1.


La habitación estaba vacía al igual que ella, sus únicos acompañantes eran una botella de vino, una pistola con una única bala y un pequeño diario de cuero desgastado donde había decidido años atrás escribir todos sus miedos, la vida le había hecho una mala jugada y todo aquello que había escrito a la luz de la luna y con las manos y el corazón tembloroso se había vuelto realidad, siempre se repetía que el ser humano estaba hecho para vivir en soledad pero luego de tantos años viviendo en las sombras ni ella misma lo soportaba, de día trataba de engañarse pero al caer la noche cerraba todas las ventanas de la fría casa y se sentaba en el medio de la sala sobre la única silla que seguía en pie y se preguntaba que estaba mal, ¿Realmente estaba destinada a vivir en constante desesperación por un futuro incierto? Se sentía mal con ella misma pero era demasiado orgullosa para admitirlo y tenerse siquiera un poco de lastima, había hecho un trato consigo misma había desecho sus sentimientos y había quedado estancada con un solo sentimiento irreconocible que la lastimaba todas las noches clavando alfileres donde en algún momento estuvo su corazón, pasaba toda la noche llorando, respirando dificultosamente pero con la mente en blanco, sin ningún motivo, era como si el simple hecho de estar viva le doliera, no encontraba su lugar en el mundo y eso la atormentaba, quizás liberarse y abandonar aquellos sentimientos que la hacían humana era su condena y estaba destinada a andar por el mundo con la mente en blanco y el pecho hecho añicos, casi nunca se le veía fuera de aquella casa de flores marchitas y paredes frías, solos los viernes que caminaba tres cuadras hasta el supermercado para comprar tres botellas de vino y cualquier comida de preparación rápida, verla era como observar un ángel atormentado, su edad no pasaba de los treinta años, realmente era hermosa pero si la mirabas mucho más allá de lo superficial, si lograbas observar aquellos ojos negros podías sentirte igual de vacío que ella, es cierto que los ojos son la ventana del alma pero por más que buscaras en aquellos ojos no lograrías encontrar nada, estaba vacía; Cuando la copa de vino estuvo vacía y el diario de cuero tenía una sola página en blanco la mujer tomo la pistola y camino hasta la entrada de la casa y se plantó allí con la mirada perdida y el arma en la mano, uno de los vecinos advirtió que algo ocurría y todo el vecindario se enumeró frente a ella tratando de persuadirla de que entregara el arma pero ella no los escuchaba, las lágrimas recorrían su rostro y su cuerpo temblaba, por primera vez se había permitido romperse y liberar todo aquello que creyó perdido en sí misma; Un niño que pasaba por la calle en su bicicleta la miro a los ojos y le pregunto qué le ocurría, su padre lo detuvo y lo alejo rápidamente de aquella escena pero ella le respondió con claridad.

"Después de tanto tiempo estaba equivocada" y con agilidad levantó el arma apuntándose a la cabeza y disparó, la sangre manchó rápidamente su ropa y la calle donde cayó, las personas gritaron y el niño al que su padre trataba de alejar aún más se giró y miró su rostro una última vez y le pareció que sus ojos tenían un toque de vida después de todo.

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