3. Volver a sonreír

~3~

Tengo que convencer al funcionario. Me saco la chaqueta apoyándola en mi brazo y avanzo por los pasillos de la C.E.E.R, encontrándome con Gavrel, el cual me da unos papeles, así luego entro a mi oficina. Apoyo mi saco sobre la mesa y miro los documentos. Todo en orden como siempre, si esto no es ser estable, no sé a qué se pueda referir. Si podría reunir a varias personas que están a mi favor y muestren sobre esto, quizás podría funcionar. Algo más técnico sería eso. Llamo a mi secretario, el mismo que me dio los papeles y se adentra al despacho.

―¿Quiénes están de mi lado Gavrel? Necesito nombres.

―¿Convencerá al funcionario con otra personas? ―pregunta incrédulo.

―A la oposición ―lo corrijo.

―¿Qué es lo que le pidió Hedeon?

―Demostrar que soy estable ―levanto el documento que me dio ―parece que con estos papeles no es suficiente y no tengo el carisma que todos desearían como líder.

―La gente conoce su historia.

―No es suficiente ―dictamino ―no para prevalecer.

―Quizás lo que le hace falta es abandonar esa terquedad.

―¿Me estás faltando el respeto? ―indago indignada.

―No, ¡Para nada! ―se sobresalta y luego sonríe tranquilo ―solo digo que necesita vacaciones.

―¿Y eso cómo me ayudaría?

―Dijo que necesita convencer a esas otras personas, a la oposición, entonces si va a reunirlos con la gente que está a su favor, debería hacerlo en un ambiente que no trasmita lo que siempre demuestra.

Me lo pienso.

―Buena opción, ahí le demostraría al funcionario lo que soy capaz de hacer. No es una mala idea Gavrel, gracias ―sonrío y él se sobresalta de nuevo.

―Usted...

―Sí, a veces sucede... ―vuelvo a mi rostro sin expresión ―ser más natural es complicado, pero no imposible.

―Ser espontanea, eso debería intentar ―sugiere.

―Lo intento.

―Relaje esa rigidez y tome estas vacaciones en serio ―aconseja.

Asiento, entonces al ver como se retira, me concentro en el lugar al que debo decidir viajar y llevar a estas personas. Reviso la computadora hasta que encuentro el indicado. Un hotel frente al mar en una playa paradisiaca, piscina, masajes, de todo. El lugar ideal.

Los días pasan y llego el momento de la verdad. He invitado a todos, a la oposición, a quién está a favor, incluso a Gavrel porque se lo merece, él me dio la idea, y al más importante de todos, Hedeon. El funcionario debe ser convencido hoy mismo de ser necesario, mejor dicho es indiscutible, tengo que lograrlo, aunque sin olvidarme de considerar dejar que fluya la espontaneidad.

―Me gusta su... ―opina el funcionario sin dejar su copa de lado, observando a la piscina mientras se concentra en la definición idónea ―sinceridad. Sí, esa es la palabra correcta, sinceridad ―repite ―. Otras personas, hubieran fingido, como por ejemplo tener una familia, eso demuestra estabilidad, aunque a veces eso no es nada. Por esa razón, creo que ha tomado una decisión acertada ―me mira y sonríe ―. Ahora hay que ver qué sucede con los demás ¿podrá lograrlo?

―Afirmativo ―digo directo.

Se ríe.

―Veremos.

Puede que sea una prueba o que quizás no me crea, de todas formas debo lograr demostrar que sirvo para este puesto y a la vez que en realidad soy como todos. No puedo forzar una sonrisa, tengo que volver a sonreír como lo hice antes, ser más natural y olvidarme por un minuto de mi entrenamiento. Tendría que ser fácil, pero siento que serán las vacaciones más largas de mi vida. Aunque se supone que son las verdaderas, no es como si hubiera tenido unas antes, solo eran trabajos y me concentraba en hacerlos nada más. No tengo idea de cómo no estar pendiente de mis objetivos.

―Gavrel ―llamo a mi secretario ―. Mis conversaciones son más automáticas de lo que pude comprobar ―le comento lo que he hecho este último rato, para así buscar consejo ―son falsas y solo sirven para mis misiones y buscar información, no logro ni saber lo que quiero decir.

―Quizás se está concentrando demasiado en ello ―opina.

―Mi mente en blanco no existe ―observo a cada invitado con detenimiento.

―Pruebe esto ―señala a uno de los que está en mi contra ―cuéntale de ti, háblele de su vida.

―¿Así sin más?

―Bueno, no tan así, pero es un comienzo ―mueve los hombros ―. Lo que sucede es que, usted ya es como es, no puede cambiarse, así que si esto debe tratarse de confianza ¿por qué no contar sobre sí misma?

―Cuánta sabiduría ―opino conforme pero aun sin expresión ―¿de dónde la sacas?

Sonríe.

―Es mi trabajo.

―Si todo esto sale bien, te daré un aumento.

―¿Y si sale mal? ―exclama asustado.

―No pasara nada, valoro tu desempeño, más allá del resultado.

Asiente y me voy directo hasta la persona que me señalo. Tengo una larga conversación, luego de esta, hablo con otras personas más y hasta creo que está funcionando. La confianza es libertad, eso es lo que necesitaba. Esa era la palabra correcta, la que debía guiarme y la encontré. Gavrel tendrá ese aumento incluso aunque no gane esto, se lo merece.

―Felicidades ―se acerca Hedeon hasta mí ―. Estoy muy satisfecho.

―Entonces ¿Me brindara su apoyo y ayudara a la C.E.E.R?

―Tendrás mi respuesta en unas horas, a no impacientarse ―asiente y veo como se retira.

Me despido de todos, entonces días después, cuando regreso a la organización y estoy reunida con Gavrel en mi despacho, el cual me entrega la carta, que me llega del funcionario, descubro su respuesta.

―¿Qué dice? ―pregunta mi secretario que es ya casi como un amigo.

Levanto la vista.

―"Aprobado" ―no reacciono.

―Lo ha conseguido directora, ¡Felicidades!

Una verdadera sonrisa se forma en mi rostro.

―Sí, al fin.

Las cosas se ponen en su lugar cuando uno menos se lo espera y estás son las mías, protegeré esto como sea, desde ahora la felicidad también es importante para mí.

El Fin.

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