30) Los Juegos del Humor - Audición 'La Odisea de Estar Comunicada'


Alexandra Pizarro entró en la cocina de la residencia estudiantil con una mochila de viajero y empezó a cargar en ella comida y botellas de agua como para emprender una expedición. Sus compañeros la observaban incrédulos mientras tomaba todo a su paso sin importarle a quién le pertenecía.

—¿Qué hacés? ¿Qué está pasando? —La detuvo uno de ellos, preocupado.

Ella, muy angustiada, apoyó la mochila sobre la mesa, miró a los presentes, y les dijo:

—Perdí el celular. Ya busqué por todos lados y... creo que se cayó debajo de mi cama. —Sus compañeros se sobresaltaron y a Ale se le piantó un lagrimón.—. No soporto estar desconectada, así que voy a meterme bajo la cama para recuperarlo, y ¡quién sabe cuándo volveré!

—Si volvés... —agregó una de sus amigas, consternada.

—No vayas, por favor, es muy arriesgado —le rogó otra.

—No vale la pena poner tu vida en peligro así —secundó el primero.

—No entienden, mi vida entera está ahí. A mí no me importan esas minucias que la gente llama riquezas, sino que mi felicidad está las redes sociales, los miles de followers y las selfies potras con filtros de Instagram. Y por eso estoy dispuesta a entregarlo todo.

Sus compañeros la ovacionaron de pie por su determinación y valentía, y uno de ellos se ofreció a acompañarla, si ella le permitía trasmitir en vivo la travesía.

—No, no voy a permitir que se pierdan más vidas que la mía —lo rechazó y se despidió de todos—. Deseénme suerte y, si no regreso, avísenle a mi familia lo que pasó.

Caminó por el pasillo que unía todas las habitaciones con la cabeza en alto, dispuesta a aventurarse a lo desconocido y haciéndole honor a los dos conquistadores por los que fue nombrada Alexandra Pizarro, mientras los habitantes de la pensión le entregaban a su paso abrigo, linterna, picana y gas pimienta.

Se detuvo bajo el umbral de su habitación, suspiró profundo ante la mirada atónita de sus amigos, y entró. Se acercó a la cama, levantó el acolchado que rozaba el suelo, apretó la linterna fuertemente entre sus manos y...

Un tentáculo violáceo con ventosas amarillentas se asomó, le sujetó una pierna, y jaló de ella, arrastrándola a las profundidades del reino de la oscuridad.

Un grito agudo y extenso espantó a los curiosos que esperaban en el pasillo el regreso triunfal de la valiente guerrera.

La cama se sacudía como si fuera la arena de batalla de un enfrentamiento épico, cuando Sarahí, la compañera de cuarto de Ale, se agachó en frente para comunicarse con ella.

—ENCONTRÉ TU CELU EN EL LAVAMANOS DEL BAÑO —le gritó.

Y, en seguida, Ale emprendió su retorno a la habitación. Sarahí la tomó de la mano para ayudarla y con una escoba golpeó los tentáculos que no la querían soltar.

Ale abrazó a su amiga una vez fuera, contempló los rasguños en su piel por un momento, y luego se tomó una selfie para contarle al mundo que había sobrevivido.

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Dedicado a sandoraescribe por avisarme de este reto.

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Con este relato fui seleccionada para participar de Los Juegos del Humor 2020 de Humor-ES, representando al distrito Parodias.

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