Le amaba, tanto que dolía

Quiero contar el porqué, no me negare a hacerlo, no me aparte todavía, antes necesitas saber el por qué yo, Elías García Ayala amaba a Mateo y le pude haber amado sin importar que.

Había estado enamorado Mateo desde la primera vez que lo vi, desde antes de hablar desde antes de hacer contacto visual, siempre había sido muy tímido aparte de menor que él, Mateo se llamaba, creo que ya lo dije...

Nos conocimos como la mayoría de los amigos, por accidente, yo como hijo de una maestra de universidad veía de lejos a todos esos jóvenes adultos con sus amigos quejándose, disfrutando, hablando y jugando, me daba rabia, tristeza el verlos, escucharlos y yo tener que estar casi esposado al salón de mi madre, pero hubo un chico que me cautivo, era amable, más que los otros, era genuino, no sé cómo describirlo, su rostro era tan... Amable, en definitiva no lo puedo describir con adjetivos calificativos, quedan todos cortos, y aun así nadie se había dado cuenta de ello, me quedaba viéndolo, mientras hablaba, mientras corría entre clases, el siempre cautivaba mi vista, estaba tan lleno de energía.

Nos conocimos una tarde mientras llovía a cantaros, mi madre se había ido de la escuela, a veces hacía eso, me dejaba en la universidad hasta que volvía por propio pie a la casa, no sé qué pretendía con eso, yo me encerré en el salón 203 un salón abandonado, había ocurrido un accidente en ese salón y la universidad decidió clausurarlo por si acaso, yo estaba ahí viendo la lluvia mientras Mateo llegaba corriendo bajo la lluvia con su camisa gris usual y esos tenis rojos que ya de tan usados parecían rosas, corría mientras la lluvia le resbalaba por la cara y aún preocupado como se veía seguía teniendo su aura que lo distinguía a mis ojos de todos los demás, quiso entrar a un salón cerrado, en la mañana había escuchado que no iba a haber clases de tarde para los alumnos de arquitectura, precisamente los compañeros que iban con Mateo, él no entendía por qué estaba cerrado y empezó a buscar a alguien para pedir ayuda, o refugio de la lluvia y me vio a mí, vino hacia mí, me reconoció y su voz de cerca era igual de hermosa que cuando la escuchaba de lejos. Estuvimos en ese salón hablando, me sentía cómodo con él, supe que había hecho una buena elección y desde ese momento decidí que nunca lo dejaría ir.

Hablábamos y hablábamos, conocí a sus hermanas a sus padres y el conoció mi casa dónde nunca estaba mi madre, ahí me abrazó por vez primera, me abrazaba como un hábito común, la diferencia de edad era de diez años y se notaba, eso me agradaba y no al mismo tiempo, ya que cuando el me abrazaba pasábamos como hermanos y no se nos quedaban viendo raro, pero con esa diferencia de edad llegar a él se hacía cada vez más y más difícil.

Me declaré una tarde en el salón 203, y él me aceptó yo lloré en su pecho, era tan feliz, luego lo hicimos, tendría unos catorce o quince tal vez pero no dolió, siempre fue amable hasta el último suspiro, pero un día cambió... él... había cambiado... lo habían cambiado, empezó a hablar de la diferencia de edad, del qué pensarían si alguien se enterara, de qué si él era o no gay y luego empezó a voltear a otros lados mientras hablaba conmigo, el ya no me quería, lo supe, yo lo amaba, lo amo tanto que duele, no me importaba que no volviera en la noche o que me pegara o tuviéramos sexo duro, no me importo incluso cuando me vendió de noche en una calle obscura, porque era lo que él quería, él estaba feliz con eso y lo pude haber seguido haciendo entonces ¿por qué?

¿Por qué encadenarme a su corazón y huir? vi los días pasar, a los tres días sin agua empecé a sentir que moría ¿esto era lo que Mateo quería? No dejo agua ni comida para mí, seguramente no quería que comiera o bebiera. Así que deje que la falta de agua y comida se hicieran cargo de mí, hasta que entró, entró y me desencadenó y mientras me limpiaba seguía teniendo esa aura de amabilidad Ma... Mateo yo decía llamándole. Si amor, estoy aquí mi pequeño príncipe, se quedó conmigo todo ese mes, sin huidas de noche, sin golpes estaba viviendo un sueño y un día trajo a Clara y ella empezó a vivir con nosotros, era una mujer muy linda, Mateo siempre tuvo ese agradable buen gusto.

