9. Conexión


9. Conexión

A penas Lukas salió del edificio, marcó el número de Alicia, esperando que no se tratase de ninguna emergencia ni que nada demasiado urgente hubiese ocurrido mientras él estuvo encerrado dentro del cuarto frío.

— Hasta que apareces —respondió la aguda voz de su amiga tras el teléfono.

— Podría decirte lo mismo —murmuró, haciendo referencia a su ausencia de esta mañana.

— Sí, claro... ¿Dónde estás ahora? —dijo en reproche—. Llevo rato tratando de llamarte sin suerte.

— Acabo de salir de la morgue, yo—

— ¿Ahora? ¿Qué hacías allí? —preguntó, aunque en verdad no esperaba una respuesta—. Da igual, necesito que vengas al departamento cuanto antes.

— ¿Piensas decirme que está pasando? ¿o vas a estar mucho más rato de misteriosa?

— Es algo confidencial, no puedo—

¡Alicia!

— Es sobre el caso de Elsa, solo apúrate, no debería de estar llamándote en primer lugar.

Lukas a veces llagaba a olvidar que eran tres casos diferentes, y que solo estaba a cargo de uno. Su cabeza ya no podía evitar relacionar las pistas sobre una muerte con respecto a la otra, y a pesar de que hasta ahora nunca había dicho sus conjeturas en voz alta, sospechaba que Alicia había comenzado a notar lo mismo que él, quizás ya no estaría solo con esa idea...

— Bien, estaré allá en diez minutos, quizás antes...

— A menos que quieras dejar ir esta oportunidad, te diría que te apures.

Le cortó al mismo tiempo que aceleró su paso, sin poder evitar que la curiosidad comenzara a picar en su interior, al pensar que tal vez, hoy no sería un día tan malo después de todo.

***

No le tomó más que poner un pie dentro del departamento para percibir que había algo diferente, como si el ritmo acelerado del lunes se hubiera ralentizado. Tampoco encontró a Alicia a simple vista, esperaba que su amiga estuviese del lado de su oficina, pero no fue así, seguía sin verla por ninguna parte.

Por lo que se acabó viendo obligado a preguntarle al primer compañero que se cruzara si sabía de ella.

Fue entonces que obtuvo su respuesta por parte de su confundido compañero, cuando le oyó murmurar lo que pronto despejaría sus dudas; en el cuarto de interrogaciones.

Y vaya que eso respondía bastante. Ahora entendía por qué Alicia lo había estado apurando tanto.

El cuarto de interrogaciones no era demasiado amplio, pero tampoco diría que era tan pequeño como para sentirse claustrofóbico. Sin embargo, el que estuviese ubicado en el subsuelo no ayudaba para evitar la sensación de encierro.

O eso le habían contado, la verdad era que Lukas jamás había estado allí dentro, y lo máximo que había llegado a ver había sido el pasillo gris que daba lugar a ese tétrico lugar, donde las frecuencias de sonido parecían ser absorbidas dentro de una dimensión paralela.

Cuando encontró a Alicia se llevó la sorpresa de ver que no estaba sola, sino en compañía de varias personas de su grupo de trabajo, con Adam entre ellas.

Todos ubicados dentro de una habitación más pequeña al lado del cuarto principal.

— ¿Qué hace él aquí? —la pregunta había venido indudablemente por parte de Adam, siendo el primero en percatare de su presencia.

— Yo lo llamé —le reprochó Alicia al ponerse de pie y agarrarlo del brazo para invitarlo a entrar.

Lukas miró a su alrededor con confusión, dentro del pequeño cuarto se encontró a varios de sus compañeros sentados alrededor de una televisión tan vieja que todavía era de tubo, la escena fuera de contexto se asemejaría a una escapada al sótano para ver una película mientras el jefe no estaba.

— ¿Qué está pasando?

— ¿No lo sabes? —ironizó Adam—. Creí que sabías que estaba pasando con todos los casos.

— ¡Cállate, Adam! —le espetó Alicia—. No es culpa de Lukas que tú nunca te enteres de nada.

Se obligó a contener una risa, sin querer olvidar que aún nadie respondía a su pregunta.

— Chicos, ¿pero qué es lo que—

— Encontraron al hermano de Elsa Artino —le interrumpió su otro compañero, Gabriel, quien hasta ahora había permanecido en silencio haciendo que Lukas casi olvidara que estaba allí.

Le tomó otro momento procesar su respuesta.

— ¿Qué?

— Lo que escuchaste, dimos con la única familia conocida de Elsa —irrumpió Adam antes de ladear la cabeza, señalando la pantalla del televisor.

Lukas, por una vez, eligió hacerle caso a Adam para encontrarse con la escena que le devolvió la pantalla; era la imagen en vivo y en directo de un hombre entrado en sus cuarenta sentado tras una mesa blanca siendo interrogado por otra de sus compañeros, Nahir Blesa.

Otra novata, con apenas un par de meses más de experiencia que Lukas o Alicia.

