Llegué al lugar. La oscuridad de aquel bosque era algo siniestra y la neblina que salía de allí, no favorecía mucho. Me habían mandado al lugar con una simple misión: revisar el bosque.

Era el más fuerte de la tribu así que mi deber era protegerlos a todos de cualquier peligro. Las leyendas de mi tribu decían, que cada que la luna roja salía, una especie de seres que se tragaban las almas de los humanos y parecían niños, caminaban por el bosque. Todos lo sabíamos, muchas veces habíamos visto a estos niños.

Comencé a adentrarme por medio de los árboles, la luz de la luna roja no ayudaba en lo absoluto y más, porque cada vez se volvía mucho más oscuro el lugar. Entre las ramas y árboles, comencé a escuchar la risa de unos niños, estaban cerca.

Comencé a correr hacia el centro del bosque, según la leyenda ellos no pueden llegar allí. La risa se hace más fuerte y cada vez escucho sus pasos más cerca. Sabía que si me atrapan moriría.

Corría entre ramas, ya estaba a punto de llegar al centro, vi el árbol. Por estar distraído, mi pie chocó contra una rama salida. Por la velocidad caí al suelo y me lastime. No logré levantarme y es fue cuando vi que ellos ya están encima de mí.

Fue el fin para mí.