11 | La decepción no miraba edades

11 | La decepción no miraba edades

—Abuela, ¿sabes por qué, algunas veces, nos decepcionamos de las personas?

A la mujer de cabello ceniza y manos arrugadas le pareció irónica la pregunta de su adolescente nieta, y no porque fuera absurdo que a sus quince años pensara eso, sino porque resultaba triste como la decepción no miraba edades.

—Porque nunca terminamos de conocerlas, mi niña.

-Andrea Ramos.

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