LA MALDICIÓN DE FARAWIN
El aire golpeaba en la cara del joven Fenrry, sus cortos cabellos marrones se mecían en la suave brisa mientras este admiraba el cielo sin nubes y el ambiente soleado.
- Fenrry, ¿me estás escuchando?
El chico miró a su maestro Drein, evidentemente no le había escuchado. El sabio suspiró, estaba acostumbrado a que su aprendiz se distrajese fácilmente.
- Como te decía, me enorgullezco de ti. Eres el clérigo más joven en abandonar este monasterio, preparado para cumplir con el deber de tu dios.- Su voz estaba cargada de emoción.
- Muchas gracias, maestro. Sus palabras me honrran, pero todo es gracias a sus enseñanzas.
Fenrry miró a Drein a los ojos. Era un hombre muy mayor, encorvado y calvo, y con una gran barba blanca. Durante sus dieciocho años de vida había permanecido en el monasterio y aprendido las enseñanzas de tu dios, el dios de la luz. El joven era el más brillante que había estado en el gran monasterio, más icluso que Drein a su edad, y ya estaba preparado para correr aventuras.
- Recuerda, se precavido, nunca sabes los peligros que pueden acechar. Ayuda a todo aquel que lo necesite. – el viejo sabio dio unas palmaditas a su aprendiz.- Bien es momento que marches por ahí vienen los soldados que te acompañaran en tu misión.
- Sí, mi maestro.
Fenrry se giró y su túnica blanca hóndeó en el aire. Avanzó hasta el portal del patio del monasterio, y miró hacia atrás una ultima vez. Drein lo despidió con la mano y el chico le devolvió el gesto. Miró con tristeza el alto monasterio de piedra y sus tres altos picos, había permanecido toda su vida en sus muros, era su hogar y nunca es fácil abandonarlo.
Los soldados de la misión conversaban en la plaza, frente al gran monasterio. Uno de ellos no estaba muy alegre:
-No entiendo por qué tenemos que llevarlo con nosotros.- dijo indignado Jolvan.
- Es la última vez que te lo repito. Así que escúhame- Habló el capitán Marcus- Farawin ha pedido ayuda, su rey Nicolás se muere, y el pueblo con él. Por eso, además de carne, fruta y agua fresca, lo llevamos a él.- El jefe de la expedición señaló a Fenrry, que en ese momento estaba revisando su fardo lleno hasta los topes – Si alguna maldición afecta a esas gentes un clérigo es el más indicado para solucionarlo.
- Un clérigo, no un niño recien salido de la escuela – Repuso Jolvan con tono indignado.
- El mismo Drein, gran sacerdote del clero de la luz lo recomendó para la misión, y ni tú ni yo somos nadie para dudar.
- Pero mirale, ha cargado su fardo de libros en vez de cosas más útiles. Si hay pelea solo será un incordio.
- Jolvan, somos soldados, cumpliremos nuestra misión. No quiero más pataletas de este tipo.- Se dirgió hacia Fenrry- chico si has acabado de revisarlo todo, sube a la carreta, tenemos un largo día por delante.
- Si señor, sólo comprobaba que no me hubiese dejado ninguno de mis ejemplares más útiles. En conreto buscaba este. – Fenrry enseñó al capitán un libro marrón con el dibujo de una planta en él.- será muy útil para reconocer plantas de interés.
- Muy bien, sube a la carreta, y cierra bien tu fardo, no sea que pierdas uno de tus libros. ¡Compañía! ¡Partimos!
La carreta de madera traquetaba por los caminos tirada por dos caballos pardos. Cinco soldados y el mismo Fenrry formaban la expedición de ayuda. Jolvan un guerrero de 25 años de pelo negro que le llegaba hasta los hombros, Will un arquero rubio de ojos claros, Regulus entrado en años con entradas en su pelo cano, Seth un grandullón de fuertes musculos y melena castaña y Marcus capitán de la compañía. En el rostro del jefe de la expedición resaltaba una cicatriz justo encima de su ojo izquierdo, producida por la espada de un orco. Marcus había servido muchos años a la ciudad de la luz, y se había ganado su puesto con sus propios meritos.
