22. Fragancia

— Trabajo aquí.

La respuesta era obvia, ¿qué haría en otro caso una persona como ella dentro de un laboratorio de no trabajar allí?

Aun así, escuchar aquello le sentó como una bofetada al no haberse percatado antes que su propia ex novia formaba parte del equipo de forenses desde quien sabe cuánto-

Conseguí un nuevo trabajo.

Claro, ella se lo había dicho, solo que Lukas había sido tan imbécil que ni siquiera se había molestado en preguntarle cuál era su trabajo. Leire estudiaba bioquímica, cómo había pasado por alto algo así.

— Oh, eso es...—De algún modo su cerebro había logrado recordarle que la conversación no había acabado—. Es genial. ¿Desde cuándo-

— Un par de semanas. —Le dedicó una sonrisa adorable, de las que solo ella sabía cómo usar—. No conseguía empleo en ningún lado y...se presentó la oportunidad, necesitaban a alguien para cubrir una suplencia y aquí estoy—. Sus manos se señalaron a sí misma como si quisiera realzar su figura.

— Y acabaste regresando a casa. —Ladeó la cabeza, como si no supiera que decir—. Que pequeño es el mundo.

Leire dio un par de pasos hacia atrás mientras abría un poco más la puerta a sus espaldas, invitándole a pasar si fuera el caso.

— Bien, ahora cuéntame. ¿Qué te trae por aquí? —Arqueó una ceja, divertida—. Porque no creo que hayas venido a visitarme, ¿o sí?

Lukas sintió el calor en sus mejillas acumularse a mayor velocidad de la que hubiera deseado.

— Ah, eso, yo venía para-

— ¡Lukas! —le llamó una segunda voz—. ¿Qué te trae por aquí? —dijo con alegría antes de aventar una mano sobre su hombro.

— Fran. —Lukas giró su cabeza y se forzó a sonreírle—. Buen día.

— No esperaba verte por aquí hoy.

— Si, bueno, era solo que-que quería hablar de los estudios que me enviaron.

— ¿Y venías a replicarle a la pobre Leire? Ella no está acostumbrada a tus quejas de obsesivo-

— De hecho, sí lo estoy. —Se cruzó de brazos y le dedicó otra sonrisa, menos adorable esta vez.

Sus mejillas de algún modo quemaron más.

¡Leire! —dijo entre dientes.

Fran retrocedió un paso, como si de ese modo pudiera tener un mejor panorama de ambos cuando una extraña sonrisa se formó sobre su rostro.

— Vaya, entonces de verdad...—Su dedo índice apuntó perezosamente hacia ellos—. No hacía falta que te inventaras excusas Lukas, solo tenías que avisar-

— No sabía que ella trabajaba aquí —le espetó sin pensar, solo para arrepentirse al segundo siguiente cuando los otros dos comenzaron a reírse entre dientes.

— En su defensa, él de verdad no sabía. —Leire hizo un gesto con su cabeza al señalarlo—. Pero estoy todo el tiempo encerrada aquí dentro, no era tan fácil que nos cruzáramos.

— Pero ahora todo tiene sentido, ella era la Leire de la que hablabas-

— ¡Fran! —Hizo un esfuerzo mayor en que su voz no sonara tan avergonzada como en verdad estaba—. No vine por esto ahora, y no tengo tanto tiempo, así que... ¿Podrías ayudarme a entender lo que me enviaste?

— Claro que sí, Lukas. —Apoyó una mano sobre el hombro de Leire—. Justo ahora es el horario de desayuno, yo solo tengo que buscar un par de cosas así que por mientras me puedes esperar abajo, ¿te parece?

Leire se exaltó llevando sus hombros hacia arriba.

— ¡Cierto! Ya tendría que ir antes de que se me pase el horario. —Apuntó el pasillo a la vez que se enfocó en Lukas—. ¿Vamos abajo?

Lukas miró una vez más a Fran, quien solo asintió en señal de que siguiera a su ex en favor de cumplir con discutir lo que se debían más adelante. Lukas en verdad esperaba que así fuera y que Fran no fuera a desvanecerse como tan comúnmente hacía.

Leire y él entonces, siguieron su camino por el largo pasillo hacia las escaleras, y, cuando Lukas creyó que ya estaban lo bastante lejos de Francis, eligió hablar de nuevo con un dejo de molestia.

— No hacía falta que le dijeras de lo nuestro a él.

La declaración pareció haberla tomado por sorpresa, lo suficiente al menos como para que detuviera sus pasos por unos segundos.

— Ah, perdón, pensé que ya sabía.

Fue el turno de Lukas de arquear una ceja con curiosidad.

