Tamara lucía un vestido rojo a lunares blancos el primer día de clase. Tenía seis años y su única preocupación entonces eran las muñecas Barbie que se dedicaba a coleccionar.

Tenía una gran casa de muñecas en su habitación que era tan alta que sin ayuda de un taburete era incapaz de llegar a los pisos superiores.

Estaba orgullosa de aquella casa y, mucho más de las muñecas que vivían felices con sus ropas impecables y melenas brillantes.

Además de jugar con sus muñecas, a Tamara le gustaba leer cuentos y jugar con otras niñas a las casitas.

Era una chiquilla encantadora y risueña, sus rizos castaños rojizos siempre caían perfectamente sobre sus hombros como una cascada y sus vestidos siempre lucían increíbles en su pequeño cuerpecito.

A sus padres les encantaba presumir de su hijita perfecta y a ella le encantaba que le dijeran lo guapa que era.

Pero, un día, en el colegio, Marcos, el niño más guapo de la clase, le regaló una flor medio marchita que había arrancado del jardín de su casa la mañana anterior y, Tamara, en aquel momento, se sintió la niña más afortunada de todas pero, Carlota, quién aseguraba que el chico era su novio, quiso recuperar lo que era suyo y, harta de que Tamara siempre se llevara todos los halagos, decidió cargarse la felicidad de la pequeña con algo tan aparentemente inofensivo como un rumor.

Lo que no sabia ella era que ese rumor le daría muchos más problemas de los que esperaba.

Al día siguiente cuando Tamara llegó a clase pulcramente vestida se dirigió a su grupo habitual de amigas y, cuando las saludó estas la miraron con muecas de asco y, sin dirigirle la palabra, se marcharon.

La niña sintió una punzada en el corazón y, al ver que sus amigas no le daban niguna respuesta, repitió el proceso con otros grupos. Pero ni siquiera Marcos, quién le había regalado una flor, le respondió.

La niña se alejó de los demás y se metió en un baño para ocultar su pena a los demás, como su madre le había enseñado y, cuando otra niña entró en el baño, Tamara decidió preguntarle.

-¿Es que no lo sabes?-preguntó la niña- Carlota dice que te comes los mocos.

Tamara no daba crédito a lo que escuchaba y, a pesar de que trató de desmentir lo que aquella odiosa niña había dicho de ella sólo un par de niños la creyeron.

Pero pronto nuevos rumores inventados  viajaron de boca en boca y cuando Tamara parecía levantar cabeza Carlota inventaba un nuevo rumor que la hundiera y le diera protagonismo.

Así que, pronto, Tamara, la niña perfecta de preciosos vestidos y sonrisa radiante que siempre solía rodearse de gente comenzó a convertirse en una niña triste y solitaria. Y, a pesar de ser tan hermosa como sus padres le habían prometido que sería, cambió los vestidos coloridos por anchas sudaderas tres tallas más grandes, los zapatos de charol por deportivas y las sonrisas por indiferencia.

Nada le importaba, nadie le importaba, ni siquiera ella misma.
Era una autómata.

Empezó la secundaria y Tamara se cambió de colegio así que, un día, decidió quemar todas sus sudaderas e intentó volver a ser aquella niña alegre de antes.

Pero, el daño ya estaba hecho y, por mucho que ella lo negara, la pequeña que sus padres recordaban con nostalgia se había ido. Y, aunque Carlota ya no estaba en su vida, la sentía más presente que nunca.

La veía en las cuando otros excluían a alguien, cuando se burlaban y criticaban las imperfecciones y actitudes de sus compañeros y, sobretodo, cuando un nuevo rumor llegaba a sus oídos.

Pero Tamara decidió señalar cuando los demás lo hacían, reírse de las desgracias de otros y burlarse de la gente que no era como ella. Por que Tamara tenía miedo de que le hicieran lo mismo a ella, tenía miedo de quedarse otra vez sola. Y, sin darse cuenta, la joven se había convertido en Carlota. Y,  a pesar de que su imagen siempre era perfecta y su sonrisa deslumbrante, por dentro estaba podrida.

Rota.

Pero no decidió cambiar las cosas. Estaba demasiado asustada.

Así que Tamara, la niña de vestidos rojos y lunares blancos, decidió perderse a si misma.

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Hola!!! Espero que os haya gustado este relato. Tengo pensado escribir más historias de este tipo así que, "Tamara" es la primera de la serie "Broken" (Roto) dónde me pondré un poco más seria y trataré asuntos un poco más alejados de la fantasía y más cercanos a la realidad.