6. Pretextos

Esa noche, Lukas trabó todas sus ventanas y colocó hasta los seguros que no tenía en su puerta de entrada.

No era que sirviera de mucho.

Si alguien quisiera...en verdad entrar a su hogar, lo haría, no importaba la cantidad de trabas que pusiera. Pero al menos le daría tiempo a escuchar algo antes, o eso esperaría, aunque al final no hiciese diferencia.

Bueno, en realidad, si habría una diferencia; sino escuchaba nada y dejaba de notar cosas...raras, podría descartar la bizarra idea de que alguien estuviese metiéndose en su casa con tanta facilidad.

Lukas había revisado sus pertenencias de mayor valor —a pesar de que no hubiera demasiado que revisar tampoco— sus ahorros, su billetera...y todo seguía igual. No había vestigios de cambio alguno.

Es que no tenía pruebas. Tan solo, estaba pasando mucho tiempo fuera de casa, y, entre el caso y los mensajes lo estaban volviendo un poco paranoico. Sí, tenía que ser eso.

Hasta que llegó el momento de acostarse. Tardó en dormirse. Una, dos horas cuando en algún momento de la noche logró conciliar el sueño.

No estuvo seguro si se trató de un buen o mal sueño al despertar, cuando la protagonista involucrada había sido su ex novia, Leire. Debió de ser bueno en cuanto esperaba soñar con más muertes y sombras sobre su ventana.

Hacía siglos que no pensaba en Leire, quien sabía porque su cerebro había elegido soñar con ella, yéndose de viaje en un barco a quien sabe dónde. Lo más gracioso había sido que incluso en ese sueño, ellos ya no estaban juntos. Parecía que no existía universo en el que Lukas no hubiese acabado por cortarle.          

Aun así, recordar a Leire había sido una forma más agradable de comenzar su mañana. Su sueño incluso sonaba como una buena excusa para volver a hablarle.

Sí, claro, como si eso fuese a terminar bien.

Sin embargo, aquello no pudo durar mucho más, su mente irremediablemente retomó el asunto que tenía pendiente desde ayer. Tras acabar con su desayuno, se dio cuenta que su cabeza no lo dejaría tranquilo hasta que hiciera algo.

Porque había encontrado el número de la supuesta pareja de Angélica y todavía no había hecho nada al respecto. Y técnicamente, seguiría sin poder hacer mucho más hasta el lunes...Tendría que proporcionarle el número a la policía y esperar que lo rastrearan.

Todo sonaba bien, hasta que lo dijera en voz alta; "Encontré el número del novio de la víctima del que por alguna razón nunca escuchamos nombrar y me lo dio su compañera quien nunca lo vio en realidad."

Pudo proyectar las risas de sus compañeros a la perfección.

Así que lo siguiente que iba a hacer no sonaba tan mal. Revisó el nombre que tenía anotado junto con el teléfono, aparentemente el nombre de esta persona era Hugo, a secas, no disponía de un apellido tampoco.

Era algo de agradecer que, al menos, contara con una foto de perfil, aunque no llegara a verse del todo el rostro del hombre dado que estaba de perfil, podía ver a una persona de cabello claro dentro de sus treinta, lo que más destacaba era la nariz de tucán.

Eso haría más fácil de identificarlo de verlo caminando por las calles.

Sin mucho más pretexto que poner, preparó su grabadora depositándola sobre la mesa y marcó el número.

Lukas escuchó, uno, dos, tres tonos, ya esperando el cuarto y que le saltara la contestadora cuando finalmente oyó una voz del otro lado.

— ¿Hola? —era una voz rasposa, que de hecho podía proyectar como propia en el hombre de la foto.

— ¿Señor Hugo?

Hubo un momento de silencio, que Lukas tomó como una certeza que el nombre pronunciado coincidía con la persona tras esa llamada.

—¿Quién habla? —respondió con desconfianza.

— Me comunico desde la policía científica debido a la investigación de un asesinato.   —Lukas hizo una breve pausa en favor de obtener alguna respuesta, en vista de no poder ver el rostro de su interrogado quería asegurarse de poder sacarle algo, aunque fuese. Cuando Hugo no emitió sonido alguno, él acabó por proseguir, con un tono menos metódico—. Al caso de la señorita Angélica Kang me refiero, por supuesto.