Lukas se volvió, para encontrarse con la mirada de Alicia, solo hasta ahora percatándose de los audífonos que llevaba puestos.

— Es el primer interrogatorio de Nahir —murmuró casi con timidez—. Pero tampoco podíamos dejarla sola del todo.

Eso también explicaba varias cosas. Y la verdad, era que el interrogado en cuestión con solo verlo ya no generaba demasiada confianza.

— ¿Ya dijo por qué no apareció antes?

— Todavía no, estaba por...—hizo una pausa antes de alcanzarle otro audífono y posicionarlo sobre su oreja— mejor escúchalo tú mismo.

Un ruido de interferencia fue lo primero que se antepuso en su campo auditivo, cuando giró su vista de nuevo hacia el interrogatorio en cuestión, cobrando un diferente sentido al poder esta vez, escuchar sus voces.

— ¿Sabía si su hermana se drogaba? —habló la voz de Nahir.

Lukas vio al hombre retraerse en su asiento, su prolongada pausa fue una respuesta por sí misma.

— Yo...—vaciló— no me metía en eso.

— Entonces sabía, ¿tiene idea por cuánto tiempo?

Esta vez negó apresurado.

— No sé...no éramos tan unidos —dijo, y, por lo que Lukas alcanzó a ver pareció reírse levemente— luego empezó a juntarse con este tipo y—

Lukas quiso ignorar el dejo de familiaridad que le transmitió esa primera declaración, él y Jade tampoco hablaban demasiado seguido, con suerte podría presumir que su relación con Daniella era más cercana, al menos su hermana menor no se había mudado lejos a diferencia de Jade.

Se pudo imaginar a Jade en la situación de aquel hombre, respondiendo que no tenía idea sobre el paradero de su hermanito del medio. Bueno, quizás no tanto, Jade no podría ser tan mala, pero eso no cambiaba que hablaran muy de vez en cuando...

— ¿Qué tipo, señor Artino?

— Este que... ayudaba a mi hermana a conseguir, bueno, ya saben, yo primero creí solo...fumaban, me enteré tarde que era esa droga tan rara.

Era difícil que el tono de sorprendido que había usado pudiera engañar a alguien.

— Le pregunté qué tipo, señor Artino.

— Oh, era Wi-William algo, lo siento, no soy bueno con los nombres, si le sirve de algo él siempre hablaba de que trabajaba en una fábrica.

Que información tan poco ambigua.

Lukas notó a Nahir cambiar su postura ligeramente, en señal de resignación. Se volteó para ver a Alicia quien, contrario a lo que esperaba, no tenía la vista puesta en la pantalla sino en su celular, y luego acercó sus labios al pequeño micrófono situado arriba de la televisión.

— Nahir, pregúntale si Elsa usaba sus redes sociales.

La otra mujer dio un leve asentimiento antes de proceder a hacer la nombrada pregunta, obteniendo, por una vez, algo positivo por parte del hermano de la víctima.

— Oh, sí, le gustaba mucho la fotografía.

Ante eso, Nahir sacó su propio teléfono, y se lo enseñó al otro hombre. Lukas vio en paralelo como Alicia hacía lo mismo desde su celular. El perfil de la difunta Elsa estaba contenido, en su mayoría, por fotos de paisajes, sin embargo, al indagar un poco más, también encontraría algunas fotos de ella sola y...también acompañada.

— ¿Reconoce al tal William en alguna de estas fotos?

Tomó otro segundo para que el hombre acabara asintiendo.

— Es ese —dijo al señalar una foto en particular.

Desde el celular de Alicia pudo avistar de cual foto estaba hablando, en ella se veía a Elsa sonriendo junto al supuesto William...La decepción llegó cuando aquel rostro no se le hizo para nada familiar, y, aun así, por primera vez podrían estar teniendo una cara real entre todo esto.

Lo malo, o quizás bueno, dependiendo de cómo se lo mirase, era que no había nadie etiquetado en esa foto, tampoco tenía comentarios. Lukas creyó que este William podría nunca haberse percatado de esa foto, de otro modo, no la habrían encontrado.

William se veía más joven que Elsa, tal vez en sus treinta, fuera de que llevaba una perforación en su nariz, no había nada destacable en aquel rostro.

Una idea brotó en su mente, al mismo tiempo que se sintió como un idiota por no haber intentado usar las redes sociales para su propio caso.

— Dile que le pregunte por Hugo —le susurró a Alicia al tirar de su manga.

— ¿Qué tiene que ver tu testigo con esto? —masculló Adam, como no podía ser de otra forma.

— Si nos dejas preguntar, verías...

Adam chasqueó la lengua al reclinarse sobre su asiento con esa sonrisa que tanto le caracterizaba.

— Tu testigo está inhabilitado, cariño, ya no sirve de mucho.

Aquella declaración le cayó como un balde de agua fría.

— ¿Qué dices?

— De verdad, pensé que estabas enterado de todo, —rio— encontraron esta mañana a tu testigo estrella en el distrito vecino dentro de una vieja habitación de hotel pasado en pastillas, vivo, pero difícilmente vaya a poder hablar en un largo tiempo.

