10. Intruso


— ¿Por qué? ¿Lukas, qué pasó?

Era probable que Lukas habría olvidado como hablar en ese momento, y, de no haber sido por la voz de su madre de por medio, no hubiera sido consiente de la cantidad de tiempo que había dejado pasar sin decir nada.

— Lukas, ¿estás ahí? No me asustes...

— S-sí, perdón, yo...—vaciló—. ¿Sabes a dónde fue?

— Dijo que iría a hacer un trámite y luego se iba a encontrar con una amiga. —Hizo una pausa donde volvió a adoptar un tono más consternado—. Ahora, piensas explicarme que está pasando, o...

Lukas suspiró, no quería ya involucrar a su madre y de verdad no sabía cómo proseguir sin preocuparla por adelantado.

— Intenté llamarla y no me atiende, —cerró sus párpados, casi como si supiera lo que se venía— estaba por volver a intentar, pero quería—

— ¿Cómo que no te atiende? Lukas, ¿qué está pasando? No me asustes así... —su voz pareció quebrarse en ese instante—. ¿A caso tiene algo que ver con lo que viste en tu trabajo?

— No, no, mamá —tragó—. Yo solo, solo, escucha, puedo ir para allá y te explico todo, ¿sí? —No esperó respuesta y procedió a colgar.

Solo luego de que la aguda voz de su madre dejara de retumbar contra sus oídos cayó en cuenta de lo que había dicho.

No podía ir a casa de su madre ahora, estaba, o se suponía al menos, en horario de trabajo.

Recordó el día de su cita con Marcus cuando había ignorado el mensaje de su madre, ella justamente le había preguntado si sabía de Daniella, pero para el momento en que Lukas lo había leído su madre ya le había dicho que su hermana ya estaba con ella. En aquel entonces no le había dado mayor importancia, y solo hasta ahora se estaba sintiendo como un mal hermano por ello.

Con otro largo suspiro, procedió a marcar al número de Daniella, nuevamente, sin suerte.

¿Qué se suponía que estaba haciendo? Ella siempre tenía el celular encima.

Le envío unos mensajes esperando que los viera pronto, aunque parecería no ser el caso.

Por otro lado, ya había sembrado la semilla de la duda y no podía dejar a su madre sola en la casa luego de haberle preguntado tan poco casualmente si sabía algo de su hermana.

Y, bueno, Lukas también necesitaba saber de ella lo antes posible y descartar esa supuesta conexión que había notado entre los nombres de las víctimas. Es decir, el asesino no podía estar jugando a matar gente basándose en las letras de su nombre. ¿O sí?

La sola idea se le hacía tan macabra... Pero los asesinos seriales solían meterse en esa clase de juegos, o eso creía saber. Nunca había lidiado con un asesino serial y nunca creyó que le tocaría investigar a uno dentro de una localidad tan usualmente aburrida como la suya—

Quizás se había adelantado un poco en creer aquello.

Miró la puerta de la salida, cuidando de no llamar demasiado la atención y buscó el número de recursos humanos, dejando nota que había tenido que salir por una emergencia familiar.

***

Llamó a la puerta de su antiguo hogar, permitiéndose el observar la fachada del sitio mientras esperaba. El frente claro contrastaba con la puerta color negro, acompañado de diversas macetas acomodadas sobre las pequeñas ventanas que daban directo a la calle. De hecho, cuanto más miraba más pequeño se veía todo en comparación a lo que su memoria almacenaba durante su infancia viviendo allí dentro.

Se había marchado tan rápido que no había llegado a pensar como lidiaría con toda esta situación. Pero al oír el sonido de las llaves sobre la cerradura, supo que le quedaba poco tiempo de incertidumbre...

Su madre encontró su mirada apenas abrió la puerta de entrada, no se había peinado por lo visto, llevando su cabello largo suelto con varios mechones dispersos, y sus anteojos de descanso casi tocaban la punta de su nariz. Lucía inofensiva, casi, hasta que decidiera abrir la boca.

¡Lukas! —dijo su nombre con un dejo de sorpresa antes de añadir—. Me cortaste la llamada.

Por supuesto que su madre no dejaría pasar ese detalle por alto.

— Hola, mamá.

— Nada de hola, me debes una explicación... ¿Qué es lo que pasa con Dani?

— No pasa nada —titubeó, esperando que su madre se corriera porque no se sentía como para ponerse a discutir en medio de la calle—. Solo quería hablar un momento.

Ella se cruzó de brazos. — ¿Tiene que ver con algo de tu trabajo?

