14. Reencuentro


Las siguientes horas transcurrieron con normalidad, o lo más similar a lo que Lukas ahora creía que podía catalogar como tal. Por suerte, estaba a punto de llegar al final de su jornada sin mayores complicaciones. Exceptuando mensajes raros de por medio, pero... ¿Podían seguir clasificando como raros?

No quería admitirlo, pero, aunque los mensajes siguieran incomodándolo, ya no le generaban esa misma sensación que tenía en un principio. Era extraño y no sabía cómo explicarlo.

También había aprovechado para leer con mayor detenimiento los resultados del análisis toxicológico de Angélica y Alfred, siendo que llegó a una conclusión un tanto...peculiar.

Viendo el perfil de Alfred, sus fluidos habían presentado más de un resultado, es decir que aparentaba ser una persona que había estado en contacto con sustancias bastante seguido, el polvo de ángel seguía en su sistema antes de morir... A diferencia del caso de Angélica donde no había nada más allá de alcohol, pero los resultados delataban que había estado expuesta al polvo de ángel, aunque sea una vez, probablemente mucho antes de haber sido asesinada.

No acababa por cerrarle.

Y seguía sin saber cómo habían conseguido esta droga.

Se detuvo para checar el horario, le quedaba menos de una hora para irse, quizás antes de retornar a su hogar podría averiguar precios de cámaras y ver si tenía suerte. Pensar en ello medio lo puso de mejor humor y le hizo sentir que sería buen momento para ir por un café.

Porque si, habían arreglado la máquina de café, siendo probablemente la mejor noticia que tendría durante la semana.

Cuando salió de su oficina, se llevó la sorpresa de encontrarse a Alicia y al resto de sus compañeros cerca de la puerta de entrada hablando con su jefe.

Eso significaba que ya habían vuelto de su sesión de investigación, cosa que no esperaba que pasara tan pronto.

Alicia desvió su atención por un momento de la conversación al encontrar su mirada con la suya, y, en cuanto la charla entre sus compañeros y su jefe pareció haber acabado al ver como el grupo se disipó con rapidez, ella se dirigió hacia donde Lukas se encontraba.

— ¿De regreso tan pronto? —preguntó con una media sonrisa.

Ella se encogió de hombros. — Somos muy eficientes —respondió con seriedad, aunque su rostro reflejara su emoción contenida y lo urgida que estaba de contarle su experiencia.

— ¿Estás admitiendo qué haces buen equipo con Adam? —se llevó la taza de café a los labios, deteniéndose en ese preciso instante cuando su nariz se arrugó frente a un aroma poco placentero—. Apestas a lavandina.

Alicia medio se sonrojó antes de tirar de un pliegue de su ropa y acercarlo hacia su nariz.

— ¿Verdad? Había un olor tan fuerte ahí adentro, pero nadie que trabaje ahí parece sentirlo...—dijo eso último en un murmullo y sacudió su cabeza—. ¡Como sea! No era eso lo que venía a decirte.

— Sigo esperando tus novedades —se animó a fastidiarla un poco más, provocando que Alicia frunciera el ceño en el proceso.

La expresión de Alicia cambió con rapidez en una mueca insegura antes de inclinarse más cerca de Lukas, disminuyendo la distancia entre ellos del mismo modo que intensificó la seguridad de sus palabras dentro de su círculo.

— Parece que William si es nuestro hombre.

Lukas permaneció inmóvil por un par de largos segundos, no esperaba que le arrojara la bomba tan pronto.

— ¿Te tocó interrogarlo?

— No directamente —tragó—, pero si hablé con uno de sus compañeros que...admitió haber visto a William fuera de sus horarios, incluso cuando no eran sus días de cambiar de turno.

— Eso solo no sería tan raro...

— No, pero junto con un par de inconsistencias en el testimonio de William si lo comparamos con el del hermano de Elsa y sumado a que ninguno de sus compañeros sabía algo sobre ella—

— Alguien mintió y parece que no fue el hermano —concluyó Lukas.

