Borrador 21.
Una y otra y otra mas calló de un cielo oscurecido, mojaba sus ropas y encubrían su tristeza, mezclándose con el clima que ensombrecia sus lágrimas.
-Creo que... Cambiará.- terminó diciendo con un hilo de voz, bajando paulatinamente y despacio su cabeza hasta quedar viendo como por sus zapatillas el agua era colada hasta congelar y mojar sus pies estáticos en el piso.
No se quería mover y no tenia intenciones de hacerlo a pesar de la brisa y la fuerte lluvia que parecía no acabar.
-¡Oiga! ¡Usted! ¿¡Que hace en medio de la lluvia!? - gritó un hombre que estaba bajo un paraguas que se encontraba casi corriendo hasta que descubrió a la chica bajo la lluvia sin protección.
-Solo... Nada- en su mirada, al tenerla frente a él, no veía algo que le indicara que estaba del todo consciente.
-¿Se siente bien?- la chica levantó la vista y lo miró a los ojos.
-Si.
Miró a otro lado comenzando a caminar sin notar los grandes charcos de agua que habían por todo su camino.
La chica dejó de hacer presión en su brazo y un líquido rojo comenzó a caer de a poco hacia el piso.
Se detuvo momentos antes de que un auto la arrollara.
-Nada más- una bocina a lo lejos se hacia mas cercana. No cambió de dirección su mirada y continuó.
La sangre casi no parecía notarse mas allá de un suave cambio en el agua que llevaba a la alcantarilla.
No parecía que nada se quedara fijo, para ella, todo parecía moverse y deshacerse con facilidad, tan rápido como las gotas que caían de las nubes.
-¡Wujuuu! ¡Eso es! ¡Que gran día! - salió gritando por ese mismo sitio un chico por la ventana de un auto en movimiento que parecía ir borracho. Gritaba y gritaba sobre que era el mejor día de su vida y que nada podría arruinarlo. A pesar de que no modulaba bien sus palabras era la intensión lo que contaba. Su amigo a su lado, trataba de calmarlo y entrarlo al auto mientras conducía lo mejor que podía con el corazón en un hilo.
-¡Vamos! ¡Entra! ¡Es suficiente! Te puedes caer y yo seré responsable de eso, no quiero serlo - evadió por centímetros a la chica que iba pasado casi por delante de sus narices. Aquella que iba herida pero nadie parecía notarlo mas que ella misma por los recuerdos en su spiquis.
El chico que conducía no vió nada que le pareciera fuera de los normal, a pesar de ver a la chica deambular por en medio de la calle, y lo dejó pasar por pensar que probablemente solo estaba drogada o fumada.
-¡Lo siento!- gritó a lo que suponía que la chica había escuchado.
Mientras que la chica se sentaba en una banca sin importar los escalofríos que recorrían su cuerpo constantemente.
-Bien- lamió sus labios mirando de nuevo solo al frente- Creo que en serio, cambiará. Esto será distinto- dijo con monotonía y con un suspiro cansado cayó sobre la madera húmeda que seguía siendo el colchón que daba impacto a la lluvia.
Cerró los ojos y por la apariencia se sospechaba que no había respiración.
El chico al terminar de rodear la plaza central giró la vista a la chica que se veía inconsciente en la banca. Detuvo el auto y su amigo borracho, paró de gritar a quejarse por todo.
-¿Qué estás haciendo? Vuelve aquí, no te atrevas abandonarme, bastardo- pretendía decir en su cabeza.
El chico que conducía se acercó com cierta curiosidad y precaucion a la chica que él pretendía muerta.
-Hey, oye - le tocó el hombro h quedó mas empapado.
Aun la lluvia no paraba de caer cuando el muchacho en una rápida consideración la montó a su hombro como pudo y la subió al auto con las muchas preguntas que hacia su amigo en la parte trasera del auto.
-¿Quién es ella? ¿Por qué la subiste a mi auto? ¿A dónde vamos?
El conductor designado no le respondió con siquiera un gesto, solo condujo con la esperanza en su mente que estaba la siguiente frase "Que ojalá siga con vida" o también "Ella está bien ". No la conocía, nunca en su voda creía haberla visto, pero sentía preocupación y empatia hacia la chica.
Aún con el tiempo que había pasado, la chica en su mente solo recordaba ese momento. Tal momento que la dejó bajo la lluvia, justo en medio de un terreno que estaba vacío, con el viento chocando y causando estragos naturales que se deducían a no dar importancia.
-Oye ¿Cómo te llamas? ¿Chica? ¿Me escuchas? - el chico desesperado golpeaba con suavidad su rostro para que reaccionara. Lo que no lograba y hacia temblar sus manos al volante.
¡Boom! El disparo que provocó todo creía oírse en su interior.
¡Pip, Pip, Pip! Sonaba con rapidez el monitor de pulso cuando un ataque cardiaco estaba en proceso en la cama del hospital cuando el chico suspiraba y miraba por la ventana todo lo que pasaba con cara angustiada.
-Muy buen trabajo muchacho- tocaron su hombro y este se volteo a ver al medico que lo felicitaba por lo que había pasado- No todo el mundo haría eso.
-Solo hice... - seguía el monitor con el Pip que pensaba que podría explotar en cualquier segundo, que lo tenia inmotozado y con un removimiento interno. - Lo que tenia que hacer. Y gracias a ustedes por dejar que mi amigo se quede en un camilla.
-Era lo menos que podíamos hacer... Y ¿Usted no sabe su nombre? - tenia sentido el referirse a la chica. En ese momento fue cuando todo se calmó y todos en ese cuarto parecieran calmarse por la situación.
-Casi la perdemos pero ya está estable - habló una de las enfermeras que salió.
-No, no sé su nombre. Y ya dije como pasó todo.
-¿Podría hablar con la policía al respecto?
-Claro- frotó dos de sus dedos continuamente y apartó la vista segundos después para seguir al Doctor a una oficina que cerró cuando se sentó y vió a un policía entrar a la misma sala, en la que se sentó en la mesa frente al muchacho que pensaba en las miles de posibilidades que pudieron ocurrir para terminar ahi, casi orando por la salud de una desconocida que le atraía atencion.
-Ahora chico.. Cuentame todo lo que sepas.
Y todo comienza a revivirse, una y otra vez.
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