Fenrry, leía un libro sentado en la parte delantera de la carreta, se mareaba en la trasera y tenía miedo de caerse. En su cinto llevaba su maza su única arma, y varios frascos con líquidos de distintos colores. El clérigo había soñado tiempo con grandes aventuras Había pasado sus 18 años estudiando en el gran monasterio. Dieciocho años en los cuales había aprendido más cosas que cualquier persona normal, era diestro en medicina, astrología, historia, pero sin embargo sólo lo conocía en papel, desconocía el mundo que había fuera de los muros de su monasterio. Esta expedición era una buena prueba para demostrar todo lo que sabía y aprender del mundo real.
- ¿De qué va el libro?- preguntó Seth con su parsimoniosa voz, arrastrándose al lado de Fenrry.
- Son historias del reino de Farawin. Está en concreto trata de su actual rey.- Contestó Fenrry, algo intimidado por el grandullón.
- ¿La historia de cómo Nicolás se transformó en ardilla?- preguntó ilusionado el corpulento guerrero.
- Así es.
- Bah, eso son paparruchas.- protestó Jolvan- nada de eso pasó realmente.
- Bueno, hay evidencias históricas de ello. Además no hace tantos años que sucedió. La dama Catrine existite realmente. Se encuentra encarcelada en la prisión de magos del norte. Y según dicen algunos nobles, Nicolás conserva algunos dejes de ardilla fruto de su transformación.
- ¿Tienes muchos amigos siendo un sabelotodo?- se mofó de él Jolvan.
Fenrry agachó la cabeza y siguió leyendo.
- No le hagas caso, es un gruñón.- dijo Seth- Yo te creo, eres el que más ha estudiado aquí.
- Gracias.
- Venga Seth, no me digas que te crees esos cuentos. Te apuesto una moneda de oro que esa historia no sucedió, o al menos que Nicolás nunca se transformó en ardilla.
- Vale.- contestó el chico cansado de la discusión.
- ¿Estás seguro de lo que acabas de hacer?- preguntó Marcus- Una moneda de oro es mucho dinero en estos tiempos.
- Sí, sucedió de verdad. No tengo una moneda de oro, no apostaría si no estuviese completamente seguro.
- Bien entonces, Jolvan será aun más pobre.- Marcus guiñó un ojo a Fenrry y sonrió.
- Bueno, estais hablando de la historia, y yo nunca he oido hablar de ella. ¿Fenrry te importa contarla?- preguntó Will.
- No se me da bien contar historias...- se excusó o al menos lo intentó.
- Venga no seas tímido, nos irá bien algo de entretenimiento.- lo animó Regulus, que estaba conduciendo la carreta, tirando de las riendas de los dos caballos.
- Está bien.- Fenrry pasó unas cuantas páginas del libro y comenzó a leer. Y todos, menos Jolvan que tenía el ceño fruncido, le escucharon atentamente.
La carreta siguió avanzando hasta que la noche impidió seguir adelante. Acamparon en un claro cerca del camino. Marcus ordenó a sus soldados cazar algo de comida, no queria gastar las provisiones a no ser que fuera necesario. Will no tardó en aparecer con unos cuantos conejos. Regulus los despellejó ante la cara de asco de Fenrry:
- ¿ Nunca habías visto como se le quita la piel a un conejo? – preguntó el veterano ante la expresión del joven clérigo.
- No, nos traían la carne al monasterio ya lista para cocinar.
- Bueno, entiendo que te resulte algo asqueroso al principio, pero si vas de expedición es conveniente saber como preparar la carne.
Fenrry recitó un conjuro y ante Regulus apareció un filete de carne de cerdo:
- Bueno, en caso de necesidad siempre puedo recurrir a esto.- dijo el clérigo sonriendo.
