Electricidad
Estoy preparado para irme a dormir, mi madre siempre va a darme un beso de buenas noches. Era un día lluvioso como de costumbre donde vivía, así que eso de tenerle miedo a los rayos y a la oscuridad no era lo mío. Ya que también la luz constantemente se iba.
La calle estaba mojada y la brisa azotaba las ramas que desprendían de los árboles.
Me voy a dormir esperando la despedida que estaba acostumbrado.
Escucho unos pasos dirigirse hacia la puerta de mi cuarto y de repente.
"¡Bum!"
La luz se va. Aquellos ruidos provenientes de afuera se detuvieron de repente.
—Mamá—comento, ya que mi madre no respondió a aquella escena.
Un rayo se asoma de repente y se escucha su fuerte ruido, dejándose ver una claridad repentina.
Me levanto de la cama para verificar, trato de acostumbrarme a la oscuridad y abro la puerta. El pasillo se veía muy oscuro, y no se notaba rastros de nada.
Otro rayo cae y esta vez sí me había asustado.
—¿Mamá?—no se escucha una contestación. Hasta que oigo unos pequeños pasos detrás mío, provenientes de mi habitación.
Me volteo, pensando que era un animal o que el viento había tirado algo al suelo. Y lo vi, a solo centímetros de mi, se encontraba un hombre alto botando electricidad de su cuerpo... Tenía sus ojos blancos y movía su cara borrosa de lado a lado.
Siento su respiración en mi cara, mi corazón late sin parar. No creía lo que veía. Un miedo indescriptible se formó dentro de mi. Trato de correr, pero mis piernas no desean funcionar.
Aquella figura sobrenatural se queda mirándome por algunos segundos. No sabía qué hacer, trato de gritar, pero nada sale de mi garganta.
Solo siento como aquel sujeto me toca. Haciéndome sentir una fuerza recorrer mi cuerpo.
No sabía cómo reaccionar, pues nunca había experimentado algo igual y doloroso, me iba a desmayar.
Solo tuve la suerte de que la electricidad vuelve a regresar. Ese hombre de rayos se desapareció, me acuesto a mi cama asustado para segundos después ver a mi madre darme un beso.
No entendía que ocurría. Ella parecía no haber notado nada...
Ahora no sabía que iba a hacer, no le temía a los rayos y la oscuridad. Pero cada vez que llueve, me da un mal presentimiento.
No hay luz, aquel sujeto puede estar de vuelta otra vez. Temiendo que esta vez acabe conmigo completamente.
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