Todo el mundo me mira

Sentí una presión en el pecho, acompañada de un temblor involuntario y prolongado en la pierna izquierda. Mi corazón iba acelerando, y mi respiración agitada me impedía pensar con claridad y calmarme.

Hoy era mi cumpleaños, un día en el que se supone que la felicidad es la palabra clave, por el hecho de cumplir un año más viviendo. Aunque para mi desgracia, ese 23 de Octubre, había empezado de mala manera. 

Como cualquier día normal como estudiante, me dirigí a la universidad. Desanimada, como de costumbre, pero con esperanza de tener alguna sorpresa de cumpleaños que me animará la mañana. Después de subir al tren y estar leyendo varios capítulos de Boulevard, llegué a mi destino. El ambiente frío y silencioso del tren a pesar de haber mucha gente era otro factor amargante del día. Había desde un becario vestido en corbata para trabajar en su sofisticada empresa, hasta un vagabundo que probablemente no tenía rumbo alguno.

La estación estaba vacía, y al salir sentí una leve bofetada de aire cálido que me despeinó el cabello. Caminé hasta llegar a la universidad y solo podía pensar en como lo iba a pasar como alguien se hubiera enterado de que hoy era mi cumpleaños. Solo quería pasar desapercibida, y más en este día. Algo contradictorio por mi parte, aunque las sorpresas me causan nerviosismo así que mejor ser un poco invisible.

"Ana!" Se oyó un grito a lo lejos. Pude apreciar una chica que corría hacia mi dirección. Era Nickie.

"Hola Nic" Nos abrazamos y no pude evitar esbozar una sonrisa.

"Oye, la clase empieza en 5 minutos, vamos rápido y me cuentas. Qué tal el finde en Francia?" Estuvimos hablando durante el trayecto hacia la primera clase del día, matemáticas. Parecía que no sabía nada de que fecha era hoy, eso me dejó más tranquila al ser ella la más cercana de entre mis compañeros.

El día transcurrió tranquilo, nada fuera de lo normal. Nickie me acompañó hasta la estación, y allí nos despedimos. Nickie, o Nicole , como verdaderamente se llama, y yo, nos conocimos en el último año de instituto. Para aquel entonces no teníamos mucha relación, pero nos dejábamos apuntes mutuamente y solíamos estudiar juntas. Lo cierto es que nuestra amistad siempre se ha centrado en los estudios. Obviamente hablamos de otras cosas, pero nunca he tenido plena confianza en ella como para contarle mis inquietudes, con lo cual me limito a charlar con ella sobre temas superficiales.

Al llegar a casa, me llegó un mensaje de un tal Paul. Feliz cumple Ana, no te atragantes con el pastel, decía. Me reí y le respondí devolviendole la broma. Paul era un compañero de clase, bastante simpático y algo atractivo. Siempre quise quedar con él, de manera informal, sin necesidad de que fuese una cita, pero nunca me había atrevido. No estaba obsesionada con él, ni siquiera sabía si me gustaba, pero me basaba en el 'porqué no?'. Y así me iba, la poca conversación que teníamos eran bromas.

Me senté en el sofá con palomitas, y para mi sorpresa alguien me llamaba. No soy de esas personas que contestan a las llamadas ni a los mensajes al instante, pero hice una excepción esta vez. 

"Diga?"

"Ana, ven a mi casa porfa. Necesito hablar" Oí la voz de Sam, mi amiga de toda la vida. 

"Qué pasa? Ahora mismo voy" Dije preocupada.

"Ahora te lo cuento. Hasta ahora" Después de decir eso, colgó. Su casa estaba cerca, aún así me di prisa.

Al llegar al portal, sentí una ligera sensación de ansiedad, pero se me pasó al ver a Sam en la puerta animandome a entrar.

"Hola" Dijo ella. Parecía apagada.

"Hola Sam" Nos abrazamos y entré en la casa.

"SORPRESA!!" Las luces se encendieron, permitiendome ver a mucha gente organizada para hacerme esta fiesta de cumpleaños. No me estaba gustando la situación, así que me limité a decir que no me lo esperaba y fui a por bebidas al esparcirse la gente.

Tomé un sorbo de mi vaso, y me alejé de la gente, que me alborotaba y preguntaba, sonriendo de oreja a oreja. Salí al patio y me senté en uno de los bancos. Había llegado el momento, uno que no sabía si podría superar. Las fiestas de cumpleaños no eran lo mío, y menos si había mucha gente y era inesperado. Además, de dónde salía tanta gente? Que yo recuerde mi vida social es bastante limitada. 

El caso es que no me había preparado un outfit, ni maquillado, y lo peor de todo: no me había mentalizado. Como veis, soy de esas personas que planifican todo antes de hacerlo, y esto se salió de mi radio.

Vi de reojo alguien que se acercó al patio. 

"Ana?" Se sentó a mi lado. "Felicidades" Me ofreció una sonrisa. 