—¿Qué? Yo no... —vaciló antes de añadir en un tono más molesto—. ¿Cómo sé que se trata de la policía?

—Oh, no habría problema con eso, de hecho, le llamábamos para invitarle a pasarse por el departamento de investigación de la ciudad.

— No tengo... yo no tengo nada para decir, además estoy fuera del distrito.

—Tampoco habría problema con eso, señor Hugo, si decide no presentarse ya estamos rastreando esta llamada y podremos avisarle a la policía local de su zona que se niega a testificar—

— ¡Ya! —le cortó con nerviosismo—. Lo que me están diciendo, se equivocan—

— ¿Era cercano a la víctima, o no? —le interrumpió Lukas con un tono demandante que no sabía que tenía.

— Sí, pero...

— ¿Su pareja sino mal entendí?

— ¿Pareja? —murmuró, perplejo—. No diría pareja, pero—balbuceó.

— Pero, ¿qué, señor Hugo?  —acabó por preguntar con fastidio cuando el hombre se interrumpía cada dos palabras sin terminar sus frases—. ¿Acaso eso es un impedimento para testificar?

— ¡Ustedes no entienden! Yo no tengo nada que ver con lo de Angélica...

—Nadie lo está acusando de nada, solo necesitamos un testimonio.

—Es que yo no puedo testificar —jadeó—. No puedo.

Lukas percibió que la desesperación en la voz de Hugo iba en aumento con cada palabra, como si estuviera al borde del llanto, y, por más que Lukas quisiera sacarle todas las respuestas en aquel instante se obligó a emplear el tono paciente que venía manteniendo hasta ahora.

— Y, ¿por qué no podría testificar? Estará consiente de las consecuencias que trae...

— ¡No me dejan! —chilló antes de proseguir exaltado de sus propias palabras—. Digo, lo que quise decir—

Lukas ensanchó los ojos apenas oyó aquella declaración. Pero intentó ignorar su momento de desconcierto y seguir presionando...

— ¿Quiénes no lo dejan, señor Hugo?

— No lo sé —lloriqueó—. Desde que salí de la ciudad, incluso antes, estuve recibiendo-recibiendo amenazas.

— ¿Amenazas de qué tipo? Podría ir con la policía—

—¡Anónimas! No sé, son todos mensajes raros, al principio decían que me mantuviera alejado de Angélica y cuando pasó lo de-lo de su muerte, me dijeron que si hablaba iba a pasarme lo mismo —volvió a jadear, sonaba tan agitado como si hubiese corrido una maratón.

A Lukas le hubiera gustado tener más segundos para procesar toda la información que Hugo había acabado por arrojarle, porque, en ese momento, no tenía tiempo para detenerse a mirar su frente con la estupefacción que estaba sintiendo.

— Esa es una declaración muy grave, si está muy desorientado puedo ayudarle a elaborar una denuncia. —Mantener su tono metódico nunca había sido tan difícil.

— ¡No! Digo, solo-solo olvide todo lo que dije —suspiró—. Intentaré testificar, pero como le dije no veía a Angélica desde hace semanas.

—Pero sabía que ella corría peligro.

— Yo...yo no diría eso.

— ¿Tampoco tiene en mente a alguien que quisiera hacerle daño?

—No, no, si supiera algo ya se los habría dicho.

Una alarma sonó en su interior apenas lo oyó pronunciar aquellas palabras, algo...algo no estaba bien, no supo qué, pero Lukas no pudo ignorar la sensación que le había mentido.

— De acuerdo —dijo de forma pausada—. Confío en que hará la denuncia sobre las amenazas que recibió, y estará disponible para testificar cuando le necesitemos.

— Claro, ahora sí me permite—

— Una última pregunta, señor Hugo.

La única respuesta que recibió fue un incómodo silencio, al punto de creer que ya no había nadie detrás de aquella llamada, por lo que Lukas se permitió proseguir.

