1. Llamadas
Capítulo 1: Llamadas
Angélica Kang
36 años
Altura: 1,63 m
Peso: 51 kg
Encontrada muerta durante la mañana del 14 de octubre, a 5 km del centro de la ciudad, cerca de un descampado. La víctima presenta heridas menores además del corte sobre su garganta, el cual fue la presunta causa de su muerte. La última persona en ver a la víctima con vida fue su jefe tras acabar con su jornada, dos días antes del hallazgo. No hay indicio de uso de armas de fuego.
Lukas releyó por cuarta vez sus notaciones desde que había comenzado su mañana, y en ninguna de esas veces había conseguido que ese nudo dentro su estómago desapareciera. No entendía por qué, ya conocía el caso desde el momento que el cuerpo había sido encontrado y las fotografías sobre su escritorio eran mejor material para producirle revoltijos estomacales. De hecho, no le faltaba material de entre todas sus muestras para asquearse.
Aun así, Lukas era consiente que el motivo de su nerviosismo no era el aspecto de la víctima.
No, en realidad, podía decir que había más de una cosa que le incomodaba acerca de este asesinato. Comenzando con que era la primera vez que le asignaban directamente un caso a él, desde que había comenzado a trabajar dentro del departamento. Seguido de que era el segundo asesinato consecutivo en menos de una semana con un rango de distancia menor a diez kilómetros.
Podría decirse que tenía razones para preocuparse.
Si bien, Lukas no había participado tan directamente en la investigación del asesinato anterior, contaba con las notas principales y sabía lo suficiente como para afirmar que las dos muertes habían sido muy diferentes.
La otra víctima, una mujer de cuarenta y ocho años, había sido encontrada muerta por asfixia la semana pasada, mientras que a Angélica le habían cortado la garganta, lo que resultó en una herida letal.
Y, mientras la otra mujer había sido encontrada dentro de su propia casa, Angélica había aparecido en un descampado, bastante alejada de su hogar.
No había ningún patrón a simple vista. Y, pensando en eso lo único que hacía era distraerse de encontrar verdaderas pruebas que ayudaran con la investigación.
Miró su escritorio con todas sus pruebas y notas esparcidas una vez más.
Si seguía así, solo conseguiría inventarse historias en la cabeza.
— ¡Lu!
Él parpadeó frente a la mención de su apodo. Había una sola persona que lo llamaba así dentro del departamento –o al menos cariñosamente–, no le costó mucho adivinar de quien se trataba.
— ¿Cómo va, Ali?
Alicia pasó la puerta de su oficina, aunque muchos le llamaran cubículo, tomando su saludo como una señal para pasar sin tocar y posarse directo sobre su escritorio.
Notó como sus ojos recorrieron su escritorio con curiosidad, como si no estuviera lleno de fotografías grotescas que harían a más de uno mirar hacia otro lado. Pero no era el caso de ella, ni el de nadie que trabajara dentro del departamento de investigación, supuestamente.
Lukas siempre le tuvo envidia en ese sentido. Alicia había comenzado a trabajar aquí, incluso luego que él y en dos semanas parecía más indiferente de ver un cadáver de lo que él lograría en toda su vida...
— ¿Qué tal vas con tu desorden?
Lukas parpadeó, e inconscientemente acercó todas las fotografías hacia él. Como si ella ya no hubiera visto suficiente.
— Me va muy bien, gracias.
— Se nota, ahora que trabajas solo. —Se cruzó de brazos y una sonrisa se formó en sus labios— puedes manejarte como quieras.
— Yo no estoy solo —replicó, pero no pudo evitar sonar algo avergonzado.
— ¿Sí? —Fingió mirar los alrededores de su 'oficina'—. Porque yo no veo al jefe por aquí.
Lukas sintió el calor subir a su cara, aunque Alicia solo estuviese bromeando, la verdad era que había tomado a todos por sorpresa cuando su jefe había decidido de la noche a la mañana que Lukas podía encargarse del caso. Cuando hasta la semana pasada tenía que seguir llevándole el café a sus superiores.
