Capítulo Siete🐞
No me pertenece "Relaciones Peligrosas" ni "Miraculous Ladybug"
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- Tristán e Isolda- mencionó Miss Gaïa después de anotarlo en su pizarra - ¿Alguien sabe quiénes son?- preguntó a los estudiantes.
Max levantó su mano.
- Adelante, Kanté-
- Eran dos amantes de una historia del siglo VII. No se sabe exactamente quién es su autor original, pero Joseph Bédier publicó "El romance de Tristán e Isolda" en 1900 y 1921, que se la conocía como la "La leyenda de Tristán e Isolda". La historia parecía conocerse en el siglo VI pero fue adoptada por trovadores- hizo una pausa pero la maestra lo frenó.
- Eso es suficiente de parte suya, gracias- sonrió - ¿Algún otro sabe lo que ocurrió con estos amantes? ¿Su historia?- Adrien alzó la mano.
- Sufrieron por su lealtad al rey Marcos-
- Exacto, ¿algo más?- el rubio negó, no recordaba mucho.
- Bueno, esta historia de literatura inició con una batalla en las tierras de Cornualles, donde el rey Marcos luchaba contra el enemigo. El rey de Leonís, llamado Rivalen, cruzó el mar para apoyarlo en la pelea. Al salir victoriosos, el rey Marcos le ofreció al rey Rivalen la mano de su hermana, Blancaflor. El rey Rivalen volvió a sus tierras para defenderlas del enemigo.
《Rivalen murió lo que entristeció a Blancaflor, por lo que el mismo día que dió a luz, falleció. El día fue tan triste que se le nombró al niño Tristán, que fue rescatado por un hombre de Rivalen llamado Rohalt que lo educó como si fuera su propio hijo, hasta que cumplió los siete años y el escudero Governal se hizo cargo de su enseñanza para que se convirtiera en rey- Miss Gaïa narraba mientras que Alya se quejaba.
- Iniciamos la semana y ya nos dan un largo tema, que desastre- le susurró a su mejor amiga. Pero esta no le prestó atención. Escuchaba atentamente a la clase de la maestra.
- ... y cuando el veneno del dragón se metió en el cuerpo de Tristán, fue la princesa de Irlanda, llamada Isolda la blonda quien lo curó-
- ¿¡Qué dragón!?- gritó en susurró la morena.
- ¿No has escuchado nada o qué?-
- Nada- Marinette rió.
- Es una historia ficticia Alya-
- ..., después de que llegaran los varones de Cornualles a defender a Tristán de los irlandeses, este prometió llevar a Isolda hasta los brazos del rey Marcos, lo que provocó que Isolda se sintiera traicionada ya que el joven a su lado no la quería como esposa. Y fue cuando la madre de Isolda preparó una poción de amor que debían beber Isolda y el rey Marcos para que ambos quedaran enamorados, y le confió el encargo a la leal sirvienta de la princesa, Brangien. Pero en el barco de regreso a Cornualles, fue Tristán quien bebió la poción con Isolda accidentalmente, y no hubo vuelta atrás. En el mismo barco se entregaron el uno a otro traicionando la lealtad del rey Marcos. Al llegar a Cornualles, Brangien se hizo pasar por Isolda aunque de todas maneras, el rey Marcos descubrió el romance entre Tristán e Isolda. Echó a Tristán de su reino y este mismo salvó a Isolda de unos leprosos para llevársela al bosque de Cornualles, donde- sonó el timbre dando por terminada la clase.
Miss Gaïa miró a sus alumnos.
- La próxima clase continuaremos, pero pueden ir leyendo el libro de este tema para adelantarse si lo desean. El viernes habrá una lección de esto- algunos quejidos se escucharon por el salón. Alya suspiró al ver a la profesora salir.
- ¿Por qué?- se lamentó frustrada.
- No está tan difícil, solo deberías prestar atención- le dijo Nino.
- Casi te disparan y nadie se preocupa de eso-
- Vamos al baño y las alcanzamos en la cafetería- dijo Adrien a lo que las chicas asintieron.
A lo que había terminado y se lavaban las manos, entró un joven que se les acercó.
- Hey, ¿Cuántas quieren?- les cuestionó sacando un frasco de pastillas. Los dos amigos intercambiaron miradas.