— Si...no sé —suspiró con hastío—. ¿Vas a dejarme pasar?

Su madre parpadeó, abandonando por un momento aquella expresión molesta, dándole un indicio que no había notado que seguían parados sobre la vereda.

Una vez dentro, Lukas rodeó la alfombra de la sala de estar, para sentarse sobre el antebrazo del sillón más cercano. Y con una larga inhalación, sintió que podría comenzar a hablar de nuevo y con suerte darle algo de orden a todo este caos.

— Bien, ¿a dónde me dijiste que fue Dani?

— Un trámite, algo con el correo —murmuró confundida—. ¡Pero eso fue hace más de una hora!

— Y por algún motivo no me atiende —dijo Lukas más para sí—. Tampoco es que haya ido a un lugar donde no pueda usar el teléfono.

De repente una sensación similar a cuando aún se encontraba dentro del cuarto de interrogaciones comenzó a expandirse en su interior...

— Lukas me estás asustando, te juro que si no me explicas ahora—

— ¡No lo sé, ma!  —exclamó sin poder contenerse antes de encontrar como calmarse a sí mismo—. Es una tontería, solo que...están pasando cosas raras y—

— ¿Es sobre tu trabajo?

Él solo pudo asentir, sin encontrar que más decir, no podía contarle sobre los mensajes del tipo misterioso, ya bastante mal la había puesto por venir a preguntar sobre el paradero de Daniella de esa forma.

Su madre se acercó más hacia él y colocó una mano sobre su cabello, se sintió cálida, acogedora diría, tan diferente a todo lo que su previa actitud le había transmitido.

— ¿Por qué piensas eso entonces? —agregó en un tono más suave.

— Ando algo paranoico últimamente —forzó una risa—, un par de asesinatos pasaron muy seguido y luego pasó algo que me hizo pensar en Dani y...—sintió como su voz se quebró proseguir— me asusté.

— ¿Qué viste?

Lukas alzó la cabeza sin pensar.

— ¿Cómo?

— Si pensaste en Dani, es porque viste algo que te hizo pensar en ella —hizo una pausa para hacer la misma pregunta de antes, con una actitud más enfriada— ¿Qué está pasando, Lu?

Él tragó saliva, y dejó pasar un largo segundo en que solo se enfocó en los ojos café de su madre, la verdad quemó en su lengua como si de brasas de tratasen...

— Quizás sepa quién está detrás de esto —admitió a medias antes de ponerse de pie.

— ¿Qué quieres decir? ¿Por qué—

— Deberíamos ir a donde te dijo que estaría —le cortó—. Para empezar, al menos.

Su madre se acomodó sus lentes sobre el puente de su nariz.

— No sé si siga allá, podría intentar llamar a su amiga, solo que no sé si tengo...—vaciló en cuanto sus palabras se vieron irrumpidas por el sonido de alguien golpeando a su puerta.

Ambos intercambiaron una mirada de preocupación al instante que aquel sonido aplacó su conversación. Ya viéndose que su madre no estaba esperando visitas.

Lukas permaneció inmóvil en su sitio, uno, dos, tres segundos más cuando el llamado a su puerta retornó a invadir su campo auditivo. Y, sin decir nada más, caminaron en dirección de aquel ruido, y, solo cuando Lukas alcanzó a distinguir mejor la figura tras esa puerta sintió que su mente logró comenzar a trabajar de nuevo.

— Hasta que al fin me abres, te había dicho que me olvidé las llaves... ¿Lukas? ¿Qué—

— ¡Dani! —gritaron ambos al unísono y casi que de un tirón metieron a la chica dentro de la casa.

— Pero, ¿qué les pasa? —masculló perpleja, cuando sus ojos se redirigieron a su hermano—. ¿Por qué Lukas me mira así?

— ¿Estás bien? —murmuró Lukas, sin estar seguro si era una pregunta o una afirmación de su mente.

— ¡Claro que estoy bien!

— No atendías ninguna llamada —dijo su madre con preocupación—. A ninguno de los dos.

Daniella parpadeó confundida, con los mismos ojos cafés de su madre antes de que un sonrojo se asomara en su rostro.

— Oh, eso fue porque me había quedado sin batería —murmuró, casi avergonzada, antes de retomar su actitud previa—. ¡Pero tampoco fue por tanto tiempo!

Ella tenía razón, debió de haber sido poco tiempo, pero Lukas seguía sin encontrar el momento para tranquilizarse, aun cuando la figura que tenía delante era claramente la de su hermana menor.

— ¡Lukas! Deja de mirarme como si tuviera algo en la cara —hizo una mueca al añadir entre dientes—. Es raro.