No sabía si adjudicarlo a que los demás estaban con mucho trabajo, o a que habían decidido ponerlo a prueba o a que simplemente su jefe quería tomarse unos días fuera. Su experiencia en otros trabajos le decía que era la última.
—Si... creo que no te mandaron para ver si en verdad estoy trabajando, ¿o sí?
— De hecho, no —rio—, ¿vas a venir a desayunar o me vas a dejar otra vez sola?
— ¿Qué? —Sus ojos se abrieron demás al comprobar la hora—. ¿Ya son más de las nueve? —murmuró más para sí que para Alicia.
Él juraba que acababa de llegar, sentía que había desperdiciado todo su tiempo en releer sus notas y en bueno, empezar su informe.
— Sí, no se va a hacer más temprano por más que sigas mirando la hora. —Arqueó una ceja—. ¿Vienes o...?
Lukas vaciló, su mirada viajó entre el monitor de su pantalla y Alicia un par de veces. Todavía no le había mandado nada al forense.
— Si me dejas de mirar así, vamos.
Alicia se enderezó con entusiasmo, formando una sonrisa triunfante y abrió la puerta, dejando correr un poco de aire dentro de su ya casi claustrofóbico...cubículo. Lukas la siguió de cerca, hasta ahora se daba cuenta que tenía tanta hambre—
En realidad, no sabía si era buena señal que le diera hambre después de estar mirando imágenes de un fiambre durante toda una mañana. Quizás, finalmente, estaba adquiriendo esa insensibilidad que tenían todos los que trabajaban aquí dentro...
— ¿Te trajiste algo?
— Apenas si dormí algo, Ali.
Los labios de Alicia se separaron levemente, emitiendo un mudo sonido, pero no hizo comentario. Al menos, no esta vez. Lukas se salteó la parte que había estado tan ansioso luego de enterarse que le encargarían el caso que lo último en lo que pensó fue en traerse algo para comer.
Tampoco es que le preocupara tanto, su edificio estaba a menos de dos cuadras de la cafetería más cercana y contaban con servicio para llevar.
En realidad, este trabajo podía tener varias cosas...raras, similares a las que ya había nombrado antes...pero tenía la ventaja que podía entrar y salir con bastante libertad. En ninguno de sus anteriores trabajos podía salir al mundo exterior en sus ratos libres. Y, al contrario, desde que había empezado a ejercer como criminalista había descubierto que se tenía que mover un poco demasiado...
Se sentaron en una banca cerca de su lugar de trabajo, no era como si tuvieran mucho tiempo para el desayuno tampoco, pero Lukas quería aprovechar cada minuto que tuviera para respirar un poco de aire y tomar su café y comenzar realmente su día.
Ninguno dijo nada por los primeros minutos, luego de meses de trabajar juntos ya se habían acostumbrado a la presencia del otro sin necesidad de decir nada. Pero otras veces, caían de todos modos en silencios incómodos que Lukas preferiría evitar—
— Y, ¿cómo van las cosas para hoy a la noche? —cuestionó Alicia de repente, formando una sonrisa burlona.
— ¿Cómo para qué? —balbuceó.
Lukas creyó que podría haberse ahogado con el café, la maldita de su compañera estuvo esperando todo ese tiempo a que bajara la guardia y atacarlo con preguntas indeseadas...
— Para tu cita. —Puso los ojos en blanco, como si fuera lo más obvio del mundo— ¿para qué, sino?
Su cita... la sola mención le hizo sonrojar. Había olvidado por completo que hoy saldría...ni siquiera recordaba cuando se lo había mencionado a Alicia en primer lugar. Y, con toda la paranoia que se estuvo creando toda la mañana, había hecho que el dato de su cita quedara guardado en algún recóndito lugar de su cerebro.
— Oh, eso...va bien, nos...nos íbamos a ver en el bar de la otra calle. —Hizo un ademán de señalar la dirección del lugar.
