Arrastrándose por las calles pesados pecados de cada alma sin destino propio. Colonizando cúmulos de aflicción de individuos extraños. Tomando cargas de rostros indefinidos y auras malévolas. Es infructuoso reconocer dónde estoy, ni la pizca de un mínimo recuerdo se manifiesta a mi voluntad.  Todo el vacío que se siente en mi cuerpo disminuye de a poco, desencadena morfina a consecuencia de todo tedioso y desagradable representación intangible que hace presencia solo en las pocas memorias que se desvanecen inconscientemente. Tal vez no veas lo mismo, ni sueñes con que sea mentira el ocaso rojo que contemplo cuando despierto y veo de repente las luces apagarse, porque no lo es. Todo es real, al menos lo que se pierde cuando estoy aquí, como hoy. 

Sin decisión alguna continuo el camino marcado por el polvoriento asfalto, grandes huellas denotan sobre estas dejando la sensación que se perdió algo valioso. Otra pena se esfumó de los pensamientos de un desprotegido ser. Ahora navegara suavemente por el mar en un bote sin remo ni guía, su brújula es la luna. En medio del delirio yace un extenso sendero con destino a la purificación, todos guardan allí. He intentado desviarme de la fila, involucrarme a las grandes escaleras que se encuentran al fondo subterráneo de la arena roja, lugar donde se hace saber que los cuervos pronuncian cantos y que nunca son visibles ante el ojo humano. Gran magnetismo se siente, creo que a todos les pasa. No puedo regresar ya, seguir entre los montones de intrusos, así permaneceré hasta que encuentre mi cuerpo acostado en el suelo.

Este paraje en realidad no causa dolor ni mucho menos satisfacción, produce amnesia. Olvidar ciertos aspectos de vida parece una solución contra ella misma, hoy día, quizá todas estas representaciones en prosas vuelen al infinito para nunca regresar. Quedándose en lo profundo de mis limitadas emociones y escasos sentimientos, amparándose en lo verosímil.

-Destellos entre memorias olvidadas. 

Julio 23, 2019