Lukas abrió la boca, sin encontrar que decir, solo guiado por unos fuertes deseos de golpear esa irritante sonrisa, aunque, muy a su pesar, algo le decía que no mentía.

Como se había ido al laboratorio forense no habían podido notificarle antes de esa noticia. Tenía sentido.

En su momento de distracción, casi que no alcanzó a escuchar la siguiente pregunta que formuló Nahir.

— Y, dígame señor Artino, ¿podría explicarme ahora por qué no nos buscó para ayudar a su hermana?

Hubo un silencio prolongado, que casi le hizo creer que no respondería.

— Creí que el interrogatorio había terminado.

— Y yo creí necesario saber porque no se acercó antes en cuanto se enteró de la muerte de su hermana.

— Es que... no éramos muy cercanos ya le dije, para cuando la encontraron muerta yo no la veía desde hace un mes.

— ¿Eso justifica mi pregunta?

Otra pausa, más larga, esta vez.

— No creí que sea necesario hablar de esto, —tragó— van a culparme de todas formas.

— ¿De qué habla—

— Fue poco después de que muriera, —dijo con rapidez, como si hubiera tenido las palabras atascadas dentro de su garganta hasta ahora— comenzaron a...a amenazarme con que no me metiera, que no se me ocurriera ir con la policía para testificar por Elsa.

Por más que las respuestas del hombre no estuviesen siendo del todo exactas, el tono de su voz, el lenguaje corporal, todo aparentaba indicar que decía la verdad.

— ¿Quién le amenazó?

— Buena pregunta, —rio con ironía— fueron todas llamadas anónimas, pero no parecían estar jugando cuando me dijo que esto era solo una advertencia.

Apenas Lukas escuchó esa última parte, sintió como si el aire abandonara sus pulmones, abstrayéndose de la escena de interrogación, incluso del cuarto donde estaba ahora, casi como si estuviera volviendo al sábado dentro de su cocina con los lloriqueos de Hugo de fondo.

Advertencia. Advertencia.

La misma palabra que había usado el tipo misterioso esta mañana.

Dio unos pasos hacia atrás, todo a su alrededor comenzaba a sentirse más distante.

Elsa, Angélica, Alfred.

Se encontró repitiendo aquellos nombres como si de un mantra se tratase, como cuando intentó buscar un patrón inexistente.

Las dos personas más cercanas a las víctimas siendo amenazadas, tal como le sucedió a él.

Quizás Lukas nunca había sido el objetivo de nada, quizás—

Elsa, Angélica, Alfred.

Patrón, patrón... No podía ser eso, ¿qué clase de asesino sería tan idiota de jugar con eso?

Elsa, Angélica, Alfred—

Daniella.

El solo hecho de juntar a Daniella y al asesino en un mismo pensamiento fue más que suficiente para ponerlo mal del estómago, como ninguna retorcida escena de crimen podría alguna vez.

No, no había forma de que su hermana pequeña fuera la siguiente.

— Lukas... —Era la voz de Alicia, pero se oía tan lejana—. ¿Estás bien? Te pusiste blanco.

Sintió unos dedos queriendo rosar su frente, pero él se apartó del tacto sin siquiera pensarlo.

— Estoy bien, solo necesito, necesito aire.

No se quedó para escuchar respuestas y salió fuera, hacia ese tétrico pasillo pero que en esos momentos le dio absolutamente igual, solo quería salir de allí en ese preciso instante.

Marcó el número de su hermana apenas comenzó a subir las escaleras de corrido, creyó oír la voz de Alicia de fondo, pero esta vez, no le dio importancia, y continuó en su intento de llamar a Daniella.

Uno, dos, tres tonos y le saltó el ocupado.

Mierda.

Una parte de él le dijo que se calmara, que nada le indicaba que a su hermana pudiese pasarle algo ahora mismo.

Solo que hoy había recibido ese mensaje tan escalofriante. Justo hoy...

Retomó su atención a su celular, llamando, esta vez, al número de su madre.

Luego de lo que pareció una eternidad, su madre atendió la llamada.

— Mamá, ¿Daniella está contigo?

No debería de haber empezado de ese modo, para preocupar a su madre ya de entrada, pero su cerebro no fue capaz de elaborar una pregunta menos directa de lo que ansiaba saber en ese instante.

Fue luego de un largo segundo que ella respondió.

— Dani salió hace como una hora.

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Holaa, la verdad, no esperaba actualizar esta semana, pero a la vez quería ya sacarme de encima escribir este capítulo y fue increíblemente fácil de escribir. (Si me quedé hasta casi las 2 AM, pero a soy así JAJAJ)

Y la verdad, ya quiero ponerme a escribir el próximo capítulo, tengo muchas ganas de escribir un par de escenas y ya estamos cada vez más cerca de eso... dando un mini adelanto tendría que volver a salir alguien ya conocid@

Gracias por leer 💕💕💕

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