— No suelo hablar con Fran de mis problemas amorosos.

— ¿Por qué se volvieron nulos? —Intentó contener una risa sin mucho éxito—. Ok, es broma, pero... ¿De verdad nunca le hablaste de mí?

No. Eso era lo que le hubiera gustado decirle, aun cuando la verdad fuera otra, cosa que se hizo más evidente con los segundos que Lukas dejó pasar accidentalmente sin decir nada.

— Un par de veces —admitió e hizo un gesto con su mano—, como Fran me habló de su divorcio, nada más allá de eso.

Leire pareció querer decir algo, cuando parpadeó con confusión y se llevó una mano a su cabeza.

— No me había sacado la cofia —murmuró para el instante siguiente hacer eso mismo, revelando su cabellera cobriza—. Y no me hiciste acordar.

El tono de reproche causó una sonrisa involuntaria al rostro de Lukas, solo para percatarse de ello y voltear su cabeza hacia la pared con rapidez.

— ¿No estaban con una auditoría?

La expresión de Leire pareció darle la razón.

— ¡Es verdad! Pero aun no llegan, estamos tranquilos. —Su voz, de hecho, reflejaba ausencia de ansiedad.

— Parece que Fran confía bastante en ti —comentó de repente.

— Como jefe es agradable es cierto, quiere que aprenda rápido.

— Con todo lo que estuvo pasando, supongo que te tuvo más ocupada de la cuenta.

Era extraño comentar de forma tan casual las muertes de todas esas personas en los últimos días, pero la verdad era que no sabía cómo más hacerlo, y tampoco quería ennegrecer la conversación con sus comentarios desafortunados.

— Digamos que un poco sí. —Le sonrió con algo de orgullo—. Aunque ya estuve haciendo bastantes cosas sola.

Fue el turno de Lukas de casi detener sus pasos y de paso tropezarse en el camino, justo cuando alcanzaron las escaleras.

— ¿Te deja hacer los análisis?

Ella parpadeó, extrañada por su reacción. —Algunos sí, solo que no puedo firmarlos te podrás imaginar...

Lukas abrió la boca, aun cuando no estaba seguro de que contestar—

— ¡Leire! —llamó una voz desde abajo.

Ambos tornaron su vista en dirección a la dueña de esa voz mientras terminaban de bajar las escaleras, encontrándose con Rebeca y Nils junto con su equipo de limpieza.

Rebeca entonces hizo una mueca al percatarse que ella no venía sola.

— Perdón, ¿interrumpía algo-

— Claro que no, chicos —sonrió antes de señalar el final del pasillo—. Yo estaba por ir al comedor, pero Lukas no tiene mucho que hacer ahora.

— ¿Qué-

— Nos vemos en un rato, ¿quizás? —Colocó una mano sobre su antebrazo sin soltar su sonrisa y se despidió de los demás, abandonando su compañía.

Y dejando a Lukas solo junto con dos miradas muy encima de él.

No le dieron ni tiempo de decir algo en su defensa cuando los dos ya estaban lo suficientemente cerca como para que considerara el pedir una orden de alejamiento.

— ¿Ella era tu novia? —preguntó Rebeca con emoción.

— Eh, era, sí —masculló al intentar apartarse un poco de esos dos pares de ojos.

— ¿Cómo dejaste ir una chica así? —agregó Nils casi con un interés atípico en él.

— Yo no...—Sacudió su cabeza al sentir su temperamento flaquear—. ¿Cómo saben todo eso?

— No lo sé —murmuró Rebeca, olvidando su momento de chismosa—. Solo fueron rumores que empezaron a rondar cuando ella empezó a trabajar aquí. ¿Cierto, Nils?

El nombrado se encogió de hombros. —Eso creo, soy malo con los chismes.

— Y al verlos ir caminando juntos...parece que había algo de verdad en eso —dijo emocionada.

Lukas los miró extrañado por algunos segundos, comenzaba a sospechar que esos dos no sabían muy bien lo que significaba un ex. Aunque él tampoco sabía, a decir verdad.

— Solo me la encontré arriba e íbamos en el mismo camino —replicó Lukas, odiando cada instante en que sus mejillas volvían a sonrojarse.

— Yo creo que Lukas ni sabía que Leire trabajaba aquí —masculló Nils al apoyar su peso sobre el lampazo que tenía entre sus manos.

Lukas abrió la boca con el primer instinto de replicarle, solo para darse cuenta que eso último era cierto.

— ¿De dónde sacaste eso?

Nils le devolvió una mirada aburrida. — Soy medio sordo, pero puedo ver bien, Rebeca.

¿Sordo? ¿Desde cuándo—

— Lukas, aquí estás.

