Oso de peluche

El rubor natural que relucía en las mejillas de Hange acompañando su sonrisa y el brillo en sus ojos mientras jugaba, habían convertido ese momento en la imagen favorita de Moblit para resguardar en una sutil fotografía tomada con su celular a escondidas de su amiga. Los dos habían salido junto a sus amigos más íntimos para conocer el nuevo centro de videojuegos que habían abierto en la ciudad, dispuestos a competir en cada uno de los juegos para que el ganador fuese el que se quedara con todos los tickets obtenidos para cambiar por un premio.

Como era de esperarse, Levi, Hange y Erwin fueron los que se tomaron en serio la competencia al grado de casi olvidar que eran amigos con tal de ganarle al otro, siendo Mike, Nanaba y Moblit quienes se dedicaron a observar y fungir como árbitros en aquellos juegos donde era difícil decidir quién había ganado, cómo en el de encestar la canasta ya que los tres habían obtenido la misma puntuación. Al final del día Erwin quedó en primer lugar mientras que Levi y Hange empataron en el segundo puesto.

—Pediré el premio mayor —dijo Erwin mientras terminaba de contar los tickets que habían juntado—, pero descuiden, les daré 50 tickets a cada uno para que los cambien por un dulce.

Aquel comentario ofendió a Levi al grado de darle a Erwin un golpe en el brazo antes de arrebatarle los tickets que le prometió, haciendo reír a los demás por su reacción. En cuanto a Hange, tomó sus tickets y se acercó al mostrador de la tienda para intercambiarlos por una barra de chocolate y un anillo de caramelo, mientras que Erwin intercambió sus boletos por un par de sables de Star Wars y una máscara de Darth Vader.

—Estás frustrada, ¿cierto? —preguntó Moblit a Hange al notar la decepción en sus ojos mientras recibía su premio.

—Erwin no tenía porqué darme esos tickets, así que pudo haber sido peor.

—Eso no quita el hecho de que estés enojada.

—No estoy... no, sí lo estoy —repuso haciendo que Moblit sonriera por el tono de voz que usó—. Sé que fue una competencia y estoy muy feliz por Erwin.

—¿Pero..?

Hange dejó salir un suspiro.

—De verdad quería ese peluche —respondió señalando al gigantesco oso café que colgaba en la exhibición trasera del mostrador.

El ligero puchero que Hange esbozó hizo que el corazón de Moblit palpitara con fuerza, provocando que una idea llegara a su mente al instante.

—Ven conmigo.

Tomándola de la mano los dos se acercaron a las máquinas de garra, específicamente a aquella que estaba repleta de pequeños peluches. Moblit observó detenidamente cada uno de ellos hasta que logró encontrar a un pequeño oso café entre ellos; del bolsillo trasero de su pantalón sacó una moneda y la insertó en aquella máquina para comenzar la cacería del osito, consiguiendo atraparlo hasta el tercer intento.

—No es tan grande como el que querías, pero...

Moblit le entregó el osito a Hange cuyo rostro se ruborizó completamente al recibirlo, ocasionando que Moblit igual se sonrojara al darse cuenta de lo que había hecho. Hange quería agradecerle por el gesto, era algo que jamás imaginó que hiciera, pero las palabras se habían esfumado de ella ya que por más que trataba no podía hablar.

Justo cuando Moblit estuvo a punto de decir algo, Hange se acercó a él para dejar un beso sobre su mejilla, paralizado al chico y provocando que ambos se avergonzaran aún más que antes. Dejando salir una risa nerviosa, Hange se dio la media vuelta, sosteniendo al osito con fuerza.

—Moblit.

—¿Sí?

—Creo que me gustas —confesó para girar el rostro hacia él, dedicarle una sonrisa y alejarse corriendo para reunirse con los demás.

Moblit permaneció en silencio asimilando lo que había ocurrido y, sobre todo, lo que Hange había dicho, sintiendo que una sensación de calidez poco a poco lo iba a invadiendo teniendo su origen en el corazón.

«Creo que tú me gustas también.»

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★ Fecha: 04 de mayo 2023.
★ Tiempo: 57 minutos (22:54–23:51).
★ Extensión: 668 palabras.


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