LA VISITA
Mi nombre es Jorge Martínez. Soy un tipo normal con un nombre normal(al menos en España) con un trabajo normal y una mujer e hijos normales. "¿Y qué?" Dirán ustedes, ¿qué nos importa que sea normal señor Jorge? No nos importan ni sus hijos ni su mujer. Sí, seguramente dirán eso, es lo normal en una sociedad tan pasota y tan déspota como la nuestra. Esta es una historia anormal de un tipo completamente normal, mi historia y es totalmente cierta.
El suceso que les quiero contar sucedió una noche de verano. Serían las 12 de la noche y ahí estaba yo tomando una cerveza mientras veía la tele en mi chalet, lejos de la ciudad. Mi mujer y mis hijos dormían, había sido un día duro de viaje y estaban cansados. En fin como les decía allí estaba yo viendo la caja tonta, donde hablaban de la prima de riesgo las crisis y todas esas cosas que les resultaran tan familiares.
Y de repente me pareció oír un ruido fuera. Pensé que sería el perro del vecino que siempre se colaba en mi jardín. Salí afuera, ni rastro del perro. Miré al cielo, y lo que vi estaba fuera de toda lógica. Allí estaba un enorme platillo volante de metal cubriendo el cielo por completo, solté mi cerveza de la impresión. Y de repente noté que mi cuerpo se despegaba del suelo y empecé a ascender poco a poco hacia el enorme objeto metálico. Me desmayé, nunca he sido un tipo valiente debo admitirlo.
Cuando recobré el sentido me encontré en una camilla como de hospital. Estaba atado de pies y manos con una especie de argollas de metal. No podía moverme. Giré la cabeza. No había visto un hospital con esa clase tecnología en mi vida. Lucecitas por todas partes y una especie robot enfermera flotando que miraba mis constantes vitales. Cuando lo vi él se asustó tanto como yo (¿se puede asustar un robot?), el caso es que salió de la habitación por una puerta de metal que se abrió sola, y se cerró automáticamente a su paso.
Volví a echar un vistazo a la habitación cada vez más asustado, debería ser una instalación del gobierno o algo así. Pero entonces recordé lo que había visto en mi jardín. Cerré los ojos, "que no sean aliens, que no sean aliens" me repetí una y otra vez. Al cabo de un tiempo se abrió la puerta de nuevo y oí pasos. Y oí una voz en mi mente:
- Ya has despertado. Disculpa que te atáramos a la camilla. Era por si entrabas en estado de histeria.
Abrí los ojos. Vi frente a mí al robot enfermera flotando en el aire y a su lado una figura humana. Era un hombre muy alto y muy delgado pero humano. No distinguí bien sus rasgos en el primer momento, pero estaba completamente seguro de que era humano. Respiré aliviado no eran aliens, pero si no eran aliens...
- ¿Qué somos? – Dijo la voz en mi mente leyéndome el pensamiento- ¿Por qué estás aquí? ¿Cómo es posible que hable contigo telepáticamente? Responderé a todas tus preguntas con gusto, pero ahora quiero que me prometas que no entraras en estado de crisis ni intentes ningún acto de fuerza. No queremos hacerte daño solo queremos hablar. Después volverás con tu esposa e hijos. Te lo aseguro. ¿Prometes entonces no "montar una escenita"?
Asentí, pero antes de que lo hiciera ya me habían soltado. Me levanté y me quede sentado en la camilla mirando con más detenimiento la habitación. Todo eran cachivaches y chismes tecnológicos, ni un adorno nada. Y el robot enfermera, flotaba por encima del suelo. Tenía una especie de ojo central recubierto de una carcasa metálica de color blanco, y dos tenazas a modo de manos. Respiré, no sabía dónde demonios estaba, pero no tenía elección, si no cooperaba puede que no volviera a ver nunca a mi familia y ese era un riesgo que no pensaba correr.
El hombre me hizo una señal para que me levantara, lo hice. Y lo acompañé a una sala amplia con dos sillones largos de respaldo blanco y cojines de color rojo apagado. Al estar a su lado vi que era muy alto, más de lo que habría pensado, mediría al menos dos metros y medio. Era un enano a su lado. Era delgado y su pelo corto era rubio. No pude ver el color de sus ojos. Llevaba puesta una túnica muy elegante de un tejido que no sabría describir, de un color azul cian brillante.