Frunció el ceño al notar que apenas se estaba moviendo un par de cuadras de distancia del departamento de policía, hasta ahora se daba cuenta que podría ser algo...anticuado. Pero no era su culpa que su trabajo quedara casi al centro de la ciudad.
— No te vayas a emocionar mucho —murmuró su compañera antes de darle un sorbo a su café.
— Hasta no ir no tengo mucho que contar tampoco.
— Bueno, al menos déjame a mí emocionarme un poco —suspiró, desviando su mirada hacia la calle—. No me acuerdo si alguna vez te vi salir con alguien desde que nos conocemos.
Lukas pensó en replicarle, pero en verdad Alicia estaba en lo cierto. No le había mencionado, que, por línea general, su vida amorosa había sido siempre un desastre desde tiempos inmemorables hasta volverse prácticamente nula, pero tampoco hacía mucha falta decirlo. Cualquiera podía darse cuenta en un par de semanas.
En realidad, su vida se volvía más y más rutinaria si se detenía a pensarlo, sino fuera porque su trabajo lo obligaba a moverse y ver escenas no tan convencionales.
¿Estaba admitiendo que su trabajo se había vuelto más emocionante que su vida diaria?
De pronto, estaba deseando que su cita de hoy saliera bien—
Quiso entonces comentarle algo a Alicia sobre esta noche, cuando sintió una vibración sobre su muslo. Tardó unos segundos en procesar que era su celular que había dejado sin querer en modo vibrador. Se apuró a sacarlo de su bolsillo notando que en la pantalla se leía número privado.
— ¿Es ella? —preguntó Alicia con una sonrisa maliciosa acercándose hacia él con interés.
Lukas le hizo un gesto con la mano, animándola a no entrometerse.
En realidad, sería un él. Pero Lukas no creyó necesario mencionarlo si su cita no salía bien de primera.
Creía que una vez le había dado a entender a Alicia que era bisexual, pero como nunca salía con nadie, no valía mucho la pena aclararlo. En todo caso, lo hacía quedar doblemente peor.
—Podría ser Fran —la calló.
Fran era el forense al que debía de enviarle su informe sobre Angélica. Se suponía que Lukas lo tenía agendado desde su celular, pero más de una vez el hombre acababa llamándolo desde teléfonos varios, dependiendo de donde estuviera.
— ¿Hola?
No obtuvo respuesta.
— ¿Hola? —repitió, insistiendo.
Se llevó un dedo hacia su otro oído, tratando de mitigar el ruido de las calles, viendo si conseguía esta vez escuchar algo. Pero continuó sin recibir una respuesta, solo que quien sea que estuviera del otro lado no tenía apuros en cortarle.
Lukas se pegó el teléfono aún más contra su oído, y entre todo el ruido exterior, juró que alcanzó a oír una respiración—
Alejó su teléfono de él, seguido de un suspiro de hastío y lo guardó con molestia dentro de su bolsillo, una vez más.
Alicia se arrimó hacia él con un paso vacilante, y ladeo su cuello hacia abajo.
— ¿Pasó algo?
Lukas negó con la cabeza, tratando de lucir indiferente, aun cuando no era su caso.
— No era nadie.
— ¿Estás seguro? ¿No pasó algo más? — Alicia acercó una mano con timidez y se apoyó sobre su antebrazo
— Sí, no es nada. —Dejó asomar una pequeña sonrisa, y decidió continuar—, últimamente me llegan llamadas y cada vez que contesto nadie responde, y me hacen perder el tiempo.
Alicia lo miró extrañada, sus ojos se ensancharon con preocupación.
—Eso es muy raro, ¿no deberías—
— Pasa cada tanto —le interrumpió—, ya me había pasado en una época que me llamaban citando el nombre de alguien más y hablaban de una deuda, esto debe ser lo mismo esperando que caiga en alguna estafa. A ti seguro también te pasó, ¿no?
Alicia parpadeó, pareciendo considerar su respuesta. Lo último que Lukas quería era preocuparla por cosas sin sentido.