- ¿Cómo? ¿Sabes crear comida? Y nosotros cazando, haberlo dicho antes.
- No, no creo comida.- Con un gesto Fenrry hizo que el filete desapareciera- Simplemente la transporto desde otro lugar, ese filete era de las arcas del monasterio. Teniendo comida ahora no me parece bien recurrir a ello.
- ¿Ves Jolvan? Gracias al clérigo no tenemos que cargar tantos suministros y con una carreta tenemos suficiente.- dijo Marcus al soldado.
- Bah.- se limitó a decir mientras movia la mano de un lado a otro.
Después de que Regulus despellajara los conejos, Will, Fenrry y Jolvan los cocinaron, en un pequeño fuego que preaparó Marcus.
- No sabes cazar pero cocinar no se te da mal.- dijo Will.
- Cocinar era una de las tareas del monasterio.- repuso el chico agachando la cabeza.
- No es lo mismo cocinar en un monasterio que en el campo.- renegó Jolvan de nuevo.
Después de la cena se fueron a dormir, decidieron que Seth haría el primer turno. Fenrry intentó dormir en su saco, pero no era nada fácil. Acostumbrado a la vida del monasterio, con su cama mullida, dormir en la interperie era incomodo para él. Además los ruidos de la noche le inquietaban. Al cabo de un rato desistió en dormirse, se levantó con cudiado para no despertar a nadie de la comitiva y se acercó a Seth, que estaba sentado en una piedra vigilando :
- ¿ No puedes dormir, chico?- preguntó el grandullón al ver al clérigo acercarse.
- No, es mi primera noche fuera.
- Venga tranquilo, con nosotros no puede pasarte nada.
- Ya, pero tengo miedo.
- Todos tenemos miedo y más a tu edad. Si no descansas mañana no podrás con tu cuerpecillo.
- Sólo necesito algo de charla Seth. Sólo eso.
- Claro chico, ¿espera que ha diso eso?
Seth se levantó de la piedra y señaló a unos arbustos.
- Yo no veo nada Seth.- susurró Fenrry asustado y mirando hacia todos los lados.
- Shhh, escucha, son como pasos en la hierba.
Y de repente varios orcos aperecieron detrás de unos arbustos iluminados tenuamente por la luz de la luna, agachados y en silencio, pero Seth dio la voz de alarma, mientras agarraba su enorme maza:
- ¡Chicos nos atacan! ¡Tres orcos y cuatro goblins!
Will agarró su arco y apuntó:
- ¡Demonios, no veo nada con esta penumbra!- exclamó el arquero.
- Puedo solucionarlo – anunció el Clérigo mientras juntaba las manos rezando y agachándose.
- No es buen momento para rezar.- le regañó Jolvan pasando a su lado corriendo para enfrentarse al primer orco que llegaba.
Y en ese momento una luz surgió de las manos de Fenrry y la lanzó hacia donde venían los enemigos. La luz los cegó, pero no solo eso, los hizo visibles. Will no perdió tiempo y atravesó con una flecha la cabeza de un goblin.
- Vamos chicos, acabemos con estos malditos orcos y volvamos a dormir.- animó Marcus mientras golpeaba a un orco con su espada.
La pelea no duró mucho, Seth machacó el cráneo de un orco de un solo mazazo. Jolvan paró con su escudo la arremetida de un orco y con la espada cortó la garganta de su contrincante que calló al suelo desangrándose. Marcus por otro lado propinó un puntapié al ultimo orco desequilibrándolo y lo atravesó con su espada.