— Él solo estaba preocupado, Dani...

— ¿Por qué? —le regaló una mirada extrañada—. Solo salí un rato.

— Eso es porque...—comenzó Lukas inseguro de cómo explicar los escenarios transcurridos en su cabeza—. ¿Puedo preguntarte algo?

— Solo venía por mi cargador, tengo que volver a irme ya—

Daniella dio un par de pasos, pasando a su lado, pero se vio irrumpida por la mirada de su hermano señalando el cuarto de al lado.

— A solas —añadió en un susurro.

Su hermana le miró un instante sin entender, pero acabó por acceder al indicarle a Lukas que la siguiera a su cuarto, mencionándole a su madre que quería revivir a su celular antes de volver a irse.

El cuarto de Daniella debía de ser un poco más amplio del lugar donde él dormía actualmente, en su momento cuando ella aún lo compartía con Jade se le había hecho más pequeño, pero ahora era exclusivo de Daniella y su pila de libros.

De niño había llegado a pensar que era algo injusto que él tuviera un cuarto para él solo, mientras que sus hermanas compartían uno entre las dos, dicho pensamiento, claro que solo quedó en su cabeza. No se hubiera atrevido a decírselo a su padre en voz alta.

Daniella entonces, se sentó sobre su cama en un movimiento tan apresurado que la hizo rebotar ligeramente sobre su colchón.

— Entonces, Lu, ¿cuál es tu motivo del día para estar tan raro?

— ¿Se necesita un motivo?

Ella puso los ojos en blanco antes de buscar su celular. —Ve al grano.

— Bien...—tanteó el terreno antes de optar por sentarse a su lado—. Dani, necesito que seas honesta.

Su tono debió de haber sido lo suficientemente serio como para que ella apartara la vista de su revivido teléfono.

— ¿Estás en algo con las drogas o—

— ¿Qué? —su rostro pasó por todas las gamas de rojo en un solo instante—. ¿De qué estás hablando?

— ¡No me importa eso! —refutó apresurado—. Solo dime, sí o no.

— ¡No!

Su tono chillón se oía sincero por donde lo mirase, solo entonces sintió que podía suspirar con alivio.

— ¿Por eso mamá decía que estabas preocupado? —hizo una pausa, casi imperceptible, donde su voz se intensificó—. ¿Le dijiste a mamá que ando en drogas?

— ¡Claro que no! Solo le pregunté si estaba contigo.

La postura de su hermana se relajó, lo suficiente como para dejarse caer hacia atrás.

— ¿De dónde sacas esas cosas, Lu?

Lukas también sintió que pudo relajarse, solo un poco, al menos podía descartar esa primera posibilidad.

— ¿Conociste a alguien nuevo estos días? —esperó que su hermana negara con la cabeza antes de proseguir—. ¿Alguien raro que intentara acercarse?

Ella solo volvió a negar. — Lamento tener una vida tan poco emocionante, pero no, no paso de las tres amigas que ya conoces.

La declaración de algún modo le hizo sonreír, dejándose llevar al imitar su postura y reposar su espalda sobre el colchón.

— En verdad me hiciste asustar —susurró.

— Todavía no entiendo porque —se giró de modo que quedara enfrentada con él y le arqueó una ceja— ¿No estarás viendo muchas series policiales?

Lukas la imitó, quedando ahora ambos enfrentados.

— No veo series desde hace meses, a menos que mi trabajo cuente como una —dejó escapar una risa, y se detuvo al rememorar cierto detalle en el lugar de trabajo de Angélica—. Incluso el otro día me crucé con una chica muy parecida a ti... Solo que era linda, claro.

Daniella lejos de molestarse, sonrió ante su comentario. —Lo veo bastante creíble.

Era mentira, claro, con su cabello corto por los hombros y su piel un poco menos tostada que la suya, Daniella estaba lejos de ser una chica fea, pero no era como si se lo fuera a admitir en voz alta. Lukas frunció el ceño al segundo siguiente.

— ¿Seguro que tampoco hay...nadie? —tragó—. ¿No estás viéndote con nadie?

— Nop, —chasqueó la lengua—, estoy igual de soltera que la última vez.

— Somos dos, entonces.

Fue turno de su hermana de aventarle una mirada incrédula.

— ¿De verdad sigues sin salir con nadie? —hizo una mueca, como si acabara de recordar algo—. Sabes, el otro día me la crucé a Leire.

— ¿Leire volvió a la ciudad? —se mordió la lengua apenas esa pregunta salió de su boca—. Digo, bien por ella.