Me senté en el sillón y me sentí como un niño pequeño, era demasiado pequeño o el sillón demasiado grande. Me acomodé como buenamente pude y el tipo extraño se sentó enfrente de mí, pude ver entonces el color de sus ojos, eran verdes:
- Bien, en primer lugar no queremos experimentar con usted. Simplemente le hemos hecho unos análisis y leído la mente. Sabemos toda su vida, sabemos que es un empresario que se ha bajado el sueldo para no despedir a trabajadores, que ayuda a todo el que puede dentro de sus posibilidades. En fin podría hacer una lista de muchas cosas que a usted le parecen actos sencillos pero a nosotros nos parecen grandes actos. En definitiva creemos que es usted una persona de las que escasean en su mundo, un tipo solidario y que sabe defender a los suyos sin atacar a los demás. Por eso le hemos traído aquí.
Lo miré con extrañeza no movía los labios finos, me hablaba mentalmente. Estaba muy nervioso no entendía nada.
- Relájese, todo tiene una explicación muy sencilla.- su voz en mi mente sonaba calmada relajada, hablaba de una manera pausada, como un buen orador cuando está dando un discurso.- Nosotros, los de mi especie, si me temo que somos lo que usted llama aliens, creamos a la raza humana.
Me mostré sorprendido ante esa afirmación
- Sí, a menudo se nos ha confundido con lo que la ustedes llaman Dios. En la biblia que usted conoce sin ir más lejos dice: "y Dios creó al hombre a su imagen y semejanza". Eso hicimos exactamente, creamos vida inteligente en el planeta Tierra, a partir de nuestro propio ADN y las razas más evolucionadas que habitaban en él, los hombres de las cavernas. ¿No se ha preguntado nunca el porqué del eslabón perdido? Nuestra llegada y nuestra intervención lo explica. Gracias a nosotros apareció la raza humana, el ser humano con uso de razón.
Mi cabeza estaba que echaba humo ante tales afirmaciones. No daba crédito a lo que oía. Así que no había Dios, ni Alá, ni nada que se le pareciera. ¡Eran aliens, ellos nos pusieron sobre la faz de la Tierra no una divinidad!
- Oh, no se equivoque.-respondió el extraterrestre en mi mente- Ya se lo he dicho nos confunden con Dios, pero no somos Dios. Que creamos a la raza humana no quiere decir que seamos Dios. Nuestra raza también cree en un Dios. Similar al de la raza humana. Algo debió haber creado el universo. Pero no nos desviemos del tema principal.
- ¿Han venido alguna vez mas al planeta Tierra?-pregunté mentalmente.
- Oh si me temo que sí. La persona que ustedes llaman Jesús era un hibrido entre vuestra raza y la nuestra. Pero ya le digo no somos Dioses, aunque se nos confunde como tales. Los humanos son nuestros hijos, y como buenos padres supervisamos su evolución, pero sin intervenir demasiado. Por eso nos fuimos.. Jesús fue un guía para la raza humana un ejemplo a seguir, siguiendo su ejemplo la humanidad alcanzaría la paz. Pero la humanidad no estaba preparada, y ya sabe el resto de la historia.
- ¿Y qué habéis venido a hacer aquí?- volví a preguntar, incluso mentalmente mi voz sonaba temblorosa.
- Te llamaré de tú ya que lo prefieres mentalmente. Durante milenios os llevamos observando. Viendo como la injusticia gobierna el mundo, como os matáis los unos a los otros, como destruís el planeta poco. Venimos a daros un aviso, hemos contemplado vuestro futuro inminente y no es nada prometedor. El consejo no aprueba esta intervención...
- ¿El consejo?
- Si el consejo universal. Congrega a miembros de las distintas razas alienígenas. Si no somos los únicos en el universo. Muchos de sus miembros proponían aniquilar a la raza humana y así evitar la destrucción de su planeta. Otros sin embargo creímos que sería conveniente daros una oportunidad. Así que se decidió la no intervención. El mero hecho de que estemos aquí es una violación. Pero intervendremos lo menos posible. Ya lo he dicho venimos a avisaros. Debéis conseguir la salvación vosotros solos. Pero sois nuestros hijos no nos parecía correcto dejaros morir sin hacer nada. Pero no podemos hacer más.