Los otros tres goblins, se miraron mutuamente, y decidieron huir pero Regulus les cortó el paso. Fenrry estaba detrás de la acción sin saber muy bien que hacer, y los goblins decidieron que si no podian huir atacarian al más vulnerable. No tuvieron suerte, Regulus atravesó a uno de ellos con un mandoble de su espada bastarda. El segundo calló ante una flecha de Will. El tercero llegó con su espada hasta el asustado Fenrry que le propinó un golpe en la cabeza con su maza. El pequeño goblin se desmayó en el suelo y el joven clérigo lo remató tras varios golpes. Cuando acabó con él se sentó en el suelo mirando su maza llena de sangre, estaba realmente conmocionado. Suspiró y disipó el globo de luz.
- Bueno, eran unos inútiles, pero para ser tu primera pelea no esta mal chico.- Marcus le felicitó dandole unas palmaditas en el hombro.
Todos se fueron a dormir, y Fenrry que estaba realmente agotado de la escena, tanto que se durmió placidamente.
Pasaron dos días mas sin percances, todos se llevaban muy bien con el clérigo, menos Jolvan que a pesar de que el chico había demostrado ser útil, al menos en parte, no veía necesaria su presencia en la expedición.
Llegaron a Farawin al atardecer del cuarto día. Fenrry contempló pasmado la belleza del bosque que tantas historias había dado lugar. Nada más llegaron a la aldea situada cerca del castillo del reino les abrieron paso. Los aldeanos celebraron su llegada con vitores. Eso si, no eran muy sonoros, la gran mayoría estaban desfallecidos. Regulus desató a los caballos del carruaje y los ató a los postes de la aldea. La expedición miró a su alrededor, los campos llenos de malas hierbas, los niños estaban en los huesos, todos tenían la piel pálida.
- Fenrry, ¿de que crees que se trata?- preguntó Seth.
- Tengo una ligera idea, pero prefiero hablar con el rey de ello.- contestó en un susurro mirando con miedo alrededor.
El joven clérigo estaba conmocionado, había leido de la desnutrición, pero ver a un niño al que se le marcaban las costillas dejaba a uno con el alma encogida.
- Llevadnos hasta Nicolás.- pidió el capitán Marcus a los soldados de Farawin, tras contemplar la horrible escena.
Los soldados dirigieron a la comitiva hasta el rey Nicolás de Farawin. Estaba sentado en el trono, pálido como los aldeanos, y hacía esfuerzos por respirar. El antaño caballero Farawin, había perdido el brillo de sus ojos, sus cabellos rubios no tenían color y jadeaba al respirar. Al entrar en la sala todos hicieron una reverencia, Fenrry se tropezó y lo tuvo que agarrar Seth del brazo para que no callera al suelo:
- Gracias, por acudir a nuestros ruegos de socorro,soldados de la ciudad de la luz - su voz se entrecortaba al decir cada palabra.
- Os hemos traído suministros majestad, hemos visto que el pueblo sufre y pasa hambre. Es lo mínimo que podiamos hacer por vos.- Informó Marcus.
- ¿Habéis traido un clérigo?- preguntó el monarca.
- Si mi señor, yo mismo.- Fenrry dio un tímido paso hacia delante con la cabeza gacha.
- ¿Puedes librarnos de esta maldición? Creo que la dama Catrine nos la ha enviado desde su lejana prisión.- quisó saber Nicolás.
- Mucho me temo que no es una maldición señor. Todo apunta a una anemia.- Contestó el clérigo.
- ¿Qué? ¿Anemia?
Todos miraron a Fenrry que estaba visiblemente nervioso.
- Verá su majestad, es una enfermedad, causada por la falta de hierro. Es por eso que todos sus súbditos estan pálidos,incluso algunos tienen quemaduras del sol.
- ¿Puedes solucionarlo?
- Si que puedo, pero lo que me extraña es como se ha llegado a esta situación mi señor.- el clérigo estaba temblando con las manos sudorosas.
- ¿A que te refieres?
- La anemia es producida por la falta de hierro, se produce en hambrunas. Generalemente va ligado a la escasez de carne.
- Nadie en Farawin come carne. - contestó el monarca,.
- ¿Cuál es la razón señor? – preguntó Marcus preocupado.