- Ningunas, y no deberías vender eso-
- Estas pastillas son legales, y no son como la basura que se encontraron la última vez, y antes de que pregunten, si me enteré. Esas de ahí te sacan la cabeza, estas son mejores- dijo acercándoles el frasco - ¿Seguros que no?-
- ¿De dónde las sacas?- preguntó Nino. El joven se encogió de hombros.
- Un tipo me da algunas para vender- dijo y se retiró.
- Diablos viejo- murmuró Nino.
*******
- ¿Ya entendiste?-
- Algo, ¿pero por qué estas leyendo?-
- Porque quiero-
- ¿Problemas aquí?- preguntó el moreno sentándose a lado de Alya y Adrien a lado de Marinette.
- No, solo que está leyendo Tristán e Isolda-
- Hablando de eso, ¿por qué su amor era prohibido? ¿Y qué pasó cuando huyeron al bosque?- le preguntó Adrien a la peliazul.
Leyó una página y le contestó.
- Vivieron dos años en el bosque de Cornualles pero el veneno del amor no les quitaba los remordimientos de haber traicionado al rey Marcos, por lo que cada noche dormían desnudos pero no se tocaban ya que una espada se interponía entre ambos cuerpos en señal de castidad, y así fue como el rey Marcos los encontró un día, por lo que cambió la espada de Tristán con la suya, es decir, que podían volver a casa-
- Te ves muy interesada en esa obra, ¿acaso quieres vivir un amor prohibido?- le preguntó Nino burlón.
- Claro que no- bufó la peliazul, aunque la idea de que estaba viviendo uno le provocaban ganas de reír.
- ¿Y de qué dragón hablaban? No escuché- Marinette rodó los ojos.
- Los varones del rey estaban celosos de su amistad con Tristán, por lo que el rey Marcos propuso que se casaría con la mujer que tuviera el mismo color de pelo que el que le habían llevado unas golondrinas. Tristán fue a Irlanda para buscar a la mujer para callar a los varones y se enteró que había un dragón matando a la gente de ese lugar. El rey de Irlanda proclamó que quien venciera al dragón se casaría con su hija Isolda la Blonda- Alya golpeó la mesa.
- ¡Basta! No hablaremos más de eso hasta mañana-
- ¿Cuál es el problema? Tu pediste que te dijera- preguntó Nino pero se calló al ver la mirada fulminante de la castaña.
*******
Al terminar las clases, cada uno se fue en su propia dirección. Al llegar, Marinette se acostó en su cama.
- Tikki, cuando encuentre a Hawkmoth y lo derrote, ¿Podré estar con Chat Noir?-
- No lo sé- contestó - aunque también deberías concentrarte en otros asuntos como los repartidores en tu colegio, ¿Sabes quién los fabrica?-
- Para nada- se levantó con sueño y suspiró.
- Voy a hacer mi tarea-
******
Adrien fue a la cocina para coger Camembert cuando vió a Nathalie pasar.
- Nathalie- llamó y esta se volteó a verlo - ¿Sabes donde está mi padre?-
- Está en su oficina pero no puede atender a nadie por el momento Adrien, últimamente ha estado de mal humor-
Al anochecer, él salió para iniciar el patrullaje. Vió a la peliazul observando la ciudad desde el último piso de la Torre Eiffel y se le acercó silencioso. La tomó por la cintura, la volteó rápidamente y la besó. Cuando iba acelerando el beso, ella lo frenó.
- Chat... Chat, para- dijo. Le costó mucho hacerlo. El gatuno le sonrió.
- ¿Qué ocurre bichito? Sabes que no puedes resistirte- dijo acariciando su mejilla.
- En cualquier momento uno de nuestros compañeros pueden llegar y no quiero que nos encuentren así-
- ¿Y cuál es el problema? Sería mejor-
- Bien sabes que no podemos-
- De algo sí estoy seguro- el gatuno acercó su rostro al de Ladybug - y es que tú me amas, tanto como yo a tí- susurró sin dejar de sonreír. La moteada se quedó viendo los ojos brillantes de su compañero.
Odiaba cuando usaba esa estúpida sonrisa en su contra, pues tenía razón, aunque no lo iba a admitir.
- ¡Chicos! ¡Que gusto verlos!- exclamó una voz no tan lejos. La moteada se separó al ver a Queen Bee aterrizar frente a ellos.
- ¿Qué tal Queen?- saludó la azabache.
