Relato 3. Campo de trigo
Con cabellos de oro agitados por el viento, aguardaba al sol pegada a la tierra, su cimiento. Insectos curiosos se sentaban sobre ella; patas de libélula dejando su fina huella.
Mecida por sus hermanas, disfrutaba de su aliento, que tras un largo invierno, acabaría en suave lamento. El sol apareció, deslumbrando su apretada melena, tiñéndola de luz, felizmente plena.
El campo entero brilló, la tristeza cesó, la espiga se meció, el viento rugió, las nubes dijeron «adiós»..., y todo eso, en el último día de sol. El otoño se acercaba, y con ella, el principio de la lluvia que calaba.
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