- Porque yo lo ordeno. Soy el protector del bosque, fui transformado en animal y aprendí que matar animales para comer es un error. Debo conservar el bosque, la caza y cebar animales para comerselos no es moral.
- Con el débido respeto señor, ¿es más moral que se muera el pueblo de hambre?- preguntó indignado Jolvan.
- ¡Jolvan! Comportate- ordenó el capitán.
- Los suministros que habéis traído, no ¿será carne verdad? – preguntó el monarca.
- Sí, hemos traído carne. –contestó Regulus- la gente de este reino la necesita.
- La gente de este reino no necesita que la corrompais. ¡Guardia! ¡Apresadlos!- con estos gritos el monarca por poco se ahoga.
Los guardias agarraron a los cinco guerreros y al clérigo:
- No os resistais, resistirnos podría provocar un conlficto.- Ordenó Marcus tirando las armas.
- ¿Un conflicto? ¿Y esto qué es capitán?- ironizó Jolvan.
- Haz lo que te digo. – Marcus mró fijamente a Jolvan que suspirando tiró la espada y el escudo.
Los guardias los apresaron lentamente, se movían con lentitud. Nadie opuso resitencia.
- Maravilloso, simplemente maravilloso. Apresados por unos soldados fanélicos.- Jolvan no cesaba de quejarse en la celda donde los habían encerrado a todos.
- Lo siento, no debía haber dicho nada.- se disculpó Fenrry.
- Chico, no tienes la culpa de que el rey haya perdido la cabeza.- le consoló Marcus.
- ¿Y ahora que hacemos?- preguntó Will.
- Podeis seguir quejandoos me lo estoy pasando realmente bien.
Todos se giraron a la dirección de la voz, en la celda de enfrente una mujer de melena castaña estaba apoyada en la pared. Sonreía de una forma irónica. Fenrry se fijó en sus orejas puntiagudas. Era una semielfa el clérigo se quedó mirando a la mujer, nunca había visto una semielfa, bueno en sus libros pero no fuera del papel.
- ¿Qué miras mojigato?- preguntó la elfa al ver al chico mirarla.
- Perdón...- se disculpó el chico bajando la cabeza gesto habitual en él.
- ¿Qué hace una semielfa en esta jaula?- quiso saber Jolvan.
- Supongo que lo mismo que vosotros. Cacé unos cuantos conejos en el bosque y algún lobo. Me cogieron hace un día mientras dormía en el bosque.
- A nosotros por traer carne tras una petición de socorro- explicó Regulus.
- Bien, ¿y pensais quedaros aquí hasta que acabeis como el rey y los aldeanos? La comida aquí es un puré verde.- la semielfa arqueó una ceja.
Marcus iba a contestar pero en ese momento oyeron unos golpes, un tintineo de llaves y como la puerta de los calabozos se abrían. Oyeron pasos de dos personas y pronto los vieron aparecer. Un joven de pelo largo alto y incluso más musculoso que Seth y un hombre con sombrero y ropas verdes y una larga barba:
- Hola a todos.- saludó el mago- Farawin necesita vuestra ayuda, la situación es insostenible. Soy...
- Kutag, el mago que rompió el bastón de la dama Catrine y liberó a Nicolás de su forma de ardilla. – dijo Fenrry sin poder dar crédito a sus ojos.
- Así es.
- Jolvan me debes una moneda de oro- el joven miró al guerrero con aire burlón.
- Vete a la porra- contestó este.
- ¿Entonces tu eres Nero?- Razonó Seth señalando al chico musculoso.
- Neryus- corrigió el clérigo ante lo cual el chico asintió con la cabeza.
- Bueno veo que os conoceis muy bien. ¿Cómo habeis entrado aquí? ¿Y cómo pensais sacarnos de estas celdas?- preguntó la semielfa aproximándose a los barrotes de la celda.
- Por la puerta y con las llaves.- Sonrió Kutag.
