La herida
Confieso que ya estoy acostumbrado
al dolor de esta herida traicionera,
confieso que no hay día que no quiera
sentirla palpitar en mi costado.
Inflamada en mi cuerpo lacerado
es huella del amor que se me diera,
recuerdo del tormento que sufriera,
nostalgia de mi mal de enamorado.
Mas no mata ese daño, mucho o poco,
sino que es su ausencia quien arrebata
la vida de quien ama con denuedo.
Caer, llorar, amar; ¿quién es el loco
que, por temer sufrir, vida no cata?
De no padecer más yo tengo miedo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top