Él se giró, para encontrarse nuevamente con la alta figura de Fran a sus espaldas.

— Te dije que solo sería un momento —le sonrió con calidez y alzó la cabeza para saludar a Nils y Rebeca.

— Sí, lástima que yo no tengo tantos momentos.

Su respuesta no pareció afectarle y en cambio, solo le hizo un gesto indicando que le siguiera.

— ¿A dónde vas? —preguntó antes de acabar por ir yendo tras él.

— Mi oficina. No querrás hablar de un tema confidencial en un pasillo, ¿cierto?

Tuvo que darle internamente la razón a aquello, mientras que sus pasos se aceleraron para no ver la espalda de Fran durante todo el trayecto. Ya sabía dónde era su oficina después de todo.

Francis no le sacó tema de conversación en el camino, y Lukas eligió permanecer en silencio de igual modo. Se encontró que no sabía que decir tras ese incómodo momento que habían pasado junto con Leire. En verdad había sido extraño...

Eso le hizo pensar en lo que acababa de hablar con los chicos de limpieza, ellos habían aludido que todos en este edificio conocían sobre su pasado con Leire. Sin embargo, Francis había actuado como si hasta ahora se enterara.

El forense sacó un juego de llaves de su bolsillo y acercó la llave a la cerradura de su oficina.

La puerta se abrió de par en par, dando lugar al espacio privado donde Fran trabajaba. Era más amplia que la oficina de Lukas, con su escritorio ubicado en el centro del cuarto con una especie de almacenador a sus espaldas y algunas repisas a su alrededor. Y, hoy particularmente se veía muy desordenada.

— Bien, repasemos. ¿Qué querías hablar?

El ceño de Lukas se frunció un poco, odiaba esa tendencia del forense a dar tantas vueltas a un asunto en lugar de ir al grano como Lukas tanto preferiría.

— Los resultados toxicológicos de Daniel Weir...y sobre su autopsia en general —masculló con un dejo de molestia.

Fran, en cambio, sonrió con diversión.

—Te mande las cosas rápido, ¿e igual te enojas? Comienzo a creer que eres difícil de complacer, Lu.

— No es eso, pero se me hizo extraño que me mandaras los resultados tan pronto —dijo con incomodidad que intentó disimular con molestia—, y que solo se nombrara al polvo de ángel.

El forense dio unos pasos en dirección a su escritorio y le devolvió una mirada menos relajada esta vez.

— Puedo mostrarte si hay algo que no te cuadra, nos enfocamos solo en la PCP, creí que solo eso te importaba ahora.

— Sería el patrón con las otras víctimas, pero si queremos avanzar sigo necesitando más información sobre este hombre —vaciló, de pronto el haber venido aquí ya no se sentía como una tan buena idea.

Tendría que haberse quedado con lo que le dijo Bolém e irse, pero también, se había enterado sobre lo de Leire, quien, a pesar de ser nueva, ya parecía tener bastante libertad dentro del laboratorio. Mientras que Lukas se sentía como si estuviera acusando a su amigo aun cuando no había hecho nada malo.

Miró a Fran hacerle un gesto para que se acercara a su computador, él ni se había molestado en sentarse y solo estaba con su mano puesta en su mouse.

Lukas entonces pensó que lo mejor sería hacerle caso y ver los estudios por su propia cuenta, los nervios le hicieron apurarse sin alcanzar a percatarse de una de las cajas dispuestas sobre el suelo que se interpuso en su camino—

Fue casi en cámara lenta, como su pie chocó con aquella caja, haciéndole perder el equilibrio al instante sin que Lukas pudiera hacer nada más que presenciar cómo estaba por darse la cara contra el suelo.

Sin embargo, el golpe nunca llegó, Fran había sido lo bastante rápido como para atraparlo entre sus brazos, pero no lo suficiente como para impedir que Lukas en medio del impulso de su caída no enterrara su cara sobre el pecho del otro.

Lukas parpadeó, dándose cuenta en la postura que estaba y se apartó de la cercanía de Fran a una velocidad casi inhumana.

— De la que te salvaste —rio el forense—, en la dirección que ibas te hubieras roto la nariz contra el escritorio.

Él solo asintió, vio que Fran abrió la boca para seguir hablando, pero sus oídos parecieron bloquearse, dejando de oírlo, más abstraído por casi estamparse contra el escritorio y hacerlo en su lugar contra el pecho de Fran.

Arrugó su nariz, aun confundido, era solo que, al haber estado tan cerca del otro había sentido de lleno el aroma que rodeaba a Fran, y...él olía como a lavandina—

— ¿Lukas, estás ahí?

