12:30 am, en medio del mar abierto, me encontraba pescando con un amigo, en un bote con un motor también pequeño.

La marea lo movía de lado a lado, pero no sentía mareos, tampoco náuseas, no me afectaba en nada, por qué tenía más de 20 años haciendo este trabajo.

Decidí encender un cigarrillo, mientras lo fumaba relajado, ya con mi caña lista para pescar, de pronto mi compañero grita;

-¡¡¡Es grande!!! ¡¡¡Dios mío!!!

Yo solté mi caña y fui a ayudarlo. Lo tomé por los hombros, luego lo abracé, pero él estaba totalmente asegurado al bote, el animal que tenía enganchado jalaba muy fuerte y entre los dos era extremadamente difícil, lograr mantener por mucho tiempo semejante presión.

En ese vaivén, entre animal y nosotros, recibimos un increíble tirón, que hizo romper el nylon de la caña de mi compañero, y con esa intensidad caímos de espaldas dentro del bote. Los dos nos miramos el uno al otro, y no entendíamos qué tipo de bestia se había enganchado a la caña.

Todo quedo en silencio, y solo se escuchaban las pequeñas olas del mar, pegando en los laterales de la embarcación.

Ese silencio tan solo duró unos segundos, por qué en ese mismo instante sentimos un estruendo bajo el bote, escuchamos un fuerte rugido, ahogado por el agua del mar, nos pusimos de pie y a lo lejos miramos como una enorme criatura emergió de las profundidades.

Muy asustados nos dimos cuenta que se acercaba hacia nosotros, y la pudimos ver detalladamente, por los rayos de luz que emitía la luna llena en su escamado cuerpo.

La voy a tratar de describir, era de un color verde oscuro, tenía grandes escamas, sus ojos eran enormes, no sabíamos si tenía aletas o brazos con escamas, por qué con ellos lograba aferrarse al bote, y tenía tantos dientes que era difícil ver la forma de su boca.

Nosotros estábamos muy asustados como para ponernos a tratar de atacarlo, sabíamos que no tendríamos ningún tipo de posibilidad ante semejante engendro.

Después de un corto tiempo, relativo corto tiempo que parecía una eternidad, el monstruo hace un rugido horrible, tan fuerte que nuestros tímpanos casi estallan y el agua con sangre que salía de su boca salpicaba nuestros rostros.

En ese instante, pasaron por mi mente tantas cosas; nos iba a devorar, iba a voltear el bote, o que simplemente no lo íbamos a contar a nuestros familiares.

Después de ese rugido infernal, el animal escupe el anzuelo lleno de sangre dentro del bote y este cae frente a nuestros pies.

«El monstruo nos mira con un increíble odio que se reflejaba en sus ojos, y simplemente se marchó a las profundidades del mar»

Notas del autor: