Cuando mira a la luna, a la orilla del Ulla,
todo lobo que aulla,
se refleja en el agua. Su figura y ninguna
otra más criatura, y tan solo esa una,
cuando mira a la luna,
se refleja en el Ulla cuando el aire murmulla.

La lechuza ya ulula, y ese viento que arrulla
como grue la grulla
cuando vuelve en otoño a la misma laguna,
y al final del invierno, ya se marcha oportuna
en busca de fortuna
al volver a su nido; me alerta y apabulla.

Y el crujir de las ramas y el silencio sin pausa
que amplifica la causa
del pequeño chasquido, del lejano aullido,
y amplifica el sonido
del temor y esa angustia que invade tu sueño.

Y ese frío que hiela y ese miedo que ya usa,
por razón y concausa,
del atávico grito de quien ha sido herido,
del que agrede y ha huido;
del que en tus pesadillas sigue siendo tu dueño.