Para
CassandraAcuri

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En su oscura habitación, él muchacho llora.

Su tristeza lo acosa implacable. La soledad no le gusta, el encierro lo mata en vida, pero él sabe que lo necesita, necesita que esas personas de blanco lo contengan allí dentro.

Solo que... Cuando lo encierran y lo obligan a estar solo, él sufre la ausencia de su amigo. Aquél único ser que lo entiende. Que lo entiende porque sufre lo mismo que él, tristeza por una pérdida, tan grande como el ancho de un continente y tan profunda con el abismo del océano.

Gilberto se llama ese amigo que lo acompaña cuando pasea por el jardín, cuando camina por los pasillos empujando el carrito de los libros, en la sala de los sillones donde juega al ajedrez.

Su mejor amigo es él y vive en el desván, dónde él sube a guarecerse cuando las personas de blanco no lo ven, su amigo, es el Gato Azul, el gato triste y azul.

El muchacho se pregunta por qué Gilberto está tan triste y por qué es azul. Pero no se lo quiere preguntar. No, no se lo va a preguntar. No se lo va a preguntar porque el gato tampoco le pregunta por qué el muchacho está triste. Y él cree que es porque el gato tan solo quiere tener un amigo que se parezca a él también.

Por ello solo se hacen compañía. El muchacho hace compañía, al Gato triste y azul.

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