Dia 3
SEMANA 1
One shot: "Pintura - Anhelo"
***
Nathalie caminaba por las transitadas calles de Paris, llevando consigo aquella pintura, fue una compra que hizo a último minuto, pero en cuanto la vio, supo que debía tenerla, era la pieza perfecta para su living, hace poco se había mudado y estaba decorado el lugar, había estado buscando algo que encajara con la armonía de su sala de estar y pensó que esta obra sería la indicada, no imaginó encontrar algo tan bello amontonado en esa pequeña tienda de antigüedades, llegó a su hogar y rápidamente colgó la pintura, lucia asombrosa, no pudo evitar sonreír, decidió tomar un baño y preparar la cena, luego se sentó a comer mientras veía un kdrama, sí, se había vuelto fanática de aquellas series de Asia, su día había sido completamente normal y ahora solo quería dormir.
[...]
Era fin de semana y ella planeaba ordenar un poco la casa y descansar, las últimas semanas habían sido bastante agotadoras con todo lo de la mudanza, de pronto alguien llamó a la puerta, eso la extraño un poco ya que no esperaba a nadie y tampoco ordeno algo, así que se dirigió a la puerta y la abrió
—Hola, buenos días— saludo un chico rubio desconocido
—Hola— respondió ella
—Se que esto sonará bastante loco, pero se que hace unos días usted compró una pintura, yo llevo bastante tiempo rastreando el paradero de la obra, fue pintada por mi madre y ella ya falleció, significa mucho para mi y por eso quería comprarsela— explicó
Nathalie se había quedado sin palabras
—Soy muy descortés, ni siquiera me eh presentado, me llamo Adrien Agreste— habló avergonzado
—Soy Nathalie Sancoeur, por favor, pasa— invitándolo a ingresar al departamento
El joven así lo hizo y ambos se dirigieron al living
—¡Esa es!— admitió contento, sus ojos parecían brillar al ver la pintura
—Puedes tomarla— aseguró ella
Adrien la bajo y recorrió la obra con sus dedos, en ella se podía observar un jardín con un hermoso atardecer de fondo, su padre le dijo que en sitio habían tenido con su madre la primera cita y por eso la rubia decidió pintar aquello, el cuadro le traía muy buenos recuerdos
—Se que todo esto es inesperado y para que vea que mis palabras son verdaderas, aquí está la firma de mi madre: Emilie Agreste y aquí atrás, yo mismo escribí el nombre de esta pintura, mi mamá la tituló "Anhelo"— admitió
En efecto, todo lo que él decía era verdad, Nathalie no sabia porque, pero había creído cada una de sus palabras desde el inicio, así que no él no debía haberle mostrado todas esas pruebas, aún así lo agradecía
—¿Te gustaría tomar un té o una soda?— ofreció ella
Él joven parecía muy a gusto con la compañía de esa simpática mujer, aceptó tomar una soda y veía como ella se movía con suma gracia y elegancia por toda la cocina mientras se la servía, Adrien tomo un sorbo de la fría bebida cuando su celular comenzó a sonar, vio que se trataba de su padre, trago grueso antes de responder, estaba seguro de que recibiría un regaño por salir de casa sin permiso, le hubiera gustado conversar un poco más con Nathalie, pero sabía que su padre seguiría insistiendo hasta que él contestará las llamadas.
[...]