- Chat Noir, ¿Soy yo, o tus ojos brillan más en la noche?- le cuestionó la rubia.
- No lo sé, ¿Tú que dices?-
- Creo que soy la única que se da cuenta- rio de manera coqueta.
Chat se rascó la nuca y Ladybug se cruzó de brazos.
- Parece que sí- mencionó. Queen Bee se volteó a verla.
- Uy, perdóname, no te había visto, lo siento- dijo acercándose a ella.
- ¿En serio? Te saludé-
- En serio perdón, no quería ignorarte ni dejarte fuera de la conversación, disculpa- Ladybug pudo distinguir la comisura de los labios de la rubia elevarse.
- No te preocupes. Me voy a patrullar-
- Espera- el gatuno la frenó.
- Ve al departamento el jueves- le susurró al oído y ella le guiñó el ojo antes de irse. Chat se quedó embobado mirándola.
- ¿Acaso te gusta?- le inquirió la rubia.
- Sí. ¿Se nota?- preguntó divertido.
- Algo, pero el asunto es si a ella tú le gustas-
- La verdad es que sí lo creo- Queen Bee sintió un nudo en la garganta.
- ¿Por qué no son algo?- Chat se mordió el labio. ¿Decirle o no decirle?
- Ella no quiere- contestó - pero pronto seremos algo, a pesar de-
- A pesar de...- Queen Bee lo alentó a que siga pero este no continuó.
- Nada, mejor patrullemos-
******
En los días siguientes, en clase, Miss Gaïa terminaba de narrar la leyenda de Tristán e Isolda y copiaba preguntas para ayudarlos a reforzar para la lección.
- Ya quiero que acabe el año- decía Alya en clase de química.
- Inició hace una semana, tendrás que esperar- contestó Marinette mientras mezclaba dos fórmulas.
- Por eso adoro el fin de semana-
- Concéntrate, harás explotar algo-
- Sabes Mari, creo que Chat Noir- virtió un líquido en un vaso - y tú- virtió otro líquido y la sustancia en el vaso cambió de color
- tienen química- finalizó riendo. Marinette se sonrojó y enojada virtió una sustancia que ella tenía en un frasco en sus manos.
- ¡Claro que no!- bufó. Pero la sustancia en el vaso se regó botando humo - Diablos- susurró. La profesora se acercó.
- Señorita Dupain Cheng, hágame el favor de limpiar este desorden- dijo la profesora a lo que la alumna obedeció fulminando con la mirada a la castaña. Al salir del salón, ella se le acercó.
- Ya perdón, pero si hubieras visto tu cara estarías igual que yo- replicó Alya riendo. Su amiga gruñó.
- Vamos, no puedes estar enojada con Miss Peacock- Marinette se congeló en sus pasos y se volteó a ver a su amiga.
- ¿Qué?-
- ¿¡Estás loca!?- gritó en susurro -¿Cuándo vas a aprender a bajar la voz cuando hables de eso?-
- Nunca- dijo - pero estoy preocupada por mañana, es la lección de literatura-
- ¿Mañana? Creí que era el viernes-
- Mañana es viernes- Marinette se llevó las manos a la boca.
- ¡Rayos!- salió corriendo - ¡Te veo mañana!- gritó despidiendose.
Cuando se metió en un callejón y se aseguró de que nadie estuviera mirando, se transformó y se encaminó al departamento, pero recibió una llamada de su compañero en su yoyo.
- Chat, ¿Qué ocurre?-
- Ladybug, debes venir de inmediato a la Avenida de Ségur- dijo agitado y se escuchó un disparo que al parecer había esquivado.
- ¿¡Qué fue eso!?- Queen Bee tomó el bastón.
- ¡Solo ven a ayudar!- gritó y usó el bastón para protegerse de una bala. Ladybug colgó y corrió allá. Cuando llegó, vio varias patrullas con oficiales apuntando a dos camionetas estacionadas frente al Ministerio de Economía de Financias... donde detrás de estas habían hombres disparando.
- ¡VUELVO A REPETIR! ¡ARRODÍLLENSE EN EL PISO CON LAS MANOS EN ALTO!- gritó por un megáfono el oficial Roger. Pero recibió unos disparos en respuesta que alcanzó a esquivar.
- ¿Qué pasa? ¿Quiénes son?- preguntó Ladybug parándose a lado del rubio.
