Capítulo Seis🐞
Sonó la campana para avisar que tocaba la siguiente clase. Educación física. Los estudiantes se fueron a cambiar su ropa casual por la deportiva. El profesor los llevó a la pista.
Comenzaron con un ligero calentamiento para luego darle cinco vueltas a la pista trotando. Kim y Alix fueron los primeros en iniciar a dar las vueltas tratando de rebasarse.
De ahí, los demás iban en un descoordinado grupo. Marinette estaba al frente. Miró atrás para buscar a su amiga y la encontró conversando con Nino. Devolvió la mirada al frente.
- Cuatro vueltas más- murmuró. Alix y Kim ya iban por la tercera.
- Con este sol debería estar prohibido trotar- dijo una voz a su lado. Giró su cabeza y observó la brillante sonrisa de Adrien.
- Opino lo mismo- sonrió devuelta. En ese momento se dio cuenta que habían dejado a los demás atrás.
- ¿Quiéres hacer una carrera?- preguntó de repente el rubio. Marinette lo pensó.
- Claro- se detuvieron y juntos contaron.
Salieron disparados. El sudor de sus frentes caía al suelo. Primero la peliazul tomaba la delantera, pero después el rubio y luego quedaban a la misma altura. Habían incluso rebasado a Kim y Alix, que los veían con asombro.
- ¡El profesor dijo trotar, no correr!- gritó Kim pero cayó en oídos sordos. Los dos jóvenes iniciaban otra vuelta hasta que el profesor gritó.
- ¡Agreste, Dupain Cheng! ¡Si siguen corriendo darán vueltas de más!- los dos adolescentes intercambiaron una rápida mirada.
Pasaron a su grupo y les tocaba llegar hacia el profesor, parado en la sombra del edificio. Aceleraron lo más que podían. Faltaba menos de un metro. Adrien iba a llegar. Marinette no lo iba a permitir. Saltó y llegó por varios segundos antes a la sombra. Un salto nunca le dolería. Pero este extrañamente sí, en su estómago, pero lo dejó pasar.
- Gané- habló victoriosa. Adrien apoyaba sus manos en sus rodillas.
- ¿Desde cuándo eres tan rápida?- la peliazul se encogió de hombros.
- Toma- el rubio le entregó una botella de agua fría.
- ¿No es tuya?-
- Ganaste, debería haber un premio- la azabache sonrió.
- Gracias-
Los demás terminaron las vueltas minutos después y el profesor los mandó a hacer abdominales en la sombra. Cuando terminó la clase y se cambiaban de ropa, en el baño de hombres, Ivan cuestionó en voz alta.
- ¿De quién es esto?- alzó un frasco con unas pastillas.
- ¿Qué es eso?- preguntó Kim.
- Son drogas- contestó Max. Adrien frunció el ceño.
- ¿Qué hacen aquí?-
- Aunque no lo creas, debe de haber distribuidores dentro del colegio- contestó Nino.
- ¿Quiénes?-
- No lo sé, pero no aceptes nada. Recuerda que no somos los únicos estudiantes aquí- dijo Nino.
- Se las llevaré al director Damocles- mencionó Max saliendo del baño con las pastillas.
- Chicas- llamó Nino que salió a encontrarse con sus amigas. Alya y Marinette se voltearon.
- ¿Saben lo que Ivan encontró en el baño? Drogas- susurró el moreno. Las jóvenes abrieron grande los ojos.
- ¿Saben de quién?-
- No, pero eso significa que hay repartidores por aquí- habló Nino.
- Hay que decirle al director Damocles- dijo Marinette.
- Max le fue a entregar el frasco- dijo Adrien antes de entrar al salón.
- Tranquila amiga- la calmó Alya.
*******
A la salida, Adrien se despidió de sus amigos, y Nino, Alya y Marinette regresaron a la biblioteca por un trabajo grupal de matemáticas que no terminaron en clases y acabarían allí. Pasaron la tarde exhaustos por los ejercicios pero finalizaron y emprendieron el camino a casa. El sol estaba escondiéndose, por lo que aún no era de noche.
- ¿Desde cuando hay dillers en el colegio?- preguntó el moreno cambiando el tema de conversación.
- Siempre habrá ese tipo de gente Nino si nadie hace nada-
- ¿Estás diciendo que han estado allí por más tiempo?- interfirió Marinette.
