al día.
Y traen noche a la luz
y a la noche pesadillas,
a las familias rencillas,
y clavos para la cruz
en que dobla la testuz
la dignidad humana
que, si es dignidad, no emana
de esos falsos profetas
del dolor en las cunetas,
y cabeza de avestruz.
Y yo seguiré rimando
sosteniendo que no creo
y que bandera no ondeo,
ni ideología, ni bando,
ni patria que tenga mando
que divida a las gentes
en puros y disidentes
y no simples ciudadanos,
vecinos, padres o hermanos
timados por indecentes.
Las ideas son mentira
si son muerte y sufrimiento,
y vil todo sentimiento
si es ofensa en que, con ira,
un maestro que delira
adoctrina iluminados
aprendices despojados
de cordura, empatía,
bondad o sabiduría,
contra su igual desarmado.
Y yo seguiré rimando
sosteniendo que no creo
y que bandera no ondeo,
ni ideología, ni bando...
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