—Puede ser... —murmuró—, pero sigue siendo raro, Lu.
Lukas se limitó a hacer una mueca, queriendo cambiar de tema, cuando recordó mirar la hora del reloj de su muñeca, comprobando que ya se les había pasado la hora del desayuno.
— Mierda...
Ambos se apuraron en llegar al departamento, mientras que Lukas comenzaba a pensar que ya debería de estar en esos momentos en su oficina, sentado, y con su informe sobre Angélica listo para enviar...
—¡Ali! —la llamó cuando la mujer ya se estaba marchando en dirección contraria a la suya.
— ¿Sí?
—¿Tienes —vaciló, sin saber cómo seguir con su petición sin sonar raro— los...ya sabes, informes de la mujer de la otra semana?
— ¿Elsa Artino? —preguntó al arquear una ceja, extrañada.
—Sí, esa, tenías acceso a ese caso ¿no?
—Eh, si... pero no está cerrado todavía—murmuró confundida.
— ¡Pero los tienes! ¿No podrías enviarme todos los informes que tengas por mientras? —Llevó sus dos palmas juntas en el aire y agregó con la voz más dulce que creyó que tenía—. Por favor...
— Ok, como negarme a esa cara. —Le sonrió divertida antes de girarse sobre sus talones—. Ahora los busco.
— Yo sabía que eras buena en el fondo. —Y con eso Lukas se dirigió en sentido contrario hasta su propia oficina -cubículo-.
Lukas trató en los siguientes minutos de unificar toda su evidencia y terminar de armar lo que debía de enviarle a Fran, pero la curiosidad le estaba haciendo difícil concentrarse. Tenía que terminar con esto y llevar sus muestras al laboratorio, pero ahora mismo solo quería leer el caso de Elsa.
Por alguna razón sus deseos de comparar ambos casos no se disipaban, aun no se había animado a decir en voz alta sus primeras conjeturas, porque no se basaban en nada más que su imaginación hasta que la evidencia dijera lo contrario.
Golpeó sus dedos contra su escritorio, dudando. No quería apurar a Alicia, pero ya había vuelto a cargar por tercera vez su casilla de mail y seguía sin novedades de su compañera. Se lo pensó una vez más, solo para decidirse a enviarle un mensaje de todos modos.
Pudiste encontrar todo?
Apartó su celular dejándolo sobre su escritorio, a punto de retomar sus pruebas sobre del caso Angélica, cuando su celular vibró de nuevo.
¡Ya te lo mandé hace un rato!
Pero no me llegó nada!
¡Fíjate otra vez!
Lukas se humedeció los labios al releer los mensajes de Alicia. Él no tenía nada de ella en su casilla de mail. Tenía muchos correos, pero ninguno era de ella.
Pensó en escribirle de nuevo antes de descubrir lo que creía que estaba pasando. Seguramente, Alicia se había confundido y se lo había enviado a su mail personal, alguna que otra vez pasaba que no miraba la dirección completa y pasaban esas cosas.
Lukas cambió su sesión, abriendo su mail personal, el cual estaba mucho más vacío afortunadamente, a comparación de su mail de trabajo. Notó entonces que su último mensaje era en efecto Alicia, pero se distrajo al notar justo debajo otro mensaje de nombre "Sin asunto".
Sabiendo que debía de eliminarlo directamente, Lukas aun así decidió abrirlo en un impulso de curiosidad que ignoró toda decisión más certera.
Se quedó mirando la pantalla cerca de un minuto entero una vez que eligió abrir ese anteúltimo correo, sin entender y sin saber que pensar, con un mensaje tan breve...
NO LO HAGAS.
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Ok, esta es la primera vez que publico una historia original y me está siendo de ayuda, como un escape a otra historia mucho más extensa en la que estoy trabajando. Y hace rato que quería escribir algo con esta temática, es divertido y bastante diferente a lo que escribo usualmente.
Gracias por leer. :)
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