— Exacto, pero todavía seguimos sin algo sólido para incriminarlo, a simple vista sigue pareciendo alguien normal que trabaja en un depósito, va a su casa, vive solo —dijo con un dejo de indignación.

— Tienen un sospechoso, —o quizás tenían un sospechoso— es un montón comparado a lo de una semana, aunque puede que no sea el único metido en esto.

Alicia medio asintió cuando una sonrisa se formó en sus labios. — Y se ve que tú tenías razón.

Lukas parpadeó confundido.

— ¿Con qué?

— Con lo de los casos, estas muertes al final si estaban conectadas.

Él intentó abrir la boca para responderle, solo para volverla a cerrar al no hallar respuesta que se adecuara a lo que acababa de oír.

— Nunca entendí porque no quisiste compartir tu corazonada conmigo —al ver la cara confundida de Lukas, añadió— ¿Qué? ¿Para qué ibas a pedirme todos los informes de Elsa, sino?

— ¿Para guiarme...? —alcanzó a decir con una sonrisa torcida, solo para sentirse como un estúpido al segundo siguiente.

Las largas pestañas de Alicia revolotearon con suavidad cuando sus labios se curvaron en una expresión que se sintió demasiado familiar a pesar de que su amiga rara vez le miraba así.

— Tengo que volver con mi equipo —medio se giró con intención de marcharse, aun sin haber quitado su atención sobre él—. Eres un buen investigador Lukas, no dejes que nadie te haga creer lo contrario.

Luego de eso procedió a alejarse, dejando a Lukas solo parado con su taza de café entibiándose entre sus manos, junto con un solo pensamiento en el aire al recordar que él nunca había llegado a mencionarle de su charla con su jefe.

***

Los precios que se proyectaban en la vidriera de la tiende de electrónica le eran una razón suficiente para seguir su camino sin mirar atrás. No se sentía particularmente adinerado esta semana, pero, aun así, comprar una cámara seguía siendo una opción más accesible que invertir en un sistema de alarmas.

Además, entrar solo a consultar precios no dañaría a nadie. ¿Cierto?

Sin mucho más pretexto, Lukas entró a la tienda, encontrándose con un muchacho más joven que él detrás del mostrador, con la atención más puesta en su celular que en posibles clientes.

— Buenas tardes —murmuró mientras contemplaba su alrededor esperando que el chico se enterara de su presencia, y en vista de que aún no le respondía decidió volver a hablar con un tono más alto—. Tenía una pregunta.

— Oh, oh, sí, hola —respondió al mismo tiempo que guardaba su celular con prisa—. ¿En qué puedo ayudar?

Lukas se acercó más al mostrador, al punto de poder apoyar sus codos sobre la superficie que lo separaba del vendedor.

— Yo estaba buscando...esas cámaras que se conectan al celular —murmuró, no muy seguro de cómo describirla.

El chico le arqueó una ceja, divertido. — Buscando a espiar a alguien, ¿eh?

El calor invadió su rostro al segundo siguiente. — ¿Qué? Yo, no-

— Es broma —le interrumpió con una sonrisa—. Tengo un par de modelos que te pueden interesar.

Dicho eso, el vendedor se alejó para buscar sus posibles opciones, por lo que Lukas hizo lo mismo al apartarse del mostrador y ponerse a ver otros dispositivos que harían llorar a su billetera.

Pasaron un par de minutos, cuando oyó la campana reposada sobre la puerta de entrada tintinear seguido de una voz aguda que opacó el cómodo silencio en el que había estado envuelto hasta ahora.

— ¡Hola! —llamó la voz femenina en vista de que no había nadie tras el mostrador— ¡Venía por un cambio!

Lukas parpadeó, le tomó un momento procesar aquella voz, y la familiaridad que encontró en su tono, a pesar de los años, le seguía resultando muy conocida.

Se giró por mero impulso encontrándose cara a cara con la dueña de aquellas palabras, cargando su rostro de incredulidad frente a la imagen que le devolvió su cerebro.

