Sumiso, cedo a ti
Me tomas cuando quieres por costumbre,
sumiso, cedo a ti en tu devaneo.
Consumido por tus llamas de deseo,
al derramarme en ti, ardo en tu lumbre.
Rosal que trepa, espina y hace cumbre,
devoran tus adentros mi jadeo,
desfallezco, tiemblo, amo y me mareo;
te alzas sobre mi y mi mansedumbre.
Esa herida profunda que me deja
cada mordisco, o beso, o arañazo,
o delicado roce que se inflama
con tu pasión oscura: es la reja
y cadena que me ata a tu regazo,
mi dolor, tu gozo y nuestra llama.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top