- ¿Y cómo habeis pasado por la puerta?- preguntó Will.
- Bueno los soldados anémicos nunca fueron muy buena guardia.- razonó Fenrry.
Kutag sin dejar de sonreir asintió con la cabeza. Neyrus abrió las celdas y todos salieron, la semielfa estiró las piernas.Pero Jolvan permaneció en su sitio:
- Jolvan, ¿qué haces? ¡Vamos! Tenemos que ayudar a la gente de Farawin.- Exigió saber Marcus.
- No se capitán, ¿salir de la celda no sería provocar un conflicto?- Jolvan sonreía.
- Vamos soldado, no tiene gracia- el capitán sonrió como el resto de los presentes.
Todos cogieron sus armas en los calabozos, y al salir al exterior lo que vieron los dejó sin aliento. Una jauría de lobos estaba atacando a la población.
- Ahora entiendo porque decías que la situación era insostenible.- habló Marcus mirando a su alrededor.
- ¿Cómo es esto posible? – preguntó Regulus, mientras desenvainaba su espada bastarda.
- Al no cazar animales, la población de lobos ha ido creciendo más y más, hasta que se les ha acabado el alimento. Y ahora atacan a la población por puro hambre- razonó el clérigo.
- Así es. Además son más inteligentes.- añadió Kutag.- Transformé a los esbirros de Catrine en animales, uno de ellos se apareó como lobo, y ahora organiza a esta jauría.
- Maravilloso, luchamos contra lobos hambirentos y con sed de venganza. . suspiró la semielfa mientras sacaba su arco largo.
- Basta de cháchara, chicos vinimos aquí para ayudar ¡ayudemos a la población!- gritó Marcus.
Todos se pusieron manos a la obra. Había muchísimos lobos, más de treinta. Corrieron a ayudar a la población que no podía luchar. Will y la semielfa mataron a dos o tres con sus arcos, mientras los demás corrían hacia las bestias. Incluso Fenrry avanzaba decidido, a pesar de su miedo. Estaban cansados no habían comido desde que les encerraron en la celda, pero aun así luchaban con fervor. Los guerreros hicieron un círculo alrededor de los supervientes que se encerraban en sus casas. Kutag lanzó un rayó con su bastón que mató a dos lobos a la vez.
Uno lobo saltó a por Fenrry, este intentó darle un mazazo pero se quedó en el suelo interponiendo su arma en la mandíbula del lobo. Por suerte un flechazo de Will acabó con la bestia, y el clérigo respiró tranquilo.
La luchá duró un poco más pero todos los lobos terminaron muertos, salvo unos cuantos que huyeron. Uno de los lobos huyó hacia el castillo como alma que llevaba el diablo. Era un lobo enorme.
- ¡Oh, no!. Se ha internado en el castillo.- gritó un soldado de Farawin que no pudo hacer nada para parar el avance del lobo.
Todos se apresuraron al interior del castillo. Debían proteger al rey.
Al entrar en la sala del trono los que vieron los dejó sin aliento. El gran lobo estaba frente a Nicolás, que estaba en el suelo apoyado en la pared, intentando defenderse con la espada. Pero estaba tan débil que no podía ni con el peso del arma. No hubo tiempo para dudar Kutag lanzó una descarga eléctrica a los pies del lobo. Con esto consiguió que se apartará del rey, y así Will y la semielfa podían atacarlo con sus flechas. El lobo saltando esquivó todos los ataques. No paraba de moverse. Marcus, Seth y Regulus avanzarón dando mandobles y mazazos para acorrarlar al gran lobo. Neryus corrió hacia al rey, lo cargó en sun hombros y salío de la sala. El lobo vio la escena y saltó por encima de los tres guerreros. No iba a permitir que su presa escapase.
