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Mi soledad es tan comprensible. Preferiría mil veces estar atada en esta silla de ruedas que estar a su lado. Ya es escasa la paciencia que siento cuando percibo su presencia. La ceguera que me causó hace años es imperdonable. Y yo solo puedo sentir y aguantar la tormenta en cada inhóspito sueño que mantengo. Que ironía mi vida, sin poder ver la realidad presente y la realidad pasada se refleja en cada noche. Un mismo juego mental.
Escucho sonidos provenientes de máquinas inyectando el suero que según especialistas necesito para sobrevivir, seis años se cumplen desde aquella vez. Él por su lado todos los días viene a verme, y se mantiene alejado, sin decir ninguna palabra ¿Que como lo se? reconozco aquel perfume que una vez le regale. Parece jugar conmigo, como si de eso se tratase mi vida en aquel horroroso lugar, si dice amarme ¿Por que no me saca de allí? ¿Que no ve que sufro?. Por ello sabe que le guardo rencor, por culpa de su miserable egoísmo me encuentro en este deplorable estado. Y ya no es lo mismo, ya no siento nada. Solo agonía guarda en mi.
A veces quisiera escapar de este encierro, pero mis pies no funcionan como yo quisiera. Las prácticas de ayuda que brindan no es lo que necesito, no es lo que quiero. Me tratan como a una loca enferma que cayó sin querer y ahora es presa de su propios pensamientos errantes, eso es lo que dicen y entiendo. Cada dia me piden hablar, piden que pronuncie cualquier cosa. Claro, como si para ellos fuera tan fácil en este inutil estado. De allí solo me agrada una enfermera, Mare se llama, aunque es un poco difícil de persuadir siempre logro alterar la presión para que así salgan los ruidosos sonidos del monitor, sabe lo que quiero, por eso me deja en aquel hermoso jardín que queda atrás del hospital, siempre está lleno de diferentes aves, los cantos que provocan alegran mi vida una vez a la semana, estar ahí es maravilloso. Me recuerdan a mis pobres pericos australianos que esperaban por mí años atrás en mi hogar. Siempre me pregunto que habra pasado con cada uno de ellos ¿aún siguen vivos? es imposible imaginar tal desfachatez cuando sabes que han pasado días, meses, años. Si mis fuerzas me lo permitieran iría a mi hogar, aquella casa veraniega que compre con mis propios ahorros ahora es un lugar desolado. Cuando gane aquel concurso de pintores, me prometí a mi misma un hogar digno donde tuviese mi propios estantes con los numerosos libros que encantaban mis tardes así como los dibujos que me inspiraban aquel sitio. La tranquilidad se esfumó de un momento a otro.
Lo único bueno que ha hecho aquel ser fue traer consigo a Magnus, el Beagle de 2 años era más que mi mascota, un buen amigo en esta corta vida. Desde aquella visita no supe más nada, no se si enfermo o peor, murió tal vez. Tantas dudas tan difíciles de responder y que a la vez no quisiera saber. La ignorancia es preferible ante cualquier tragedia, creo que es mejor asi, ya la amnesia o tantas medicinas consumidas por mi cuerpo harán su efecto cualquier dia, quiza, algun dia. Ahora, como todos los días, estoy en esta silla con mis ojos cerrados de tantas veladas pensando lo mismo, sin contener ningún sentimiento una lagrima brota de mis cansados ojos, lágrima llena de buenos recuerdos los cuales me han mantenido viva...
...
Días después, la paciente Número 37 fue hallada en su habitación sin signos vitales, al lado de esta había un dibujo, un ave volando hacia el cielo.
Causa de muerte: Desconocida...
-Relato de una paciente.
Mayo 30, 2019.
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