Millones de palabras desechadas en un vano intento de representarte mediante escritura.

Llanas como las llanuras son tus comisuras; de apariencia fina y elegante.

Sujetando labios carnosos que ocultan entre ellos una sonrisa radiante que perdura.

La elegancia, a pesar de ser fría, se conserva en aquellos luceros de naturaleza pérfida.

Estos son los que más hacen que me arrepienta de mi pérdida.

Por desgracia uno no puede haber perdido algo que nunca había ganado.

Los pliegues en tu rostro que tanto se remarcan al sonreír. Aquella soltura con la que te desenvuelves. Me temo que de ese tipo de cosas no he hablado.

Y espero no hablar jamás, el amor no es lo mío. Nunca lo fue. Y es lo mismo que me pasa contigo.