- No sé quienes son, pero estaban armando un tiroteo. Algunos de ellos entraron y Fire Fox, Peacock y Jade entraron a buscar a los rehenes, nosotros estamos afuera tratando de desarmarlos-
- Hasta que llegas- escuchó una tercera voz a sus espaldas. No debía girarse para adivinar quien era - Chat y yo nos las ingeniábamos mientras no estabas aquí- mencionó Queen Bee pegándose al gatuno que, con una sonrisa nerviosa, se separó.
- Disculpa, no sabía de este tiroteo- habló la peliazul con una sonrisa forzada. Miró al frente y observó que Miss Peacock salía por una ventana en completo silencio. Los demás oficiales se dieron cuenta pero apartaron la mirada para no levantar sospechas.
La castaña sacó un abanico y lo lanzó con fuerza a los hombres. Uno soltó un alarido de dolor y soltó el arma para sobarse la cabeza. El abanico volvió a ella captando la atención de los demás que iniciaron a disparar. Ladybug sonrió y corrió a las camionetas, con los rubios siguiéndole.
Se agachó y pasó su yoyo por debajo de la camioneta agarrando el tobillo de un tipo que cayó al instante. Esto desconcertó a los hombres y los tres jóvenes aprovecharon para desarmarlos. Chat los golpeaba en los brazos para que tiren las armas y luego los noqueaba.
Queen Bee amarró a dos hombres con su trompo y los lanzó frente a una patrulla. Uno que tenía un pasamontañas comenzó a disparar.
- ¡Cuidado!- gritó Ladybug ocultándose detrás de una camioneta. Chat Noir empujó a Queen Bee para evitar que saliera lastimada hasta que sintió una bala rozar su hombro. Soltó un quejido de dolor y cayó al suelo cubriéndose el hombro. Escuchó dos disparos más. Alzó la vista y vió al sujeto tirado en el piso agarrándose la pierna y el escudo de Jade Turtle frente a él.
- ¡Chat!- gritó Ladybug.
- Tranquila, estoy bien-
- Eres un idiota- fue lo único que ella dijo antes de levantarlo con cuidado y llevarlo a una ambulancia que había sido llamada por el oficial Roger.
- Solo te rozó el hombro, no es tan grave pero no hagas nada que abra le herida de nuevo-
- Diablos- murmuró el rubio.
Estaba en forma civil pero con su máscara puesta ya que se reusaba a romper el traje. La puerta se abrió y se asomó la azabache.
- ¿Puedo pasar?-
- Claro, ya hemos terminado- el doctor miró al joven y sonrió antes de salir de la sala. La heroína se sentó a lado del chico.
- ¿Se ve mal?-
- No se nota mucho-
- Mejor, no sabría como explicarle esto a mi padre- rio. La moteada alzó una ceja.
- No me resulta gracioso que tengas eso-
- No lo es, pero solo son cuatro puntos, nada serio- dijo. Cuando salió del hospital, se encontró con sus compañeros.
- Viejo, ¿Fue serio? ¿Te duele?-
- Tranquilo Jade- calmó el rubio. La peliazul se quedó a lado de la castaña.
- ¿Qué hacías allí dentro con él a solas? ¿Curándole la herida?-
- Claro que no-
- ¿Cuánto tardarás en recuperarte? Se necesita fuerza y resistencia para pelear contra los akumas- dijo Fire Fox con sus brazos cruzados y una sonrisa.
- No tardaré mucho, solo me rozó la bala, tampoco es que me dio fuerte para amputarme el brazo-
- Eres el mejor, te arriesgaste para evitar que me disparen- clamó Queen Bee. El rubio sonrió de lado. Miss Peacock miró a su amiga.
- Eso le costó una herida- mencionó Ladybug. Las miradas se posaron en ella. Chat sonrió, esto iba a ser divertido.
- Lo siento pero estaba ayudándolo a desarmar a los hombres mientras tu corriste a esconderte- bufó la rubia.
- Estaba detrás de una camioneta cuando nos comenzaron a disparar, pero como no fuiste lo suficientemente rápida, Chat tuvo que empujarte para salvarte. Además, logré inmovilizar a un terrorista sin poner a nadie en peligro- el pelirrojo intervino antes de que la rubia hablara.
