Demasiado tarde.

El emperador nadó nuevamente hacia la salida, la cual estaba más llena de agua que hace algunos minutos, si no se daba prisa, Jimin quedaría sepultado bajo la fría agua de aquella tormenta que llegó para acabar con todo, incluso con el amor de Min y Jimin. El emperador caminó por los pasillos buscando el cuerpo de Yoongi, el cual había dejado inconsciente después de aquella perla, pero por más que buscó, no lo encontró, el cuerpo de Yoongi no estaba por ningún lado y cada segundo que pasaba, la habitación de Jimin se hundía más.

Min había perdido todas las esperanzas, habían pasado casi 5 minutos y su hermano nunca apareció, así que tomó unas pinzas pequeñas y se dirigió a la habitación nuevamente. La entrada de aquel sótano estaba totalmente tapada, lo que significaba que la celda donde se encontraba Jimin, estaba casi tapada por el agua, si no se daba prisa, Jimin moriría.

—¡Jimin! —gritó el emperador cuando estuvo nuevamente dentro. 

—Y-ya no me queda mucho tiempo. —susurró Jimin tiritando del frío.

—¡No! —exclamó—. Tú saldrás de aquí, viviremos juntos y te follaré día y noche.

Las últimas palabras del emperador hicieron sonreír a Jimin, aunque Yoongi había sido muy lindo con él claramente nunca pudo notar ese amor que veía en Min, siempre creyó que era su imaginación y que Yoongi lo amaba con todas sus fuerzas, pero solo era un juguete sexual con el cual vengarse de su hermano por haberse quedado con lo único que le importaba, el reino.

Mientras Jimin luchaba por respirar alzando su cabeza por encima del agua, casi tocando el techo. Min se sumergía una y otra vez tratando de abrir la reja, la cual simplemente no quería ceder, el agua volvía más compleja la situación y las pinzas que Min había cogido, casi siempre se iban flotando y nunca entraban totalmente en el candado.

—Es imposible. —murmuró Min recostado en las rejas, respirando con dificultad.

—Lo sé. —susurró nuevamente Jimin, dejando caer sus lágrimas en el agua.

—Lo intentaré nuevamente —musitó de la nada—, no puedo dejar que mueras, nunca me lo perdonaría.

—No lo hagas, ya es muy tarde Min. —sollozó.

—¡Cállate Park! Aún hay tiempo.

Min se sumergió nuevamente en el agua para dar un último intento, Jimin también hizo lo mismo para ayudar un poco, pero el candado seguía sin ceder. El emperador intentaba una y otra vez, pero cuando creían que todo estaba perdido, las pinzas entraron en el candado con éxito, Min sonrió grandemente y cuando se dispuso a girarlas para abrir el candado, Yoongi apareció por detrás de él, alejándolo de la celda.

—¡Min! —gritó Jimin saliendo del agua—. No hagan esto por favor, tengo miedo. —y dicho esto, el agua tapó por completo el cuerpo de Jimin.

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