SALVADOR

¿Cómo podría empezar? Supongo que contando mi vida. Pero no creo que os interese la historia de un empleado de banca. Sólo contaré que mi nombre es Salvador y estoy soltero. Empezaré por el día que cambió mi vida: 23 de Abril de 2015.

-¡Hombre, Salva! ¿Dónde te has metido?

Preguntó Paco tras la barra del bar.

-Arreglando los papeles de la jubilación.

-¿Cómo? -Preguntó Manolo, el dueño del bar, mientras preparaba un café con leche; mi bebida vespertina de  invierno. -¿No iban a trasladarte a otra sucursal?

-Eso decían, pero al final me han dado la liquidación.

-Otro más a la calle. Los bancos no tienen vergüenza, deberían ser el motor del barco que saque la economía a flote y lo que hacen es hundirla más. Casi peores son los parados. Cuando somos jóvenes, nos comemos el mundo. Pero a nuestra edad, en vez de explotar nuestra experiencia, nos sentamos en casa a chupar del bote.

Manolo tiene menos sensibilidad que un erizo, por enésima vez soltó la perorata habitual cuando se entera de un parado más. Paco se calla, trabajaba en una fábrica de coches que redujo personal. Manolo le sugirió que montara un taller con la indemnización. Pero Paco no se atrevió. Yo respondí:

-Manolo,  ¿no insinuaras que monte un banco?

-Claro que no. Pero puedes asesorar a empresas.

-No es mala idea. No quisiera estar todo el día ocioso.

La conversación se interrumpió porque empezaron a llegar algunos clientes. Yo me quedé viendo un concurso en la tele. Yo podría participar, acertaba casi todas las preguntas.

Los tres somos amigos desde el colegio. Ellos están casados, me presentaron a amigas de sus novias de entonces y esposas de ahora. Debo ser demasiado exigente para escoger y no me comprometí con ninguna.

Mientras yo cenaba en el bar, tomé nota de la combinación ganadora de la primitiva. Jugamos a medias una múltiple y yo solo una de una apuesta.

-Salva, ¿ha tocado algo?

-Sí, tenemos tres.

-Algo es algo. Tenemos para jugar y celebrar. ¿Y la tuya?

-No la he mirado todavía. 

Paco se extrañó: -Con tu memoria. . .

-Cállate. -Ordenó su jefe.

Esperamos a que el local se vaciara y Manolo lo cerró y preguntó:

-Salva, ¿tienes algo que celebrar?

-Sí. Podemos tomar lo más caro que tengas. Tengo pleno.

-Y hoy hay bote. ¿Qué vas a hacer con tanto dinero? -Preguntó Paco.

-Resolver el paro.

Manolo prosiguió: -Vamos por partes. ¿Cómo puedes estar tan tranquilo?

-La procesión va por dentro. Mi corazón quiere salir a pasear.

-No puedes contratar a tantos millones. ¿Qué has planeado?

-Tus charlas me han dado una idea. Voy a dar créditos a parados para que monten un negocio contratando por lo menos a un parado .

-Lo veo muy arriesgado, puedes perderlo todo.

-No tengo familia. ¿Qué otra cosa puedo hacer con tanto dinero?

-Viajar, disfrutar.

-Voy a hacerlo y voy a daros. Aún así no me queda vida para gastarlo todo.

-¿Cómo vas a hacerlo, no irás a poner un anuncio?

-Claro que no. En el barrio conocemos a varios parados. Empezaré por ellos y después iré ampliando el círculo.

Paco comentó: -Dinero llama a dinero. Has visto más dinero en una semana que nosotros juntos en toda nuestra vida.

-A mí no me metas. Yo aquí habré visto millones.

Repartí el dinero en dos cuentas. Calculé lo que podría gastarme hasta los cien años y lo ingresé en la cuenta donde cobraría la pensión. Abrí otra cuenta donde guardé el resto tras dar a mis amigos diez mil euros. Yo estaba dispuesto a darles mas, pero ellos se conformaban con eso.

El siguiente paso fue visitar a mi vecino de piso. Tiene 50 años y trabajaba de dependiente. Tiene un hijo y una hija que siguen buscando su primer empleo. Jorge, ése es su nombre, ya era un parado de larga duración y no cobraba nada. Los únicos ingresos los traía su esposa trabajando en una peluquería. Nos saludamos y me invitó a pasar. Toda la familia estaba en casa.

-Salva, ¿es verdad que te has jubilado?

-En efecto. Me han dado una buena indemnización y me acordé de vosotros. Puedo daros un préstamo para que monteis vuestro negocio. Os asesoraria en temas económicos, lo que yo cobre servirá como cuota del préstamo.

-Gracias. No sé qué decir.

-Por ejemplo que aceptas, que buscarás un local y me dirás cuánto necesitas.

Abrieron dos negocios: ellas una peluquería y ellos una franquicia de una operadora telefónica. Les sugerí que hicieran cupones descuento por fidelidad para ambas empresas y consiguieron muchos clientes.

La segunda cuenta descendió en los primeros meses, pero las cuotas fueron acrecentando esa cuenta.

2015 fue año de elecciones. La izquierda ganó las municipales. Yo pude guardar el secreto durante casi todo el año. Pero el último día de campaña de las generales, cuando fui a cenar al bar, Manolo me presentó a un periodista.

-He estado investigando y las pistas me conducen a usted. Su amigo me lo ha confirmado. Se rehusaba, pero le planteé esta cuestión: Usted ha creado más de un millón de empleos. El gobierno lo ha tomado como éxito propio. En sus manos está decidir quién ganará pasado mañana.

-Yo voté al gobierno actual. Creía que sólo ellos podrían sacarnos de la crisis. Pero me arrepiento de haberlo hecho,  por la corrupción. Estoy dispuesto a responder todo lo que me pregunte.

Mi entrevista fue la bomba. Se publicó el día de reflexión y decidió el futuro gobierno. Por cierto, el nuevo presidente del gobierno me ofreció el ministerio de Trabajo y acepté.

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