- Supongo, pero yo me pregunto si expulsarán o solo sancionarán si el director o los profesores los encuentran-
- Voto por la primera- dijo la azabache provocando una risa en sus amigos - No quiero que nadie resulte lastimado-
- Estoy seguro que ninguno en nuestra clase es capaz de aceptar esa porquería- mencionó Nino. Las chicas asintieron.
- Bueno, dejémonos de eso y pensemos en el trabajo. ¿Soy yo o todos los profesores son de lo peor?- Marinette rodó los ojos.
- Ya Alya, es el último año- sus risas callaron cuando un hombre se les paró en medio. Tenía una capucha gris en su cabeza. Se le veía menor de treinta.
- Oigan- los jóvenes posaron su atención en el individuo.
- ¿No quieren?- preguntó con una rara sonrisa y sacando de su bolsillo una fundita transparente con un polvo dentro. Ellos fruncieron el ceño.
- Ah, no viejo- respondió Nino y le hizo un gesto a las chicas para seguir su camino. Pero el tipo sacó una pistola y le apuntó al chico. Los adolescentes retrocedieron casi gritando del susto.
- ¡Cállense! Más les vale no ir a la policía- amenazó ya que ellos habían visto su cara - ¡Y menos dejarme aquí sin pagarme nada!- el moreno cubría con sus dos brazos a sus amigas que tenían los pelos de punta.
- Espera, vamos a calmarnos un momento- dijo sin bajar la guardia. Entonces, rápidamente pateó al sujeto que cayó no sin antes pegar un tiro.
Ninguno de los jóvenes resultaron lastimados, pero Marinette se cubrió los oidos ya que un pitido agudo sonaba en sus orejas. Nino se abalanzó sobre el sujeto mientras que Alya llamaba a la policía. El moreno inició una pelea con el hombre que intentaba alcanzar su pistola. Marinette la pateó lejos de su alcance sin dejar de taparse las orejas.
El distribuidor le dió un golpe en la nariz al moreno y al levantarse Alya le pateó en el estómago. La iba a atacar cuando Marinette lo agarró del brazo que lo dobló por la espalda. El diller se quejó de dolor y le pateó en la rodilla. La peliazul cayó al suelo y su amiga fue a socorrerla. Llegó una patrulla y se bajaron dos hombres.
- ¿Qué ocurrió? ¿Están bien?- cuestionó el oficial Roger mientras que el otro esposaba al diller. El tiro ocasionó que un grupo de personas curiosas se acercaran a ver lo ocurrido. Roger se acercó a Nino que estaba respirando con dificultad con moretones en la cara.
- Llama a una ambulancia para que lo revisen- le ordenó a su compañero y este obedeció, después alejó a la gente que se quedaron paradas del otro lado de la calle. También llegó la señora Shamack para dar un reportaje de lo ocurrido.
Cuando la ambulancia apareció, el pitido en el oído de Marinette iba desapareciendo. Primero revisó un doctor a Nino y luego a las chicas que reclamaron no tener nada grave. Arrivaron los padres de los jóvenes y los llevaron a casa.
- Ay Marinette, cuando la cámara te apuntó me dio un ataque de nervios, ¿No te pasó nada verdad hija?-
- No mamá. Solo escuchaba un molesto ruido, como un pitido, debido al disparo-
- Que bueno que hayas estado con tus amigos. Quién sabe cuantos de esos repartidores andan por aquí- suspiró Tom. Marinette bostezó.
- Lo sé papá. Tengo sueño, ¿Puedo ir a mi cuarto a descansar?-
- Claro, sube, fue un largo día- su papá le dió un beso en la mejilla y su mamá en la otra - descansa cariño- Marinette subió y Tikki salió de su bolsita.
- ¿No te duele la rodilla?- la portadora negó.
- Tranquila- dijo y se transformó.
Salió discretamente por la ventana y saltó con su yoyo por los techos sin paradero definitivo. Un grito de dolor captó su atención. Se guió por donde escuchó el gritó y vió a un tipo peleando con Fire Fox. Iba a interferir pero el pelirrojo noqueó al hombre con una ilusión que lo distrajo. El pelirrojo saludó a la moteada cuando la vió y ella le devolvió el saludo.
- ¿Necesitas ayuda?- le preguntó al bajar hacia el chico.
- No lo creo, si pude contra él, puedo llevarlo- contestó amable.