— ¿Leire?

— ¡Lukas!

Sí, definitivamente su cerebro no le estaba jugando una broma, la chica que tenía delante se trataba sin duda de Leire. Ese cabello cobrizo brillante, más largo que antes, los ojos grises e intensos, y las pecas salpicadas sobre sus pómulos podían pertenecer solo a Leire.

Se veía más hermosa de lo que su triste cerebro podía recordar, y sintió que su mente podría colapsar en cualquier momento, porque procesar esa imagen ya le estaba costando demasiado trabajo como para recordar que tenía que decirle algo a su ex novia.

— ¡No puedo creer que te encuentro ahora Lukas! ¿Cómo has estado?

Si su interpretación sobre interacciones básicas humanas no le estaba fallando, diría que ella se veía feliz de verle.

— ¿Volviste a la ciudad? —fue lo único que alcanzó a musitar.

— Sí, hace unas semanas, me encontré a tu hermana el otro día, de hecho.

Su hermana. Claro que Daniella le había contado sobre eso. ¿Cómo pudo olvidarlo?

— ¡Aquí! —llamó el vendedor quien acaba de volver con los modelos de cámara prometidos— Oh, hola —agregó luego, casi conmocionado— ¿Cómo te puedo ayudar?

— Sí, venía por un cambio —se acercó al mostrador colocando la bolsa que llevaba encima—. Quería cambiar esta cámara.

— Déjame ver —murmuró, prácticamente ignorando la presencia de Lukas—. ¿Qué estabas buscando?

—Oh, era un regalo de mi prometido —se encogió de hombros—. Solo quiero cambiarlo.

— ¿Prometido? —Lukas balbuceó la pregunta antes de llegar a pensarla.

— Bueno, ex prometido en realidad —hizo una mueca como si acabara de romper un valioso jarrón por accidente sin lamentarlo en absoluto.

— ¿Te ibas a casar?

Lukas quiso abofetearse al segundo que esas palabras escaparon de su boca.

— Digamos que sí...hasta que ya no.

—Eso es, eh, novedoso.

Arrugó el ceño tras oír su propia respuesta, novedoso. ¿Qué quería decir con eso?

—Disculpen —les llamó el chico vendedor que había estado presenciando todo su reencuentro sin que Lukas se percatara de ello—. Traje tus cámaras, ¿cuál modelo te interesa más?

—Oh, el que sea —murmuró incómodo.

— Puedes probarlos sin compromiso-

— Da igual, —espetó— solo dame el que tenga más tiempo de garantía.

Por algún motivo, sintió muchos deseos de salir en ese mismo instante de aquella tienda.

El chico no puso en cuestión sus exigencias y lo guio hacia la caja donde él podría pagar y salir finalmente de ese loquero donde se había metido por accidente.

— ¿Estás apurado? —murmuró Leire sobre su hombro al momento que Lukas firmaba el ticket que le habían dado.

— ¿Qué? Yo-

— Puedes esperarme afuera, me tomara solo un momento cambiar mi cámara —le dijo con una brillante sonrisa a lo que Lukas solo pudo asentir sin objeción alguna.

Tras recibir su nueva cámara espía, salió de la tienda viendo de reojo como Leire comenzaba a cuestionar al pobre vendedor que clase de cambio le convendría hacer.

Una vez fuera, se apoyó contra la pared más cercana que encontró e intentó acomodar un poco sus pensamientos. No entendía porque se había puesto así por solo reencontrarse con Leire, bueno, si sabía, pero su estado de atontamiento había sido demasiado incluso para él.

Después de todo, ellos no habían terminado mal. O así lo había interpretado él, es decir, Leire no se había enojado cuando Lukas le pidió acabar su relación. De hecho, había esperado que se aliviara, dado que Lukas había estado insufrible en esa época. Su padre había muerto hacía pocos meses, y él no podía evitar comportarse como un idiota.

