28. Culpa
Las horas pasaron en soledad hasta que Lukas no encontrara otra cosa que hacer más que intentar dormirse y reponer algo de las energías que había gastado hasta ahora.
Había intentado al inicio librar su muñeca de aquella molesta esposa, juntar sus dedos y tratar que la parte más ancha de su mano lograra pasar por el aro de la esposa, hasta que concluyó que sus esfuerzos solo le llevarían a lastimarse su mano y ya tenía suficiente con su tobillo.
Además, sospechaba que Nils no iba a dejarlo esposado originalmente mientras no estaba, o al menos, le había sonado sincero cuando le dijo que no le gustaba esposarle, pero aquel pequeño percance que habían tenido durante el desayuno debió de haber influenciado en la decisión del otro para dejarle como estaba ahora.
El intentar librar su mano y lastimarse de por medio había ayudado durante la primera hora para no pensar en aquella escena.
Se sentía demasiado irrisoria. Él, arrojando una taza a la cabeza de alguien y Nils tomándoselo con esa lógica tan extraña suya, parecía una imagen solo posible entre medio de un delirio de sustancias. Solo que había sucedido sin que ninguno hubiera consumido nada, y le asustaba.
Lukas jamás había tenido un arranque de violencia de ese tipo, por más que estuviera odiando a Nils en este momento, él jamás querría lastimarlo a él o a nadie de esa forma.
Él no era así. No tenía de donde sacar un comportamiento así.
Parte de él hubiera querido disculparse con Nils, pero otra parte seguía muy irritada por toda esta situación delirante.
Aun así, no podía sacárselo de la cabeza. No cuando no era la primera vez que presenciaba algo como eso.
Bueno, o quizás su memoria de seis años le estuviera fallando. Había sido hace mucho, después de todo; Jade le había dicho que no mirara, pero con todos esos gritos hubiera sido difícil el no darse cuenta, incluso Daniella que no debía de tener más de dos años se había percatado de que algo iba mal.
No había llegado a verlo en sí, pero recordaba los fragmentos de cerámica esparcidos por el suelo, y bueno, también el sonido del plato estrellándose contra la pared.
Su madre le había dicho que estaba todo bien, y su padre se había disculpado con ellos al día siguiente por los gritos.
No volvió a suceder de nuevo, o eso creía, al menos no al nivel de romper más platos. Pero recordaba que su padre había tomado más horas en el trabajo tras aquello y Lukas había comenzado a verle cada vez menos y menos.
Llevaba demasiado tiempo sin pensar en aquello. Tanto al punto que creía haberlo olvidado. Y, sin embargo, ahora no podía hacer otra cosa más que sentir como sus ojos se humedecían frente al recuerdo.
No le gustaba recordar a su padre así, pero la verdad era que David Maciel llevaba años muerto y daba igual lo que Lukas pudiera pensar de él. Aunque al principio prefiriera recordarle como en aquel día que había sorprendido a Lukas con dos entradas para ver el partido de básquet, o el que nunca le hizo sentir como el hijo del medio que era dejado en segundo plano.
Aun así, Lukas siempre se había repetido que nunca sería como él, pero se había metido tanto en su trabajo como David lo hacía, y ahora incluso había arrojado un objeto de cerámica a la cabeza de alguien en un arranque de ira como su padre había hecho aquella vez con su madre...
No. Era distinto, la situación entera era muy diferente. Él no era lo mismo que su padre, ni nunca lo sería.
Cuando consiguió dormirse por más que la posición de su brazo le fuera incómoda, soñó con Leire y una casa abandonada, y en algún momento, el Nils que conocía del laboratorio se aparecía también.
Al separar sus párpados luego de obtener unas largas horas de sueño que no sabía que necesitaba, se topó con una sensación abrumadora de no saber dónde estaba, solo para luego ser consiente del ángulo incómodo en el que se encontraba su brazo y que las memorias volvieran a él.
Se había quedado dormido en la casa de un loco, tenía que estar mentalmente peor que Nils como para llegar a este punto, solo que... si esto era estar secuestrado nunca se hubiera imaginado que podría llegar a ser tan aburrido.
Hubiera deseado el poder conocer la hora al menos, pero no había ningún reloj a la vista, ni tampoco tenía nada a su alcance como para poder inspeccionarlo por su propia cuenta. Nils podría haber tenido la consideración de dejarle un libro, aunque sea.
