Primer amor
Nunca había sentido tanto como cuando me enamore por primera vez.
Momento extraño, algo dudoso debo decir, sentir tanto y no poder expresarlo sin titubear, sin ese miedo al rechazo que me costaba tanto asimilar.
Era una simple adolescente, que escondía sus emociones por traumas pasados que prefiero no nombrar. El, simplemente era un amigo más, que teníamos una conexión inigualable, una conexión verdadera de la piel misma y el alma entera.
Pero, éramos solo eso, una amistad que jugábamos a ser algo más.
Tontos e ingenuos, jugábamos al amor tan jóvenes, creíamos que nos llevaríamos el mundo por encima al creernos que no nos podríamos enamorar, era solo una simple amistad, ¿Qué podría pasar?
Las vueltas a casa se volvían juegos bobos de choques y risas, las manos iban y venían, las sonrisas eran simples sonrisas de amistad plena, nada de amor ni mucho menos de cercanía. Pero ambos sabíamos que, dentro de este juego bobo, había algo más, sentimientos tontos que no nos animábamos a mostrar.
¿Nunca les ha pasado el sentir que, si estaba él, nada malo podía pasar?, el sentir que podía contar con él, el llega a clases y verlo en nuestro lugar, esperándome, con esa sonrisa boba y sus chistes tontos sin demora, porque el siempre estaba, hasta en el mínimo detalle lograba consolarme.
Pero no veía la realidad, que eso era una simple amistad, que no había nada más y que para él era solo una ingenua más, que besaba solo porque no tenía a nadie para pasar el rato. Era la ingenua de turno.
Y ahí estaba, muriendo de amor por este ser que no era lo que yo pensaba, sino un alma sin corazón por amores pasados que marcaron su vida.
No lo juzgo, pero me rompió.
Me moría de amor, tanto, que no aguante y se lo confesé. Lo practique por semanas, temblando de miedo al pensar en mandar esas palabras cargadas de tanto que sentía. Tenía miedo, había perdido en este juego por necedad pura, por enamorarme de él sin poder creerlo.
Fue un segundo que tuve de valentía, un solo segundo y créanme, me arrepiento toda la vida de ese maldito segundo.
Cuatro palabras, solo cuatro palabras bastaron para destruirme, "no siento lo mismo".
Me perdí en este juego sin sentido, que ambos pensamos que no íbamos a caer, pero yo caí. Solo yo, con este enamoramiento repentino hacia este ser que no reconocía al leer esas palabras carentes de sentimientos.
Solo, me alejé.
Las noches a partir de esto, no fueron las mismas, las mañanas se me hacían imposibles de superarlas en su compañía, los llantos se volvían más ajenos a mí vida que la felicidad que cargue algún día, sus manos ya no estaban con las mías, las risas no eran suyas ni mías.
Mi corazón ya no sentía, sus brazos ya no me tomaban en esa calma infinita, las vueltas a casa no eran desde su compañía y sus labios ya no eran míos, eran totalmente desconocidos ante mis labios que se habían acostumbrado a su sabor tan potente.
La angustia fue mi nueva mejor amiga, el separarme de él, mi oscuridad infinita.
Nadie dice, que en el primer amor se sentía tanto, pero que, de un momento a otro, podes estrellarte con tus sentimientos, sumergirte en una angustia que parece no terminar jamás.
Tres años me costo superar ese amor, con idas y vueltas siempre caía de nuevo en ese juego tan macabro que él tenía, el hacerme sentir tan hermosa, pero a la vez una simple niña.
Me endulzaba, lograba atraerme de nuevo a sus brazos que poco a poco sentía desconocidos, a esos labios que ya no sentía míos, a ese amor que se perdía con este ser que ya no era ese amigo.
Todos esos recuerdos, ese amor que sentía al tocar sus manos, el fuego de sentir sus labios contra mi fría piel, sus chistes ingenuos, ese amor que despedía en cada parte de mí cuando hablaba de él, murió.
Tres años de sufrimiento, de angustia infinita, de ser algo que no era, de estar con hombres por sentirme vacía, de emborracharme y perderme en incontables momentos de mí vida, entre tantas cosas más, quedaron atrás junto a este sentimiento que ya no crecía, se evaporaba como mis sentimientos hacia esa persona tan fría.
Dicen que el primer amor no se olvida, pero aprendes tanto que no tenés duda de que, cuando ames a alguien nuevamente después de tanto, no permitirás que te vuelva a suceder algo similar, ni mucho menos, de experimentar ese dolor.
Después de todo, solo querrás que te amen y amar con locura, con sinceridad, con completa complicidad del amor en todas sus formas y figuras.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top