"Gracias Aron" Dije forzando una sonrisa. Aron iba conmigo al instituto, de hecho estuve enamorada de él por bastante tiempo. Luego se cambió de escuela y nunca más lo vi. Y sin haber tenido mucho contacto por aquel entonces ni después, él estaba ahí. Seguro que ha sido obra de Sam, pensé. Ella me conocía bien, y eso implicaba todos mis historias de amor o más bien enamoramientos de mi infancia e adolescencia, al igual que yo conocía los suyos. Seguramente había más crushes míos por ahí, pero no me importaba lo más mínimo.

"Quieres que demos un paseo y te despejas? Te veo un poco tensa, supongo de que haya tanta gente" Me sorprendió la amabilidad de Aron y el hecho que supiera lo que me pasaba. Quizás me conocía más de lo que me pensaba.

"Aron, te puedo preguntar algo?"

"Claro, dime" Respondió, mientras caminábamos hacia la calle.

"Por qué estás aquí? Sonará feo pero nunca fuimos realmente amigos" Dije algo tensa.

"Bueno, Sam me llamó y me dijo que si quería venir, eso es todo. Está bien no perder el contacto con antiguos compañeros de clase, y además, me caías bien, no sé por qué lo perdimos" Por qué nunca hablábamos tal vez? A pesar de dudar de él, me gustaba el hecho de qué quisiera mantener el contacto. 

Estuvimos dando un paseo, mientras me contaba como le iba en la universidad y qué había sido de él. Fue agradable, me alivió después de ver la muchedumbre que había en casa de Sam. Al llegar a la casa de Sam pasó algo inesperado. 

"Llevó mucho tiempo queriendo devolverte algo que nunca te di" Dijo sonriendo.


Y me besó. No tuve tiempo a reaccionar, pero posó sus labios en los míos durante unos segundos, con sus manos en mis mejillas. Me ruboricé, y no supe que decir. Él sin decir nada, entró a la casa aún sonriendo, mirándome mientras lo hacía. 

La puerta se abrió y yo seguía paralizada. ¡¿Me había besado?! Estaba en shock. Fue uno de mis primeros crushes y resulta que en el día de mi cumpleaños había decidido besarme. Realmente no sabía que opinar, porque bien es cierto que hace tiempo que no lo veía, y ya lo había medio olvidado. Pero me causó felicidad, la verdad.

A pesar del beso, el día estaba siendo un estrés, y la fiesta sorpresa era en parte la causa de este. Decidí ir a hablar con Sam, para decirle que me iba, que no aguantaba más en esa fiesta y que lo único que quería hacer era irme a casa a ver Netflix yo sola. Aunque la gente de la fiesta me cayera bien, me estresaba el hecho de aparentar estar feliz y sin ansiedad de ningún tipo. 

Vi a Sam en la cocina, hablando con un chico, de lo parecía ser una charla intensa y algo subida de tono.

"¡Sam! ¿Podemos hablar un momento?" Sam me miró como insinuando que no era buen momento.

"Es importante, por favor" Dije insistente.

Sam rodeó los ojos y bajó de la incinera, diciendole algo al chico que no pude descifrar pero que le hizo sonreír. La cogí de la muñeca y me la llevé a un lugar más apartado.

"Oye, es que me quiero ir a casa. Sabes que las fiestas sorpresa no me gustan, y estaría mejor sola ahora mismo"

"¡Por esa razón la he organizado! Ya es hora de que dejes tu ansiedad social atrás y empieces a tener planes de fiesta, conocer a gente nueva y eso"

"Sam, es precisamente lo que no quiero. Me da igual que la vida de la gente sea así, yo quiero vivirla a mi manera"

"Sabes que no es verdad, tú quieres tener esos planes pero tienes miedo de no sentirte a gusto. Venga vamos ya, te presento a unos amigos que he invitado"

"No. Sam de verdad que me quiero ir, no quiero esos planes, no quiero conocer a nadie ahora mismo. Quiero estar sola en mi cumpleaños y acabar la noche bien, porque el resto del día ha sido una mierda. Así que gracias pero no necesitaba esto ni lo necesitaré."

Dicho eso, me encaminé hacia la puerta. Antes de que pudiera abrirla, un chico que no conocía de nada se me insinuó, acercándose a mí de manera exagerada. Pude notar como su mano me tocaba debajo de mi falda. Lo abofeteé y lo aparté de la entrada, y me fui corriendo. 

Mientras corría, rompí a llorar, pensando en todo lo que me había pasado hoy, y lo que me odiaba a mí misma por tener ansiedad social y ser así de introvertida. Y se puso a llover, era lo que me faltaba. Al final llegué a casa, mojada y con el rímel corrido por mis mejillas, pero bien. 

Estaban todos durmiendo así que me limité a encerrarme en mi habitación y llorar con mis canciones favoritas sonando. Me tumbé en la cama, y me quedé así hasta dormirme. Me odiaba en ese momento, quién sabe si se me iba a pasar mañana o tal vez nunca. 


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