Palomitas de maíz

La película que el grupo se encontraba viendo era la más esperada por todos desde hace cuatro años. La trama era única, los personajes estaban bien escritos, los efectos eran maravillosos y la música era perfecta para las escenas.  Cada persona dentro de la sala gritaba de emoción cuando el protagonista aparecía, se quedaban callados al momento de mencionarse información crucial para la historia o aplaudían con cada referencia que podían captar. 

Todos estaban tan ensimismados con la película... menos dos personas. 

La primera, May, tenía la mirada fija en la pantalla del cine; sin embargo, sus pensamientos divagaban como locos ante la idea de que su mano izquierda se encontraba agarrada de la mano de Ash, el segundo sujeto que no podía prestar atención al evento que esperó por años debido a que intentaba pensar en mil y una formas de soltarse de la chica sin crear una atmósfera más incómoda de la que ya se hallaba. 

Los dos se habían sentado uno al lado del otro para compartir las palomitas de maíz extra gigantes que compraron con sus ahorros del mes, comiéndolas hasta dejar casi la mitad cuando apenas y la película iba a comenzar. Con sus manos agarrando grandes puñados sin siquiera fijarse en el envase, los dos no notaron cuando alcanzaron la mitad y sus manos, al no poder encontrar más palomitas, se entrelazaron sin querer, provocando un escalofrío que recorrió el cuerpo de los dos. 

Estaban tan aterrados y sonrojados ante la idea de ver la expresión del otro que se congelaron y no hicieron lo más obvio: soltarse. Con los minutos pasando, la situación se tornaba más incómoda para los dos, siendo incapaces de pensar con claridad y creyendo que el primero en separarse haría sentir mal al otro. 

«¿Por qué no me suelta? ¿Que estará pensando? ¿Mi mano estará sudada? ¿¡Planea confesarse!?», May tenía la cara hecha un tomate. Felizmente, la sala estaba a oscuras y Dawn, quien se encontraba a su costado, estaba tan enganchada a la película que no se percató en lo absoluto de tan curiosa situación. 

«May me va a matar, May me va a matar, May me va a matar, May me va a matar...», repetía Ash, volteando a ver a su grupo de amigos por ayuda... aunque se dio cuenta de que eso sería imposible al notar como Goh y Brock lloraban de emoción con una escena que este perdió al estar concentrado en la mano de la castaña.

Los minutos siguieron pasando y May decidió que debía poner fin a esa bochornosa situación. Volteó y miró a Ash, quien también había agarrado valor para verla. Cuando se observaron, los dos se sonrojaron aún más, y sus manos se apretaron con fuerza de manera inconsciente, avergonzándolos aún peor.

«May, sé que puedes oírme, acaba con este sufrimiento pero no con mi vida», pensó él, quien ya no sentía su mano por la fuerza con la que la joven lo sujetaba.

«¿¡Por qué no me sueltas ya!?», ella, por su parte, solo miraba del rostro de Ash a la mano de este, una y otra vez, notando que apenas y quedaban unas palomitas de maíz que, por desgracia, ni sus manos ni las de él fueron capaces de agarrar.

— May...

— ¡Se terminó la función!

La cantarina voz de Dawn y las luces prendidas de la sala fueron necesarias para que los dos se soltaran sin pensárselo más. Ambos miraron sus manos ante una Dawn muy confundida, parándose de sus asientos y siguiéndola sin decir nada más.

— ¿Están bien? — preguntó Brock, quien se había puesto a la par del dúo inocente — No terminaron sus palomitas.

— ¡Estamos más que bien! — respondieron los dos, corriendo hacia la salida más cercana.

— ¿Deberíamos preocuparnos? — preguntó Goh.

—  Nah, seguro que cuando salgamos de aquí estarán como si nada — termino Dawn con una sonrisa pícara, pues su sexto sentido le avisaba que algo había ocurrido.

En cuanto a los dos protagonistas de esta historia, ellos caminaban sin decirse palabra alguna. Ya con la mente fría imaginaron lo fácil que hubiese sido simplemente soltarse y ya, por lo que no entendían como no se les ocurrió aquello durante las dos horas de duración dentro de esa sala oscura.

— May, sobre lo que pasó... — susurró el chico, acercando su rostro a la oreja de May para que el grupo de delante no los escuchara.

Sin embargo, eso solo logró que la chica se sonrojara y se alejara rápidamente.

— ¡No pasó nada! — respondió, increíblemente de la forma más baja posible — Nada de nada. 

— En... ¿entendido? — Ash puso sus dos manos delante de él, esperando que la joven no lo atacara — Solo quiero que no estemos peleados.

May observó la mano de Ash nuevamente, volviendo a ponerse colorada. 

— Estamos bien, Ash. —dio media vuelta y comenzó a caminar. — Aunque me gustaría haber visto toda la película sin distracciones. 

— Yo igual, solo podía pensar en ti. — al notar el sonrojo de May, Ash cayó en cuenta sobre sus palabras — ¡En un contexto para nada romántico!

— ¡L-lo mismo digo! — ella hizo puños con sus manos al odiar la incomodidad. — Quizá... ¿Podríamos volver para la función de mañana? ¡No es una cita si es lo que piensas!

— ¡Por supuesto que no lo pienso! — vociferó el muchacho — Pero sí me gustaría volver a ver la película, ¡así que cuenta conmigo!

— Excelente — suspiró la castaña — Pero con palomitas separadas.

— Con palomitas separadas. — repitió.

Ambos asintieron y se reintegraron con su grupo de amigos, fingiendo haber entendido la película y sintiendo puñales por cada spoiler que ellos eran incapaces de ignorar.

Intentaron, también, olvidar aquel momento tan extraño para los dos.

Jsjsjsjs tengo una idea para una segunda parte de esta historia. Por el momento, la dejaré así xD

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