Se encontraban los números enteros y fraccionarios descansando después de un largo viaje por la llanura de los polinomios cuando de repente encontraron a sus enemigos montando guardia a las puertas de la esfera trigonométrica. La batalla ya iba a dar comienzo, hacía ya tiempo que el líder de los números enteros y fraccionarios(los buenos) y el de los irracionales(los malos) se habían declarado batalla. Desde entonces ambos buscaban un buen lugar para combatir y al fin lo habían encontrado. El vigía de los malos( era raíz de dos) enseguida dio la señal de que los buenos habían llegado.

Pronto todos estuvieron frente a frente y ambos líderes gritaron al unísono:

- ¡Al ataque!

Enseguida el lugar se convirtió en una maraña de números dándose de palos, el un tercio peleaba con la raíz de tres, el ocho con el numero pi, el uno fue divido por la mitad por el número e y se convirtió en un medio...

En fin todo era una masacre, y aunque parecía que los buenos llevaban las de ganar, los malos eran cada vez más numerosos, ya que al dividir constantemente a sus adversarios conseguían aliados irracionales... la cosa pintaba mal, el numero pi ya había terminado con el 8 y se peleaba a patadas con el 9999. Pero, pronto el último número entero calló,(fue el cero que desde un principio lo dejaron apartado hacia la izquierda para que no estorbara). Todos los irracionales gritaron de júbilo habían derrotado a sus oponentes, los malos habían ganado (anda como en la vida misma). Pero las raíces no enteras no podían dejar de tener remordimientos, habían sido convencidos por el número pi pero ahora veían que la guerra no había tenido sentido.

Todas las raíces no enteras (llamémosles pobres desgraciadas) se enfrentaron contra los malos malísimos(los números que no se podían representar de forma exacta en una recta). Pronto el número pi al ver esta rebelión se multiplico por el número e y formó otro número aún más infinito. Los pobres desgraciados no tenían nada que hacer contra los malos malísimos y perdieron en cuestión de segundos tal como lo habían hecho los buenos. La guerra quedó finalmente zanjada... los malos malísimos ganaron la batalla.

Después se organizó una fiesta tremenda para celebrarlo por parte de los malos malísimos. La función e elevado a x se integró a la fiesta pero se quedó igual.

Y así concluye esta triste historia si no os ha gustado haced un cambio de variable y cambiar el final. Yo me voy a derivarme por ahí antes de que me pillen los malos...

                                                                               FIN