Comenzó a imaginarse formas en las que podría alcanzar esa pequeña ventana que tenía como a cuatro metros de su cabeza, cuando escuchó el ya no tan inquietante sonido de las llaves sobre la cerradura de la puerta que le mantenía aislado del mundo.
Su vista le devolvió la figura de Nils de nuevo, y algo en Lukas se irritó aún más al verle con el uniforme de trabajo que llevaba siempre que se lo cruzaba en los pasillos de la morgue. Los mismos pantalones color caqui, la camisa azul oscuro y lo peor; la gorra con visera que completaba la imagen del chico tímido y ajeno a su entorno.
Al menos cuando estaba vestido de civil le ayudaba más para diferenciarlos.
Nils le buscó con la mirada, fijando sus ojos sobre los suyos por un largo segundo de extenso silencio-
— Hola —dijo con simpleza antes de que el otro llegara a emitir sonido.
Nils se quitó la gorra, revelando su cabellera dorada para que su expresión se volviera más apenada mientras que sus ojos continuaron por recorrerle.
— ¿Cómo estás? —preguntó con un dejo de preocupación mientras se acercó más hacia él—. ¿Cómo te sientes de tu tobillo?
Lukas se acomodó en una posición sentada y flexionó su pierna sana, dejando solo su tobillo herido extendido sobre un par de almohadones. Nils se sentó sobre la cama, junto con su tobillo y estiró su brazo de forma tímida, como si el intentar tocarle quemara.
— Cuando no me muevo no duele —murmuró al enfocar la vista sobre su propio regazo—. Pronto mejorará, supongo.
— Debería traerte hielo, sigue hinchado. —Sus dedos alcanzaron a rosar la piel de su tobillo y luego levantó la cabeza, con esos ojos verdes viéndose más verdes que de costumbre—. También debes de estar hambriento, ya son cerca de las cuatro.
Se levantó de forma abrupta y Lukas tuvo un vistazo más cercano del corte que le había ocasionado esta mañana, una ola involuntaria de remordimiento se apoderó de él en cuanto rememoró aquello.
Vio al otro a mitad de camino a la puerta cuando las palabras se escaparon de sus labios.
— Lo siento —dijo en un tono más elevado al que venía implementando y Nils detuvo sus pasos apenas le oyó—. Por lo de esta mañana, yo no quería... no debí hacer eso.
— Está bien —sonrió—, probablemente me lo merecía.
Probablemente.
— ¿No te duele? El corte digo.
— No es nada, se irá en unos días. —Puso una mano sobre el picaporte antes de añadir—, volveré en unos minutos.
Lukas se preguntó si aquella disculpa había sido solo para expiarse de su propia culpa o si en verdad se había sentido mal por haber lastimado a Nils.
Dicho y hecho, el otro no tardó demasiado en reaparecerse en la habitación junto con un plato de comida y una bolsa de hielo.
— Me manejé como un idiota esta mañana, fui muy descuidado —comentó con rapidez al volver a acercarse a Lukas para tenderle el plato de comida e hizo una pausa donde pareció que contuvo el aliento por unos segundos— y tu brazo debe doler, perdón.
— No tenía demasiada hambre tampoco y... pude dormir. —No sabía el porqué de su respuesta tan tranquila, como si no quisiera que el otro se preocupara en exceso, ya sea para ganarse su confianza o era que se había cansado de discutir por el momento.
— Hace menos de veinticuatro horas estabas en medio de la basura espiando a esos imbéciles que te podrían haber matado, por supuesto que necesitabas dormir.
Por un segundo, eso le recordó a una reprimenda de su madre, pero decidió ignorar el pensamiento y tomar un bocado de la pasta que le había traído, para luego sentir un alivio en su brazo al ser liberado del cabezal de la cama. Se sintió como la gloria el poder volver a moverlo con normalidad luego de tantas horas-
Sintió el toque sobre su tobillo de nuevo, y algo en esas yemas en contacto con su piel le hizo estremecer, casi queriendo apartarse del tacto, pero que no lo movió.
— ¿Debería vendarlo?
— Yo... no creo que haga falta —casi chilló la última parte al sentir el frío entrando en contacto con la molesta hinchazón—. ¡Está muy frío! —se quejó, sintiéndose como un niño obligado a tomar su sopa para alivianar su gripe.