Fenrry consiguió asestarle un mazazo en el aire y la bestia perdió el equilibrio al caer. Tiempo que Jolvan aprovechó para lanzarse sobre el y clavarle la espada. El aullido de dolor del lobo fue estremecedor. No duró mucho porque dos más se clavaron en su cabeza. El gran lobo no pudo completar su venganza, murió a los pies del trono.
Esa misma noche Fenrry repartió las provisiones por toda la aldea. Los aldeanos estaban agradecidos. Atendió a los niños, utilizó agua sagrada para curar las heridas. Nicolás contemplaba la escena desde las puertas del castillo comiendo la sopa que Fenrry había preparado. Kutag se sentó a su lado:
- Por suerte ha acabado todo bien majestad.- afirmó el mago.
- Sí, pero nada de esto hubiera pasado, si no hubiera sido...
- ¿Tan extremista?- el magó sonrió.
- Sí...
- Está claro que no puedo abandonar el reino, ni para buscar hierbas. En cuanto desaparezco mira lo que sucede- sonrió el mago.
Nicolás le devolvió la sonrisa mientras se rascaba la nariz, como una ardilla.
El clérigo, los soldados y la semielfa se acercaron a su lado.
- Majestad os hemos dejado las provisiones en las arcas del castillo. Otro cargamento llegará en pocos días.- anunció Marcus.
- Y espero que coma carne, y que no encarcele a la gente que lo haga.- repuso Jolvan ante la mirada de desaprobación de su capitán.
- Tranquilos, soy consciente de que obré mal. Uno no puede decidir por la gente. La carne es necesaria, y no hay que abusar de ella, ni matar animales sin necesidad. Me pasé de un extremo a otro y fue la población la que lo pagó.- se disculpo el monarca.
- Sí, los niños necesitan carne para poder crecer, y las mujeres embarzadas necesitan hierro.- añadió Fenrry.
Todos callaron y se quedaron en silencio, contemplando el cielo sin nubes y los aldeanos arreglando sus casas. Todo volvía a la normalidad en Farawin.
Tres días después del incidente los héroes de Farawin, llamados desde ese entonces así, se econtraban a las afueras de la aldea, Marcus estaba atando a los caballos al carruaje, habían huído hacie el bosque con el ataque, al parecer habían podido soltarse del poste al que estaban sujetos.
- ¡Soldados es hora de irse!- anunció Marcus – ¿Chico estás seguro que no quieres volver?- preguntó a Fenrry.
- Sí, estoy seguro.- contestó el clérigo- Los aldeanos necesitan mi ayuda, por un tiempo.
- No os preocupeis le protegeremos- añadió Kutag ante lo cual Neryus asintió.
- Bueno, es tu decisión. Informaré a Drein sobre ello.- se resignó Marcus.- Espero que te vaya todo bien chico.
- Sí, a pesar de todo has sido útil.- añadió Jolvan dandole unas palmaditas al clérigo.
- Por cierto Jolvan, ¿y mi moneda de oro?- preguntó Fenrry irónico.
- Aquí tienes pequeño demonio- el guerrero le dio el dinero al clérigo, todos rieron.
- Te echaré de menos – añadió Seth abrazando al joven que se vio aprisionado en sus musculos.
- Sí, vas a llegar lejos chico - esta vez fue Regulus quien habló.
- No te metas en lios - aconsejó Will
Fenrry no pudo evitar que un lágrima corriera por su rostro. Se habia unido a la expedición y había corrido aventuras con ellos, jamás podría olvidarlos.
Los guerreros de la ciudad de la luz partieron de Farawin. Neyrus, Kutag y Fenrry se quedaron mirando.
- Vamos, basta de tontería y al trabajo.- añadió la semielfa saliendo de unos arbustos y unos conejos en la mano.
- Tranquila ya vamos a ello. Por cierto, ¿cómo te llamas?- preguntó el joven clérigo.
- Evoriel, contestó la semielfa sonriente.
Fenrry estaba contento. Había concluido su primera aventura, y algo le decía que no iba a ser la última.
FIN
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