Versión corta de La Rosa del Muro, de 250 palabras para el concurso de microrrelatos de Sweek, MicroCorazón.

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Un hombre enamorado andaba distraído por la calle.
Ansioso, quería descubrir qué debía hacer para que su amada lo perdonara por olvidar San Valentín.
Ella no sabía que su amor no entendía de fechas comerciales.

"Se aproxima lluvia", susurró el viento, y batió las rosas de un jardín.

El enamorado volteó a ver el escándalo que hacía el viento, y le llamó la atención una rosa que parecía crecer en lo alto del muro.
Tan blanca, tan pura, tan angelical que le recordó a su amada.

Elegante y majestuosa se erguía una rosa blanca en lo alto del paredón.
La luz de la luna se reflejaba sólo en ella opacando al resto del rosal.
Desprendía la más exquisita fragancia y el viento la ayudaba a esparcirla más allá de los confines de su jardín.

"Robáme y ella te querrá", pensó que le decía la rosa.
Hipnotizado y extasiado, él se acercó al muro.
Rápido, calculó cuánto tendría que saltar.
Sostenido con una mano, alcanzó la rosa con la otra.

La puerta de la casa se abrió, y el propietario gritó: ―¿Quién anda ahí?

El enamorado, asustado, arrancó la rosa de un tirón, se soltó y echó a correr.
Apretujó la rosa contra su pecho para protegerla de la tormenta, y corrió hasta la casa de su amada.

***

Enojada ella abrió la puerta.
Al sacar la rosa marchita, él se avergonzó.
Pero en el rostro de ella se le dibujó una sonrisa.

―¿¡Cómo supiste que las rosas blancas eran mis favoritas?!