— Pero lo necesitas, si queremos que esto sane. —Su mano mantuvo el agarre sobre la fría bolsa en contacto con el tobillo de Lukas—. No debería de haberte descuidado así, pero fueron tantas cosas, ni siquiera pude dormir anoche.
A pesar del frío, Lukas encontró un modo de sentir calor sobre su rostro.
— No soy tu responsabilidad, Nils, no es como si tuvieras que cuidarme. —A pesar de aparentar ser un reproche, su voz había sonado suave.
— ¿No? ¿Entonces quién lo hace? —le replicó—. Porque tú evidentemente no te estarías cuidando demasiado, hasta estuviste fumando.
Lukas se retorció, no supo si por el frío o porque se sintió demasiado avergonzado en ese momento como para plantear una respuesta.
— Y... ¿cómo estuvo hoy? —preguntó en un intento de alejar la conversación lejos de él—. ¿Viste algo-
— No vi a Fran —respondió con rapidez, careciendo de interés en su voz—, creo que no vino hoy.
Eso captó su atención, debido a su pequeño altercado con su pie y con... cierto tipo misterioso, se había perdido del resto de la escena entre sus dos sospechosos predilectos.
— ¿Sabes que más pasó anoche? ¿Con William?
— No sé, no me quedé a ver. Pero estoy seguro de que Francis sabía que estabas ahí, esa es la parte que me importa. —Sus ojos verdes se clavaron sobre los de Lukas por un largo segundo.
Admitiría que la idea le asustaba más de lo que esperaba.
— Es por eso que tenemos que hacer algo, si intenta otra cosa... —Su respiración se entrecortó ante el siguiente pensamiento—. ¿Y si intenta algo contra mi familia? Por favor, tenemos que acusarlo ya-
— No va hacer nada, es demasiado cobarde para eso —le cortó con un dejo de molestia, y apartó la bolsa de hielo—. Y en todo caso tampoco es mi problema.
— Pero ellas si son mi problema, no me perdonaría jamás si algo les pasara por mi culpa.
— Ya me dijiste lo mismo antes y no pasó nada, Lukas.
Las memorias de su casi infarto de creer que Dani sería la siguiente víctima rebrotaron en su mente.
— Todo parecía apuntar a mi hermana en ese momento. —Le dirigió una mirada molesta—. ¿Y debía pensar que era casualidad que un tipo con casi el mismo nombre apareció decapitado después?
— ¿Vas a empezar con eso de nuevo? —Rodó los ojos hacia arriba.
— ¡Sí! —le reprochó a la vez que inclinó su espalda hacia delante, disminuyendo la distancia entre ellos—. Nunca llegaste a explicarme ese patrón entre los nombres.
— Oh, eso. —Una media sonrisa se apareció en su rostro—. Aunque no lo creas, no fue intencional al principio, solo hasta llegar al tercer tipo, pero la policía ni sabía que las muertes estaban relacionadas entre sí... Hasta que tú mismo me confirmaste que habían descubierto el patrón.
— Yo nunca-
Se calló. Ese día que había estado tan molesto y le había escrito que era un maldito loco por meter a su hermana en el medio debió de haber ayudado. Se sintió como un idiota de solo recordarlo, también le había dicho que lo iba a atrapar, y aquí estaba. Vaya ironía.
— Pero, entonces, ¿la siguiente muerte si será alguien que comience con L?
Nils se encogió de hombros. —Es probable, si siguen peleándose entre ellos.
— Si la droga ya se instauró en la ciudad no tendría mucho sentido que Francis continuara con ese plan suyo.
— Él solo quería eliminar a las personas que podrían reconocerlo, por otro lado, creo que William si se escapó de esta, va a estar muy molesto.
— Ya hay mucha gente consumiendo el polvo este. —Apretó los labios y vio a Nils inclinar su cabeza hacia un costado, del lado de su oído bueno—. Y la última muerte ni siquiera mostraba dosis dentro de su organismo, eso significaría que-
— ¿Da rienda libre para matar a quien sea?
Su corazón se aceleró cuando creyó que ambos estaban apuntando al mismo objetivo.
— Si William quisiera joderlos ahora mismo, se me ocurre una persona en particular —masculló Nils con soltura.
El nombre se posó sobre su lengua de forma instantánea, y odió el sentido que le hizo dentro de en su cabeza, incluso más que con Daniella durante aquella desafortunada tarde.
— L de Leire.
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Me quedé sin chistes para este capítulo jajajajja
Pero fue uno de mis favoritos de escribir hasta ahora
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