Llevaba mucho tiempo sin hablarse con Leire, no significaba nada que ella estuviese de vuelta.

— Ustedes hacían linda pareja, me agradaba como cuñada.

Hasta que Lukas decidió arruinarlo todo, pero ese era tema aparte.

— Ahora, en serio, no me respondiste —agregó con una sonrisa maliciosa—. ¿No hay nadie?

Lukas se sintió ligeramente intimidado por el peso de ojos tan encima de los suyos, tanto que no le vio sentido a mentir.

— En realidad... estoy viendo a alguien —al ver la mirada emocionada de su hermana, decidió añadir—. Es un chico.

Daniella ensanchó sus ojos adquiriendo una especie de brillo, a la vez que juntaba ambas manos en una especie de aplauso entusiasta.

— ¿Y hasta ahora me entero?

— No es nada serio.

Y por una fracción de segundo, Lukas se cuestionó como sería si fuera de otra forma.

Aún tenía que devolverle las llaves a Marucs.

— ¿Cómo se llama mi futuro cuñado?

Lukas se llevó un dedo a los labios, como si eso de alguna forma pudiera aplacar los grititos de emoción venidos de su hermana. Le recordó fugazmente al momento que le había confesado que creía que podían gustarle los chicos. Lukas solo se había molestado en contárselo a Daniella cuando tuvo sus primeras sospechas, no se había sentido necesario decírselo a nadie más, cuando sus padres andaban tan ocupados y Jade ya se estaba mudando con su actual esposo.

Ellos dos habían estado tan unidos en aquel entonces.

Un sentimiento de culpa recorriendo su pecho fue lo siguiente que sintió.

Luego, un celular vibró, sintiéndose contra el colchón y Lukas tardó unos segundos en reconocer que había sido su teléfono.

Su hermana le regaló una mirada curiosa.

— Marcus —dijo con suavidad antes de salirse de aquella posición de reposo.

— ¿Te vas?

Lukas asintió, pensando que en realidad no se suponía que vendría hoy, y menos en horario de trabajo. Recordó que Daniella le había aclamado que tenía prisa con irse, solo hasta ahora dándose cuenta que, quizás, esa declaración no había sido tan cierta.

Daniella se puso de pie, seguido de él.

— Nunca me dijiste porque estabas tan raro —masculló cuando Lukas estaba llegando a la puerta de su cuarto.

Su cuerpo se tensó apenas escuchó aquella declaración. Casi había olvidado porque estaba aquí en primer lugar. Casi había olvidado que Daniella le había dado el susto de su vida.

— No es fácil de explicar, solo —hizo una pausa, con sus ojos virando hacia un costado, como si alguien estuviese espiándolos—, están pasando crímenes raros, y puede que estén conectados. Tu...—vaciló antes de colocar una mano en su antebrazo— anda con cuidado, si ves algo sospechoso, lo que sea, me dices ¿sí?

Daniella asintió con un dejo de confusión en su rostro.

— No tendrías que haber asustado así a mamá.

— Lo sé —dijo en un suspiro.

Lukas entonces miró las notificaciones de su celular, había un mensaje de Alicia, y esperaba que el otro fuera de su jefe, de la de recursos o incluso de Adam. Pero, para su sorpresa, no se trataba de ninguno de ellos, era de Marcus.

Marcus:

Ando cerca de tu casa.

¿Puedo pasar por mis llaves?

No era lo que esperaba, pero, ya había avisado en el trabajo, unos minutos más no matarían a nadie, ¿verdad?

Se despidió de su madre e intentó medio disculparse por haberla asustado. Aun así, le pidió, al igual que a su hermana, que intentara estar atenta ante cualquier...eventualidad.

***

Lukas llegó a la esquina de su calle, que por suerte no quedaba demasiado alejado de la casa de su madre, cuando avistó al auto de Marcus estacionado a mitad de cuadra. Hizo un gesto con su mano, esperando que el otro se percatara de su presencia.

Al cruzarse con esos ojos celestes, un sonrojo sin motivo aparente se hizo presente en su rostro. De repente, la conversación con su hermana se sentía muy reciente. Se veía tan elegante como siempre, incluso para un encuentro tan casual, luciendo un suéter bordo por encima de su camisa, y Lukas ni siquiera había planchado la suya.

— ¿Llevas esperando mucho? —dijo con una sonrisa cuando estuvo a unos pocos pasos de distancia.

— Solo un par de minutos —musitó.