Siempre sintió que Leire no merecería soportarlo mientras él estaba así.

Poco después de eso, supo que ella decidió mudarse para estar más cerca de su universidad, sin Lukas, nada la ataba a quedarse en esta ciudad—

— ¡Acabé! —exclamó la chica sacándolo de sus pensamientos de forma abrupta—. Conseguí un par de cosas de nuevas —levantó su brazo para exhibir sus nuevas adquisiciones.

— Que genial...

— ¡Sí! Quería deshacerme de todo lo que tenía al alcance relacionado con él, ya sabes.

Lukas se vio envuelto en una encrucijada si debía o no preguntar sobre el tema.

— Entonces... ¿Volviste para visitar a tu familia? —preguntó vacilante, creyendo que era un buen modo de desviar la conversación lejos de la vida amorosa de Leire.

— Algo así, —sonrió— digamos que me surgió un trabajo por aquí, algo más relacionado con mis estudios —sus ojos brillaron con emoción—. Pero, suficiente de mí, ¿tú cómo has estado?

—Me va bien —asintió como si de ese modo pudiera convencerse a sí mismo—. Hace casi un año que estoy trabajando en el departamento de investigación, pero todo tranquilo en realidad —finalizó con una mueca incómoda que esperaba que se asemejara lo suficiente a una sonrisa.

—Con ese trabajo tuyo esperaba que me contaras algo más emocionante —Leire hizo una pausa, en la que Lukas pensó que tendría que replicarle, pero ella volvió a hablar antes—. ¿Y qué hay con esa cámara nueva?

— Oh, esto, es —tragó— voy a adoptar un gatito, y quiero vigilarlo mientras no esté.

Por la expresión de Leire, Lukas pudo suponer que su excusa le había convencido. Desde que el tipo misterioso se había metido en su casa había tenido que dar más excusas de las que había dado en casi toda su vida.

— ¡Qué lindo! ¿Voy a poder conocerlo?

¿Qué?

— Sí, claro, aunque no voy a adoptarlo hasta el próximo mes.

— ¿Dónde estás viviendo ahora?

¿Debía de preocuparle que su ex novia estuviera haciendo tantas preguntas y se comportara como si no llevaran años sin verse?

Quién sabe. Después de todo, ella siempre había sido así. Más o menos.

— Cerca de la Ruta 14 —masculló incómodo—. Pero estoy por mudarme, más al centro.

— Supongo que nos estaremos cruzando más seguido —dejó escapar una risa.

— Supongo que sí...—sus ojos desviaron su atención hacia sus costados y añadió con algo más de prisa—. Eh, tengo que irme ahora, estoy un poco corto de tiempo.

Quería buscar un lugar adecuado y poco visible en donde colocar su cámara, y sospechaba que eso le tomaría algo de tiempo.

—Oh, yo también, perdón si te estuve reteniendo mucho rato...

— No, no, fue lindo volver a verte —dijo para su sorpresa con una calidez atípica en él—. Y, felicitaciones por el nuevo trabajo.

— Gracias Lukas, nos vemos luego creo.

Él solo asintió, para que luego ambos se vieran envueltos en un silencio incómodo sin saber cómo concluir su charla y, casi al mismo tiempo, se acercaron más entre sí, dándose un rápido beso en la mejilla a modo de despedida.

Luego de ello, Lukas finalmente fue libre de volver a pensar como un humano más o menos funcional, pero aún incrédulo de su reencuentro con su ex novia, sin saber que creer. No entendía porque de repente se mostraba tan interesada en él, o tal vez, ella solo estaba siendo amable.

¿Verdad?

----------------------------------------------

Quiero aclarar que estoy consiente que los análisis toxicológicos toman mucho más tiempo que el transcurrido en esta historia, pero me tome la libertad de acortarlo por cuestiones de trama, nel.

También, tengo casi todo el capítulo 15 escrito, y va a tener un tono muy diferente a este, que quizás, fue uno de los capítulos más ligeros de escribir hasta ahora.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top