- ¿Y ya está, habéis viajado hasta aquí para decirnos vais a morir? Gracias por el aviso, pero creo que podemos arreglarnos.
- No, así no. Vuestro mundo es una manzana podrida. La religión abusa de la fe para obtener dinero, e incumple lo que prediga. Los políticos que deben servir al pueblo le dan la espalda. El egoísmo es la norma que rige vuestra sociedad. Destruís vuestro planeta solo por tener caprichos que en realidad no necesitáis. Matáis, engañáis mentís. Vuestra especie está condenada al fracaso. Solo mediante la confianza, la cooperación y el trabajo conjunto se consigue la evolución. ¿Cómo puede un gobierno preferir que su pueblo sea ignorante sólo por hacer lo que quiera con él? El alumno siempre debe superar al maestro, si no la especie está condenada a la extinción.
- Vale lo entiendo. Pero ¿por qué me dices esto a mí? ¿Qué puedo hacer yo?
- Te sorprenderías de las cosas que puede hacer un solo hombre. Muchos de los grandes actos de la humanidad se han realizado con un solo hombre, Gandhi, J.F.K., etc. La tierra necesita un líder en el que confiar.
- Y venís a España.
- No sólo hemos venido a este País. Hemos contactado con varias personas buenas y leales de varias partes del mundo. Personas con honor, sinceras como tú.
- ¿Y qué se supone que debo hacer?
- Conseguir hacerte oír. Intentar conseguir un medio para el que te siga la gente y hacer las cosas como deben hacerse. No más guerras, ni más contaminación...
- Lo que pides es una Utopía.
- Si nosotros lo logramos, vosotros también. Sois una especie relativamente joven en plena adolescencia. Es difícil, pero, ¿no merece la pena intentarlo? Si al final el planeta colapsa ¿no será mejor haberlo intentado que haberlo dejado morir?
- Entiendo. Pero yo sólo soy un empresario y no de una empresa demasiado grande. Además lo que me pidas es que consiga poder. El poder corrompe.
- Sí, pero toda regla tiene una excepción. La gente como tú que no quiere el poder, es quien más lo merece. La gente como tú no se corrompe. Por eso contactamos contigo.
- Todo esto es demasiado confuso para mí. Además no tengo ninguna prueba de que esto sea real.
- Dentro de ti lo sabes. Pero si necesitas una prueba la tendrás.
El ser se levantó fue a un rincón de la habitación donde había una especie de baúl metálico y sacó una piedra de color ámbar de un brillo extraño. Volvió y se sentó de nuevo, su mano me alargó la extraña piedra
- Esto es una aleación desconocida en vuestro planeta, lo usamos como adornos y también muchas de nuestras naves lo tienen. Guárdatelo en el bolsillo y cuando vuelvas, si está, sabrás que esto es real. Ah, y contar esta historia no ayudará, nadie te creerá a pesar de tener pruebas. El gobierno ocultará todo y a saber que harán contigo. En fin no tenemos tiempo para más charla. Será mejor que te devolvamos con tu familia.
El alíen me durmió mentalmente, no sé cómo lo hizo pero lo hizo. Cuando desperté estaba de nuevo en mi jardín, de pie mirando al cielo. Los restos de cerveza estaban en el jardín. Quizás hubiera sido una alucinación. Quizás. Me metí la mano en el bolsillo, ahí estaba la misteriosa piedra con sus extraños brillos. Era real, de algún modo era real. Y sabía que todo lo que me había dicho el extraterrestre era cierto. Sabía que la humanidad estaba condenada con esta sociedad de consumismo. Una sociedad en la cual a nadie le importa nada realmente, todo es efímero y superficial. En fin una sociedad condenada al fracaso.
Suspirando volví dentro a por una escoba y un recogedor para limpiar el estropicio de la cerveza. Cuando acabé subí al dormitorio. Mi mujer quizás estaría preocupada, no sabía cuánto tiempo habría pasado. Entré en la habitación estaba profundamente dormida. Me desvestí me puse el pijama y me acosté, miré el reloj eran las 00:32 solo había pasado poco más de media hora. Me habían parecido horas. Me dormí pensando en lo que haría. Porque había que hacer algo no iba a quedarme de brazos cruzados. La humanidad debía cambiar su curso.
FIN
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