— Si, bueno —se quedó de pie frente a él, esperando un beso, o algún gesto que se asemejara a un saludo, gesto que nunca llegó—. Quería dártelo antes, pero estuve algo ocupado —rio incómodo al buscar sus propias llaves—, supongo que tú también lo estabas, no sé qué tan temprano te levantaste ese día.

— Me supongo que estuviste ocupado.

Sus labios se curvaron hacia abajo, tomándose un instante para estudiar el rostro de Marcus, estaba lejos de parecerse al chico que acarició su mejilla pidiéndole que se quedara a pasar la noche con él.

— Larga historia —llevó las llaves a su cerradura—. Después podría contártela.

— Si, justo ahora no tengo mucho tiempo, Lu.

Lukas detuvo su mano en aquel instante, quedándose estático por una cantidad casi perceptible de tiempo, y se giró hacia él, cansado de usar su tono amable.

— ¿Hice algo que te molestó?

— Oh, no, nada —se cruzó de brazos manteniendo ese semblante indiferente—. Tú ya debes de saberlo.

— Ilumíname, entonces, mi memoria no está funcionando tan bien hoy.

Marcus puso los ojos en blanco y se apoyó contra la pared que tenía más cerca, su expresión daba a entender que era obvio a lo que se estaba refiriendo.

— Hablo del viernes pasado, ya sabes, quise pasarme por tu casa de sorpresa —sonrió, pero sus ojos no encajaban—, y veo a ese tipo saliendo de tu casa como si nada.

Lukas pudo decir que algún músculo de su cara, si no eran todos, se paralizaron en aquel instante. Porque no había gesto que encajara con lo que acababa de oír.

No, no lo había.

El berrinche de Marcus pasó a sentirse secundario con una velocidad casi escalofriante.

Lo único que había hecho Lukas ese día había sido ir al trabajo.

Había estado solo el resto del día.

— Oh, no me mires como si no sabes de lo que hablo —se encogió de hombros—. Tenía llave y todo, ¿quién más saldría de tu casa tan por la noche?

¿Noche?

Lukas había estado dentro de su casa a esas horas, se acordaba, se había quedado dormido en su sillón...

De pronto se sintió muy mareado y necesitó mantener su agarre en su picaporte para no caerse.

Llave, llave...

Tenía una llave.

Lukas luego fue consiente que los ojos se Marcus seguían sobre él, esperando por una respuesta que no tenía, bueno sí tenía, pero dudaba que fuera a creerle. Ni él se lo creía.

— Ese...ese debió haber sido el novio de mi hermana —se apresuró a decir, esperando no haber dejado pasar tanto tiempo.

— ¿Tu hermana no está casada?

— Si, la mayor —río, o eso intentó—, yo hablo de mi otra hermana, la menor, ya sabes, Dani.

Eso podría haber sonado fácilmente como una mentira, de no ser porque Lukas en realidad, si tenía dos hermanas.

Al ver que Marcus seguía sin decir nada, Lukas se forzó a continuar con la farsa aun cuando su cerebro estaba ocupado recalculando otros factores.

— Él trabaja con estas agencias que ponen...alarmas en las casas, había venido a dar un vistazo sobre eso, pero solo podía hasta la tarde-noche.

El que tan creíble sonara eso ya no era su responsabilidad.

Sin embargo, al notar como Marcus descruzó sus brazos y ladeó la cabeza hacia un costado, podía ser un indicante de algo positivo por una vez.

— El novio de tu hermana, eh...Lo vi de lejos, y no me quedé a ver mucho más —suspiró—. Supongo que estaba muy molesto para pensar.

Y para empezar a inventarte ideas, de paso.

— Sí, tengo que...aprovechar, podría hacer la instalación más barata.

— Yo podría ayudarte con eso si me lo pedías —murmuró mientras estiraba su brazo, en un intento de tomarlo por su manga.

Y Marcus sonrío, esta vez, sus ojos parecían encajar de mejor manera, pero en esos instantes a Lukas no le importó.

— Voy a buscar tu llave —dijo, sin más, al abrir las puertas de ese tan poco seguro hogar.

Marcus le siguió de cerca antes de cerrar la puerta tras de sí.

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Volví, no era mi intención que este capítulo tardara tanto. Y, a la vez, creo que es el capítulo más largo que llevo hasta ahora.

Me gustó mucho escrbirlo y presentar formalmente a la familia de Lukas, o casi toda al menos. Y esa escena con Markus llevaba queriendo escribirla desde hace tanto rato... El capítulo 11 voy a tratar de terminarlo antes, porque en verdad ya quiero tenerlo hecho, no quiero prometer nada, pero espero tenerlo al rato.

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