Nada me es ajeno
Sé que soy un ser excesivo,
que nada humano me es ajeno.
No existen placeres, ni vinos,
que yo no probara en exceso.
Que yo con exceso he querido
y también odiado, no niego.
Que si el amor hice por vicio,
rendí también amor sincero.
Mas de nada ya me arrepiento,
ni de todo lo padecido
cuando tocó pagar por ello.
Pues ese dolor que he sufrido
son las cicatrices del tiempo
y las pruebas... de que he vivido.
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