- No es necesario seguir peleando- miró a la moteda - No te preocupes- ella le sonrió cálidamente. Fire Fox volteó la mirada a Queen Bee - y tú tampoco, no es culpa de nadie. Nada más queda esperar a que Chat Noir se recupere a tiempo- algo en la voz del joven provocó enojo en el rubio, que se volvió a transformar.
- Mejor vayámonos a nuestros hogares, hay que descansar- dijo antes de retirarse. Ladybug se destransformó en un callejón y caminó a su casa.
- Bueno Tikki, solo me queda estudiar- le habló a la criatura.
******
Cuando la maestra, al día siguiente, repartió las lecciones, los estudiantes iniciaron de inmediato. Marinette fue la primera en terminar. Adoraba ese tema, o simplemente era muy buena en eso. En ocasiones, le echaba una mirada a Alya, que parecía complicarse. Al sonar el timbre, dando por terminada la clase, los estudiantes salieron al recreo.
- Espero sacar buena nota, estudié mucho-
- No es tan díficil de comprender Alya-
- Talvez no para ti, ya que estás viviendo una relación prohibida, pero yo no- Marinette comenzó a reír.
Cuando acabaron las clases, recordó como no había podido ir donde el rubio. Lo compensaría hoy.
- Tengo que irme-
- A ver a Chat, lo sé- sonrió la castaña. La azabache rodó los ojos y al esconderse detrás de un edificio para transformarse, fue al departamento de su compañero.
Ya Tikki le había advertido del riesgo con los miraculous y con los demás portadores. Queen Bee, por ejemplo. Era muy obvio que esa rubia estaba detrás de su amado.
- Camembert-
- Ya te dí-
- Quiero más-
- Me has pedido ya cinco veces-
- Camembert- Adrien rodó los ojos y sacó otro pedazo de la mini refrigeradora a una esquina del cuarto. Se lo dio al kwami que lo comió con gusto. Entonces, escuchó un ruido proveniente de la sala.
- ¡Plagg, garras fuera!- gritó y salió de la habitación transformado. Se encontró con el bello rostro de la peliazul y sonrió.
- ¿Cómo va tu hombro?-
- Bien, ya no duele- contestó sentándose en un sofá marrón.
- ¿De qué querías hablar? Por algo me pediste que viniera-
- Solo quería conversar- la peliazul alzó una ceja pero se sentó en un sillón. Se quedaron en silencio por un rato.
- ¿Qué tal todo en las clases?- preguntó el rubio.
- Supongo que bien- respondió al momento que el gatubno se paraba y le llevaba una gaseosa.
- Puedes servirte, mi casa es tú casa- la moteada sonrió.
- Hablando de estudios- el rubio suspiró - mi padre ya está pensando en mi universidad- Ladybug abrió grande los ojos.
- ¿Cómo así?- él se encogió de hombros.
- Quiere que vaya a estudiar a América- la peliazul tragó duro.
- ¡Eso es increíble! Que gran oportunidad-
- Sí, pero me gustaría quedarme aquí en París, para poder verte todos los días- la moteada rodó los ojos.
- Aún falta mucho para que acabe el año- no notó cuando el gatuno se le acercó tanto.
- Solo me importa pasar al máximo contigo-
- Chat, ya sabes-
- Imposible que se me olvide, siempre me lo recuerdas, pero ¿acaso no lo sientes, mi lady?- preguntó poniendo su mano cubierta de cuero negro sobre la de la peliazul cubierta de ese moteado traje.
- ¿No sientes esas cosquillas en el pecho al estar cerca de mí? ¿O esas ganas de posar mis labios sobre los tuyos? Te amo y nada me hará cambiarlo. Ni este anillo que tengo puesto, ni esos aretes tuyos, o ningún portador- ella no tuvo tiempo de pensar que responder ya que el chico la besó.
No notó la luna salir, ni que se le hacía tarde. Pero los labios del rubio eran imposible de dejar. Ella subió las manos desde su pecho hasta los dorados cabellos del joven. Él tenía ambas manos en las caderas de la chica. Sin embargo, por la falta de aire, se separaron. La peliazul reaccionó y se alejó gentilmente.
- Yo..yo debo irme, mis padres deben de estar preocupados-
- Claro- habló él sonriendo de lado.
- Adiós- dijo Ladybug caminando al balcón. Salió del departamento y se destransformó en su terraza sin ser vista por nadie.
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