Gabriel estaba un poco nervioso, no era alguien tan atrevido como su hijo, se dirigía a la casa de una mujer desconocida, lo único que sabía de ella era: que se llamaba Nathalie Sancoeur, compró la pintura de Emilie en una tienda de antigüedades, se negó a aceptar el dinero que su hijo le ofreció para comprarle la obra y que era "Bella", según palabras de su hijo, claro que aquello podía tener varias interpretaciones, su hijo quizás la llamaba así gracias a la enorme amabilidad que había tenido, respiró profundo y tocó la puerta antes de arrepentirse
Nathalie se encontraba bailando un poco, de pequeña practicaba ballet, le gustaba seguir algunas coreografías de vez en cuando, nada más para divertirse, usaba unas leggins negras, una simple camiseta blanca y sus zapatillas
Tocaron la puerta, así que le bajó un poco el volumen a la música y se dirigió a la entrada
—Hola— pronunció ella con intriga al ver a un hombre alto, elegante, con un cabello platinado y unos ojos bastante cautivadores frente a su departamento
—Hola Srta. Sancoeur— hizo una pequeña pausa y la admiró, era un mujer bellísima, pero debía decir algo, para no parecer un raro— Lamentó molestarla, mi nombre es Gabriel Agreste, mi hijo estuvo aquí temprano, probablemente este ocupada y no quiera que la estén molestando, pero quería agradecerle en persona, no sabe lo importante que esa pintura es para mi hijo, mi esposa murió gracias a un mal entendido, la confundieron con su hermana gemela y así fue como la asesinaron, Amelie estaba involucrada con personas muy peligrosas a las cuales les debía una enorme suma de dinero, por eso la buscaban para matarla, cuando murió mi Emilie, escapamos del país por miedo a que esas personas también nos buscaran, pero sobre todo, porque yo buscaba garantizar la seguridad de mi hijo, así fue como tuve que organizar el cuidado de mi casa y el resguardo de nuestras pertenencias desde lejos, hubo un accidente en la mudanza y la pintura se perdió, así que Adrien se propuso buscarla, le tomó mucho tiempo, pero la rastreó hasta la tienda de antigüedades donde usted la compró— explicó
Nathalie solo lo observaba, Adrien se parecía mucho a su padre, en parte envidiaba a Emilie, tenía a estos dos hombres maravillosos que la amaban tan profundamente que hicieron todo lo posible a su alcance para recuperar aquello que significaba tanto para ellos y con lo que la recordaban con devoción, si tan solo existiera una persona que la amara a ella con tanta intensidad, no se sentirá tan miserable, estaba harta de los fracasos y de terminar con el corazón roto, entonces no pudo evitarlo, lágrimas bañaron sus mejillas, no podía sentirse más patética, estaba haciendo un espectáculo frente a un desconocido, pero lo que más logro desconcertala fue que aquel hombre la tomara delicadamente entre sus brazos y dejara que ella llorara sobre su pecho
—Esta bien, lloré todo lo que quiera, no se contenga— declaró Gabriel
Unos minutos después ella logró calmarse y Gabriel le ofreció su pañuelo para que limpiara todo rastro de lágrimas que quedara sobre su rostro, gracias al cielo ningún vecino había visto aquel vergonzoso espectáculo, ella lo invitó a pasar, era lo mínimo que podía hacer luego de que él la dejará llorar sobre su pecho
—¿Le gusta la música de Hello Seahorse!?— preguntó él con suma curiosidad, parecía que ella tenía una canción en repetición y a pesar del volumen bajo, logró reconocerla
—¿Conoce a la banda?— cuestionó Nathalie con asombro
—Sí, soy diseñador y viví en Holanda cuando nos fuimos de aquí, una noche mientras me encontraba trabajando, escuché esta canción en una radio local y me fascinó, de ahí comencé a escuchar algunas de sus canciones y son bastante buenos— admitió
—Que historia tan interesante, yo los conocí por esta canción también, le ayudé a una amiga a dar clases en su estudio de danza mientras estaba en su licencia por maternidad y mientras navegaba por YouTube buscando alguna coreografía me encontré con el vídeo y simplemente lo ame— afirmó sonriendo
Ambos tomaron una taza de té y siguieron conversando sobre diferentes temas por horas
.
—Ya es muy tarde, siento que el tiempo se nos paso volando— comentó Gabriel
—La verdad sí, pero fue agradable conversar con usted— aseguró ella
—Por favor, solo dígame Gabriel— pidió
—Esta bien, pero deberá llamarme Nathalie— solicitó provocando que ambos sonrieran
—Antes de irme, ¿Le parece bien si consigo una nueva pintura para usted?, así podrá colocarla donde había destinado la anterior— sugirió
—Me parece bien— aceptó
—Fue un gusto conocerla Nathalie, vendré dentro de unos días con la pintura— declaró antes de abandonar el departamento
[...]
Aquel fue el inicio de su relación, luego de que Gabriel le llevara una pintura hermosa para compensar la anterior, intercambiaron números y comenzaron a enviarse mensajes, hasta que Gabriel se ánimo a pedirle una cita, Nathalie no podía creerlo, pero acepto, incluso Adrien estaba feliz porque ambos salieran, mientras los adultos salían y se conocían descubrían que tenían muchas cosas en común y despedirse se les hacía cada vez más difícil, fue así como él le propuso matrimonio y ahora estaban casados, la mansión Agreste Sancoeur brillaba mientras sus habitantes tenían un divertido picnic en el gran patio de aquella residencia, Nathalie reía mientras Adrien les contaba una historia graciosa que le había ocurrido en clase, Gabriel no podía ser más feliz, había encontrado el amor dos veces en su vida, cuando algunos no eran capaces de experimentarlo a profundidad ni una sola vez.
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