Vivimos juntos, Clara me ayudaba con las tareas de la casa y por la noche dormía y tenía sexo con Mateo mientras yo dormía en el sillón, Mateo era feliz y yo estaba dentro de su felicidad, lloraba, lloraba mucho, pero yo podía estar cerca de él, o bueno así era.

Un día Clara llegó con una prueba de embarazo se la mostró a Mateo y se puso muy feliz yo también me puse feliz, escuché a Clara decir que era maravilloso iniciar una familia, tenía razón era hermoso y empecé a ayudar a Clara con su embarazo. Y Elías ¿cuándo piensas mudarte? me dijo una vez ¿cómo Clara? Vamos a iniciar una familia, no me puedo ir, ella me miró diferente de a como acostumbraba Ah, Mateo no te lo ha dicho ¿verdad? dijo ¿qué no me ha dicho? pregunté Elías, nos mudaremos Mateo y yo a la ciudad de mis padres en Singapur respondió calmadamente ¿cómo? me trababa, no podía ser cierto lo que decía, esa noche me senté con Mateo, con mi único y verdadero amor para aclarar todo Mateo, cariño Clara me dijo que, se iban a mudar sin mí, pero eso no es cierto ¿verdad?, pregunté, Elías mira comenzó ¿cuánto tiempo crees que iba a durar esto?, ¿a qué se refería? Nosotros íbamos a durar para siempre, vamos a durar toda la vida, eso habíamos dicho dije con mucha seguridad, ¡oh vamos Elías! Eres joven y no hiciste ni siquiera la secundaria explicó enojado Amor tu ya sabes que mi madre no me dejaba ir a la escuela, pero por eso podía tener más tiempo para dedicarte y yo te am- Mateo me interrumpió silencio Elías me reprendió pegándome, ahora que lo pienso creo que me lo merecía ¿por, por qué? ¡Amor! empecé a decir tomándolo del brazo ¡Aléjate! me gritó zafándose, a Mateo no le gustaba que lo retuvieran, fue mi culpa.

En ese momento mi corazón se partió, el ya no me quería más a su lado, no, no era eso, el me seguía amando solo que se le había nublado la vista por Clara, sí, era eso, simplemente debía de deshacerme de ella, enviarla a otro lugar, del que no pudiera regresar, tome un cuchillo de la cocina y lo afile lo más que pude, me acerque a la cama donde dormía mi amor y la escoria que quería tomarlo, ¡y golpe! En el cuello, su sangre inundó las cobijas, no grito, ni siquiera se movió, ahora estaba lejos.

Mi amor se levantó y la abrazo, no entendía ¿por qué lloraba? ¿Estaba tan feliz? Me acerque a abrazarlo yo también y lloró en mi hombro como yo lo había hecho otras veces, sí, sí amor, ya se ha ido, agárrate de mí susurre en su oreja hasta que dejo de llorar.

Pasaron meses, el ya no salía a trabajar primero quitaron la luz luego el agua, pero no me importaba lo podía tener para mí, vendí la casa y nos mudamos en el bosque cerca de un manantial, podía amar ahora a mi esposo, lo besaba y abrazaba todas las noches, le hacía de comer todos los días, un día regresé a la casa y estaba el con un cuchillo enfrente de él ¿qué pasa amor? pregunté desconcertado príncipe, mátame por favor dijo casi en un susurro ¡no digas esas cosas!, ¿qué haría yo solo sin ti? le pregunté abalanzándome a sus pies que mal que digas eso, fueron sus últimas palabras y no lo pude detener, se clavó ese cuchillo en el cuello, vi cuando este le perforo la piel, y sentí su sangre caliente caer a mi cara, grite y lo intente salvar, como lo intenté, pero no lo logre y ahora abrazado a su cuerpo sin vida sigo sintiendo esa misma aura amable, esta exactamente igual...Así que oficial, déjeme estar con mi único amor solo un poco más por favor.

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