Inexplicable.

Jimin seguía contra la pared sin poder mirar a la persona que estaba detrás de él, pero la voz que le susurraba en el oído cosas calientes, le hacían entender que era el emperador Min, quién seguramente lo había salido a buscar porque no regresaba. En un movimiento rápido, Jimin quedó frente a frente con Min, sus ojos oscuros, solo iluminados por la luna, penetraban su alma como si quisiera adivinar sus pensamientos, mientras que Jimin, era incapaz de traspasar esa pared de hielo que tenía como protección el emperador.

Jimin trató de escapar de aquella situación que lo hacía sentir cosas inexplicables, pues al frente de él estaba alguien totalmente igual a la persona que él amaba y eso le hacía descontrolar sus pensamientos impuros. El emperador tenía sus manos a cada lado de la casa de Jimin, acorralandolo como un cachorro indefenso, sabiendo en sus adentros que en cualquier momento iba a caer ante de él, después de todo, se lo merecía, porque hace muchos años, alguien le había arrebatado el amor de Jimin.

—Quiero irme. —dijo Jimin tratando de sonar convincente.

—¿Seguro que eso es lo que quieres? —preguntó el emperador aplastando nuevamente el cuerpo de Jimin.

—S-sí, es lo que quiero. —afirmó con dificultad sintiendo su entrepierna palpitar.

—Yo no quiero que te vayas. —susurró haciendo que éste jadeara al sentir el aliento caliente de Min en su cuello.

Min tomó el cabello de Jimin haciendo que lo mirara directamente a los ojos y sin previo aviso, el emperador unió sus labios con los de Jimin. Al principio éste se negó a recibir los labios del emperador, pero terminó cayendo ante sus deseos, aferrándose fuertemente al cuello Min, besándolo con desesperación. El emperador tomó los glúteos de Jimin y lo cargó haciendo que el castaño enredara sus piernas en su cintura, sus labios seguían unidos aumentando más la velocidad y la intensidad, como si ambos se necesitaran para vivir.

Por un segundo, Jimin olvidó por completo a quien estaba besando y se dejó llevar por las caricias que el emperador le otorgaba y que lo hacían sentir tan bien. Min se alejó de la boca de Jimin y empezó a dejar besos húmedos por su cuello y clavícula, mientras empujaba su pelvis contra el cuerpo de Jimin buscando su propio placer. Ambos gemían al sentir sus miembros rozarse con fuerza haciendo que el deseo fuera cada vez más.

—Te deseo, Jimin. —susurró Min con su respiración atascada mientras llevaba a Jimin a la habitación.

—Y yo a ti. —murmuró con voz sensual aferrándose más a Min.

Min lo descargó con suavidad sobre la cama para luego subirse encima entre las piernas de Jimin, el emperador siguió con sus movimientos suaves tocando sus intimidades por encima de la tela, Jimin empezó a quitar la camisa del emperador con rapidez como si no pudiera aguantar ni un segundo más. En un parpadeo, ambos se encontraban solo en ropa interior, dejando a la vista lo duro que tenían sus miembros y lo deseos que estaban el uno por el otro.

—Pídemelo pequeño, pídeme que te haga mío. —ordenó el emperador mirándolo fijamente.

—Hazme tuyo, por favor. —pidió Jimin incapaz de pensar correctamente.

—Tus deseos son órdenes para mí.

Min quitó la ropa interior de Jimin para luego quitar la suya, el castaño tragó fuertemente al ver lo que iba a entrar en él y que probablemente mañana no iba a poder caminar, pero eso sería un problema para el Jimin de mañana. 

Así las quería agarrar puercas 😈😈

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