Cuento de Navidad


La posguerra fue una mala época para vivir en España, Francisco y Rosalía tenían dos hijos; Santiago con veinticinco años, militar y Domingo con quince. Vivían en Verín, provincia de Orense, Galicia. Domingo tuvo que acompañar a sus padres, que emigraron a Buenos Aires porque el racionamiento y los desastres de la guerra hicieron mella en el pequeño negocio familiar de ultramarinos. Allí fundaron una despensa, como llaman allí a la tienda que mejor conocen.

Domingo pasaba todo el día en la tienda, incluso los festivos, sólo salía para dormir. Su ocio era su trabajo, no le atraía ninguna afición. Se hizo hombre con la única compañía de sus padres y los clientes en el escaso tiempo que estos visitaban la tienda. Nunca quiso tener pareja.

Sus sugerencias de cómo llevar el negocio tuvieron tanto éxito que su padre decidió encargarle la dirección del mismo. Tuvo la oportunidad de ampliar el negocio porque el local adjunto se quedó libre. Transformó la despensa en un supermercado. No era de extrañar que amasara una inmensa fortuna a lo largo de su vida.

Tenía cuarenta y ocho años cuando perdió a sus padres el mismo año de 1973. Su hermano mayor había permanecido en España por su carrera militar, se casó antes de la marcha de sus padres y hermano. Viajó a Buenos Aires en muy pocas ocasiones, pero se escribían a menudo. Fue a dar a sus padres su último adiós y conversar con su hermano:

—Domingo. Aquí no te queda nada, vuelve conmigo.

—Estás en un error, tengo un buen negocio.

— ¿Para qué lo quieres si estás solo? Puedes inaugurar otra tienda en Madrid, yo vivo allí.

—Madrid, no es tanto como esto, pero también es grande. Lo que no quería era morirme de hambre en el pueblo. Vuelvo contigo.

Domingo continuó su misma rutina de aislamiento. No visitaba a su hermano, aunque vivía cerca, incluso su hijo pequeño Pablo empezó a trabajar para él.

Pablo era un joven competente y trabajador, ideal para la mayoría de los empresarios, pero no para su tío tan exigente. Pablo aguantaba por ser joven y porque siempre le ha gustado su trabajo. Ahora soporta la tacañería de su tío porque hay crisis y sería difícil encontrar algo mejor.

Pablo estaba casado y tenía hija e hijo. Su esposa siempre se ha quejado de que su tío le tuviera casi como un esclavo en el súper.

Mira por dónde, Pablo descubrió la fecha de nacimiento de su tío. Ya llevaba trabajando muchos años para él y jamás supo el día de su cumpleaños, porque no lo celebraba. Ese día es el 1 de Mayo, día del trabajo. Para colmo, signo zodíaco de Tauro, tal vez el más avaricioso.

Domingo recibió su primer regalo de cumpleaños cuando cumplió 65, por parte de su sobrino Pablo y aconsejado por su esposa, era el libro "Cuento de Navidad" de Charles Dickens. También es el primero que haya leído. Se identificó con el personaje de Ebenezer Scrooge, sin ofenderse con su sobrino, sino agradecido por mostrarle al ser humano en que se había convertido. Temía recibir la visita de los fantasmas y decidió cambiar. Abandonó su aislamiento para disfrutar de la compañía de sus pocos familiares.

Confió su empresa a Pablo, quien ya había demostrado ser responsable y capaz de dirigirla. Así podría tener tiempo para su nueva afición, la lectura. Sin descuidar las visitas a su hermano y sobrinos, a quienes les costaba creerlo. Repartió su fortuna entre ellos e hizo obras de caridad a los más necesitados.

Ahora, Domingo es un anciano feliz y querido por sus beneficiados.


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