— ¿Nunca se le hizo extraño que le pidieran que se alejase de Angélica mientras estaba viva? ¿A qué le temía en ese entonces?

Lukas se vio envuelto en otro silencio, más intenso que el anterior, juró que pudo alcanzar a oír sus propios latidos acelerarse, cuando supo que le colgaron al saltarle aquellos penetrantes pitidos uno tras otro obligándole a finalizar la llamada de forma impulsiva.    

Miró su grabadora, la cual continuaba contabilizando los segundos siguientes a pesar de ya no haber nada que grabar más que su propia respiración. Esa era el único testigo de que toda esa conversación había sido real, de que Lukas no acababa de imaginarse toda esa disparatada charla.

Con algo de resignación se puso de pie, poniendo fin al conteo de su grabadora antes de guardársela acompañado de la absurda sensación de no saber que pensar.

Solo podía sacar una conclusión verídica hasta al momento; no tenía pruebas que relacionaran los dos asesinatos, ni contaba con sospechosos potenciales, pero ahora tenía certeza de algo, había más personas involucrabas de las que creía. Y el caso amenazaba con volverse más complejo de lo que parecía.

Ahora solo le quedaba una cosa por hacer.

**

Lukas salió del departamento de policía luego de lo que sintieron como horas. Los sábados contaban con un ritmo tan diferente allí dentro, con la ausencia de los compañeros que veía diariamente, volvía todo mucho menos dinámico.

Y, es que el principio él no tenía pensado pasarse por su lugar de trabajo durante un sábado.

Pero no podía esperarse hasta el lunes para solicitar que rastrearan el teléfono del no-novio de la víctima, dándole tanto tiempo en ventaja solo se arriesgaría a que este Hugo pudiese deshacerse de su teléfono y tal vez cambiarse de continente si se le hiciera necesario.

De este modo ya se había adelantado y había verificado se ubicación. Al menos había sido verdad la parte en la que no estaba dentro del distrito. Y es que a Lukas no le encajaba que Hugo hubiese sido el encargado del asesinato, de hecho, le sonaba bastante creíble que él no estuviese presente en la ciudad cuando pasó la tragedia.

Lo que no se le hacía tan creíble era que el otro no supiese lo que iba a pasar.

Sin embargo, con la distancia que lo separaba de su supuesto sospechoso, no le quedaba mucho más que hacer, además de esperar que la policía de la zona lo interceptara y trajera con ellos si la situación ameritaba.

Debía de ser más que suficiente por hoy.

Fue en ese instante que su mente eligió traer a su memoria un detalle aleatorio que había dejado pendiente. Buscó su celular sin pensarlo para encontrarse con el número de Marcus y comenzar a escribir;

Yo:

Marcus!

Cómo estás?

Te recuerdo que todavía tengo tus llaves.

Avísame cuando te las puedo devolver.

Hizo una mueca al releer el mensaje, si lo veía entre líneas hasta sonaba como si le estuviese pidiendo una cita.

No era lo que tenía planeado, pero tal vez era lo que necesitaba para sacar su cabeza un rato de todo este maldito caso.

Quizás hasta podría compensar lo que había dejado inconcluso esa última vez.

O tal vez todo continuaría siendo igual de incómodo.

No pasaron ni veinte minutos en los que Lukas había elegido dirigirse a la plaza principal de la ciudad cuando su celular vibró con una nueva notificación. De Marcus, por fortuna, y no del tipo misterioso de los mails. Quizás los sábados se tomaba un descanso de acosar a los demás.

Un suspiro se quedó atrapado en su garganta frente a aquel pensamiento.

Hasta ahora nunca había considerado que lo estuviesen acosando.

Ya se le estaba haciendo difícil buscar pretextos para pretender que todos esos mensajes y llamadas no eran una forma de acoso.

El sonido de un trueno lo sacó de sus pensamientos con suma rapidez, al mismo tiempo que redirigió su mirada hacia el cielo. ¿En qué momento se había nublado tanto?

La premisa de una próxima lluvia fue razón más que suficiente para alentarlo a buscar un techo, antes de leer la respuesta de Marcus;

Marcus:

Hola

Cuando puedas, tú dime.

