Finisterre


El mar rompía con fuerza
en el cantil de mis ojos;
las olas, en vuelo alto
hasta su cielo petróleo,
jugaban a suicidarse
bajo relámpagos rojos.

Y la sal era espuma,
y el aire olía a ozono,
y los pájaros no estaban,
y el viento estaba en todo.

Y en el cantil de mis ojos
rompió mi alma con fuerza;
y yo me llevé las manos
directas... a la belleza.

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