Él levantó su mentón con rapidez tomando conciencia de sus alrededores.

— ¿Qué? ¿qué pasó?

— Te decía que lamentaba no haberte avisado mejor del desorden, perdón por eso.

— Oh, no, está bien yo soy el distraído.

Fran se rio. —Si estás algo disperso, pero esta vez fue mi culpa. Verás voy a cambiarme de oficina en estos días...a una más grande —añadió con orgullo.

— Que envidia —murmuró con poco interés.

— Igualmente estoy curioso, ¿qué te tiene tan así? —Sus cejas se juntaron y le miró con más interés del que Lukas hubiera considerado como cómodo.

Lukas separó sus labios, mientras que el resto de su cuerpo se quedó rígido, con miedo de responder y sonar demasiado obvio, con—

Toc. Toc.

— Adelante.

La puerta se abrió ligeramente enseñando al rostro confundido de Nils tras esta.

— Oh, lo siento, Bolém me dijo que tenía que pasar...puedo venir luego si-

— Claro que no hay problema, Nils, nosotros ya nos íbamos. ¿Verdad, Lukas?

Él solo asintió vacilante, aun sin lograr centrar su mente del todo.

— Pensé que no había nadie ahora, por eso quería pasar —murmuró Nils con un dejo de pena.

— Sí, nos surgió un imprevisto y Lukas quería consultarme algo. —Echó su cabeza hacia atrás—. Pero también necesito ayuda con este desastre, si encima a la tarde tenemos la auditoría.

Nils comenzó a barrer una de las esquinas, y sonrió con un poco más de confianza.

— Tendría que quedarme todo el día aquí, entonces.

— Haría falta, tendrías que haber visto a Lukas, su nariz casi no la cuenta.

— ¿Qué pasó? —preguntó Nils a ninguno en particular.

— Se tropezó con una de mis cajas —se adelantó en responder y luego le dirigió una mirada cargada de picardía—. Pero pobre, hoy tiene motivos para estar distraído.

Lukas sintió que su inicial confusión fue suplantada superficialmente por otro sentimiento similar a la irritación.

— ¿La chica nueva?

— Esa misma, aunque no lo podemos culpar tampoco.

Hubo unas risas a continuación, que Lukas se forzó a ignorar cuando su atención se enfocó en el monitor de Fran y recordó que había pasado la última vez que había estado allí junto con Bolém.

— Aunque sigo estando mejor que Fran cuando salió de su divorcio, ¿se acuerdan? —comentó con un semblante más confiado a la vez que se apoyó sobre el escritorio de Francis.

La expresión del forense mostró un brillo de sorpresa traspasando por sus ojos azules por un instante.

— Fran, los informes —le espetó en voz baja, de modo que solo él pudiera escucharlo.

El otro asintió al mismo tiempo que ponía su computadora a funcionar.

— Creo que Lukas tiene razón en esa parte, me acuerdo de esos días —comentó Nils con una media sonrisa—. Bolém por una vez no se enfadaba tanto conmigo.

Fran se volvió hacia Nils con el ceño algo fruncido.

— Tendría que divorciarme más seguido entonces, Nils.

Nils continuó burlándose de él y esa época de su vida un poco más, mientras que Lukas hizo alguna que otra acotación más, pretendiendo estar metido en esa inútil charla cuando sus ojos solo se quedaron clavados sobre la pantalla del monitor de Fran.

Fran se dejó distraer por sus comentarios de modo que no notó cuando Lukas se quedó mirando al momento que escribió la contraseña de su perfil.

Lukas dejó de escucharlos luego de eso y comenzó a repetirse esa combinación de letras como un mantra que no debía olvidar.

— Ves, Lukas, aquí están los resultados de la autopsia. —Su voz tenía menos paciencia de la que era habitual en él y señaló su pantalla—. ¿Hay algo distinto de lo que ya hablamos?

Lukas sonrió con una alegría que no creía que experimentaría hoy. Y es que no tenía razones para estar feliz. No había nada fuera de lo común en todo lo que Fran le había enseñado.

— Está todo perfecto, gracias Fran. —Enderezó su espalda y les dio un rápido vistazo a los dos presentes en el cuarto—. Ya me tengo que volver al departamento. Nos vemos luego, Fran. —Levantó su brazo—. Adiós, Nils.

Dicho aquello, salió del sitio, con un último pensamiento en mente.

La respuesta está más cerca de lo que crees.

De pronto, esas palabras adquirían un nuevo significado cuando Fran olía de la misma forma que Alicia luego de salir de la fábrica donde trabajaba William.


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Llevaba rato queriendo llegar a este punto.

No voy a hacer comentarios, solo que se viene más drama.

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