Arqueó una ceja al releer los mensajes, no era que esperaba una respuesta llena de corazones, pero no era usual en Marcus el responder de una forma tan...cortante, de hecho, Lukas a veces se veía abrumado frente a los mensajes del otro, solían desbordar amabilidad. Demasiada.

Daba igual, el pobre seguramente debía de seguir muy ocupado.

Pensó en visitar a su madre y a su hermana, pero con la lluvia que poco a poco comenzaba a tomar más fuerza en empapar las calles le llevó a posponer la idea. Podría ir mañana cuando no diluviara. Él ni siquiera tenía paraguas en esos momentos.

Recordaba una tormenta particularmente fuerte en la que la calle de su casa había llegado a medio inundarse. Y eso que su casa estaba cerca de una la ruta 14, una ruta más o menos importante, pero eso no parecía razón suficiente para contar con un mejor sistema de desagüe.

Cuando entró de nuevo a su hogar, sintió la necesidad imperiosa de ir a chequear su pizarrón. Todo igual. Sin notas ni nada. Él había borrado la nota de numero privado el día anterior. Dio unas vueltas más, antes de finalmente considerar que podía relajarse y tener una noche con lluvia normal.

O podría tratar de indagar un poco más en el caso por su cuenta.

Un par de ideas germinaron en su mente antes de que se presentara la cara de su difunto padre al siguiente instante. El hombre que trabajaba de sábado a sábado y de Sol a Sol, al que Lukas no veía desde sus veintiún años, pero a veces sentía que no veía desde sus años adolescentes.

Él no estaba...no. Su situación era muy diferente a la de su padre, no tenía hijos ni una pareja para empezar. Y, aun así, creyó que sería bueno por esta vez hacer caso a las palabras de su madre y olvidar el caso hasta el lunes.

Por lo que se dedicó a buscar una película de larga duración hasta quedarse dormido.

El sonido de lluvia de fondo le ayudó a que desfalleciera con mayor facilidad.

Bip. Bip. Bip. Bip

Lukas gruñó contra su almohada y estiró su brazo en búsqueda del origen de ese molesto sonido.

Sentía que no había dormido nada. ¿Cómo era que ya tenía que ir a trabajar de nuevo? No tenía sentido.

El sonido no se detuvo, por lo que por fuerzas mayores se obligó a abrir sus ojos, topándose con un entorno tan oscuro como cuando se había acostado.

Alguna parte de su dormido ser, entonces, cayó en cuenta que hoy era domingo y ese sonido no era una alarma. Era el sonido de una llamada.

Su corazón se aceleró, a pesar de no conseguir despertarse del todo, alcanzó el teléfono y atendió la llamada al visualizar el nombre de Tadeo, uno de sus compañeros de turno noche.

—Diga...—dijo de mala gana.

—Lukas, necesitamos que vengas a la calle Galia, encontramos un cuerpo... presuntamente asesinado.

A pesar de que aquella información debía de preocuparlo su mente pudo pensar en una sola e infantil cosa;

¿Por qué yo?

— Porque la escena está más cerca de tu casa y pensamos que podrías llegar antes.

Parpadeó, ahora sí despertándose más al sentir la vergüenza invadir su rostro. ¿Había dicho eso en voz alta?

—Ahora, enseguida estaré ahí.

Se tomó un momento para ver la hora, apenas iban quince minutos de las tres de la mañana y luego se levantó para cambiarse.

Solo entonces cayó en cuenta, había sucedido otro asesinato a pocas cuadras de su casa y con la lluvia como principal testigo.

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Tengo sentimientos encontrados con este capítulo, tenía varios sucesos en mente, pero no quería acabar por sobrecargarlo. En el siguiente ya van a aparecer un par de personajes nuevos, pero no puedo decir mucho más.                     

Como curiosidad, tenía pensado que Lukas tuviera otra clase de sueño, ejem, pero literal me impulsó para otro lado. Aun así, no descarto que luego se de otro tipo de sueño, porque al final esta historia es un BL por algo también. 👀👀

Gracias por leer 💕💕💕

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