Amapola

En algún momento de mi corta vida, yo plantaba amapolas rojas.

Aquellas que daban vida a la tierra y la enternecían.

Acostumbraba a rellenar el terreno erial de agua. Acostumbraba a iluminar fuertemente los brotes para mejorar el crecimiento de estos.

Acostumbraba pues no me daba cuenta de que tanta agua saturaba los brotes de mis amapolas.

Acostumbraba pues el amor que yo tengo se asemeja a esa infinidad de lluvia artificial que yo daba a mis brotes.

Siempre me concentré en dar y nunca me di cuenta de que sobrepasaba su máximo y molestaba.

Querida Amapola, espero que me entiendas.

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