- Está bien. Oye, creí escucharlo decir algo-
- Sí decía algo, hablaba de tratar de liberar a un amigo que recientemente entró a prisión- mencionó el chico cargando por su hombro al delincuente.
- Por lo que me he enterado el único que fue arrestado recientemente es un distribuidor de drogas que atacó a unos estudiantes hoy- habló la peliazul.
Fire Fox lo bajó y registró la chaqueta del hombre. Sacó una pequeña funda transparente con dos pastillas.
- Eso lo explica-
- Yo iré a patrullar-
- Claro, nos vemos- se despidió con una tierna sonrisa que siempre le simpatizaba a la azabache.
Ella pasó por la ciudad alumbrada por sus luces, y se detuvo en un edificio con una hermosa vista a la Torre Eiffel. Apoyó su cabeza en sus codos. Su piel debajo de su traje se erizó al sentir unos brazos rodear su cintura. Suspiró al saber quien estaba detrás suyo y se separó.
- Mi lady- saludó Chat Noir besando la mano de la chica. Sacó del bolsillo de su traje un papel doblado en dos.
- Léelo después, no aquí- le dijo el rubio sin borrar su sonrisa.
- ¿Qué es?-
- Ya lo sabrás- dijo coqueto
acercándose a ella.
- Claro-
- Sabes mi lady, yo no pierdo las esperanzas de poder estar contigo. No será correcto lo nuestro, pero no lamento lo que siento. Quiero que te des cuenta que no hay manera de controlar mi corazón- dijo cuando puso la mano de la peliazul en su pecho, sobre el corazón.
- Ya te lo he dicho-
- No hay nadie. No hay Hawkmoth, ni miraculous ni nada, solo somos tú y yo. Déjame hacerte una pregunta, ¿Qué sientes tú por mi?- Ladybug se alejó a la pared frente al gran barandal del edificio.
- No importa lo que yo sienta por ti, no es posible-
- Esa no es la respuesta que yo quiero oír- replicó Chat poniendo un brazo a lado de la cabeza de la chica, acorralándola.
Acortó la distancia. Ladybug miró los labios del chico y de nuevo a sus ojos. Suponía que era obvio lo que ella sentía por él. Sus respiraciones estaban bastante cerca.
- Buenas noches- interrumpió una tercera voz que hizo que Chat Noir se alejara. No dejó de ver a los ojos brillantes de Ladybug que evitaban los suyos.
- Hola- saludó amable a la rubia. Esta devolvió el saludo con un gesto de la cabeza y enfocó su atención en el rubio a su lado.
- Hola Chat-
- Hola Queen Bee-
- Bueno, me retiro. Que pasen buenas noches- se subió al barandal y le dedicó una última mirada al rubio que suplicaba con los ojos Quédate, pero Ladybug saltó para regresar a su casa. El gatuno suspiró.
- ¿Cómo va todo?- preguntó Queen Bee arrimándose en el barandal.
- Supongo que bien, ¿Y tú?-
- Bien, en especial ahora que tengo la oportunidad de ayudar a las personas de esta ciudad junto con un gran héroe- contestó sonriente.
- ¿Yo? Bueno-
- Si, tú. Eres increíble, muy habilidoso y amable-
- Ah pues, gracias- Queen Bee soltó una risita.
- Eres divertido cuando te pones nervioso-
- No estoy nervioso- renegó el joven.
- ¿Te pones así cuando estás enamorado?- el héroe parpadeó ante la pregunta.
- En realidad no, solo me propongo a conquistar a la dama que tiene mi corazón- respondió jugando con sus cejas.
- Seguro que sí- dijo Queen Bee.
********
Marinette se destransformó y Tikki cayó en su regazo. La peliazul respiró hondo con la carta en sus manos.
- ¿Te la dio Chat Noir?- preguntó el kwami volando al plato de galletas que estaba sobre el escritorio de la joven.
- Si-
- Léelo-
- No debería- la criatura carmesí se posó en su hombro.
- Bueno, pero entonces te la habrá dado por nada si no averiguas que dice- la peliazul se descontentó y enderezó el papel.
No importa cuantas veces me lo digas, ni cuanto te alejes, yo siempre te estaré esperando con los brazos abiertos. Te amo.
Marinette apretó el papel contra su pecho.
- Yo también te amo gatito- sollozó.
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