Rey acabado
Bajo la luz de la luna que traspasa el cristal de la ventana, con una botella de vino en la mano, con el cabello cubriendo su rostro, la ropa desordenada y la preocupación de su asistente más el personal del palacio. Los murmullos del estado de su majestad el rey se hizo vigentes en el pueblo.
Había ordenado que Támara no lo viera, ni Marcus o alguna de sus fuentes cercanas; sin embargo, su asistente no evitó hacer acto de presencia en su oficina, aprecio al hombre moribundo en la esquina de su ventana.
Llevaba una semana bebiendo, necesitaba que limpiarán su habitación de inmediato tras cada botella rota que el mismo se encargó de destrozar tras su ira.
—Adrián... —Marcus se acercó con cuidado a su majestad
Adrián levantó la mirada tras un brillo azul oscuro que inundaba su rostro, se levantó tembloroso del piso sujetándose de las cortinas, con fuerza en su brazo lanzo la botella en dirección al hombre.
—¡TE DIJE QUE NO QUERÍA VER A NADIE! ¡TE LO ORDENE MARCUS! —los trozos de vidrio se esparcieron.
La pared quedó manchada por el líquido que contenía la botella.
—Ya deberías estar estable, borracho —se dirigió
—¿Cómo me llamaste? —frunció el ceño
—Bo-rra-cho
Se dirigió a él con la poca resistencia que le quedaba, lanzó un puño a su cara, pero su Mano Derecha lo detuvo, luego fueron varios los cuales no dejaban de ir a su rostro.
Algunos los esquivó, otros lo golpearon con fuerza, sabía que no podía golpear al rey en un estado de ebriedad, aun así, debía hacerlo por Támara.
La pequeña princesa le pidió llorando que trajera a su padre devuelta, quería verlo, deseaba que le sonriera y jugara con ella.
Por eso, con sus fuerzas limitadas golpeó el rostro del rey con fuerza, su nariz sangró tras su puño. Adrián se llevó la mano a la nariz retenido la sangre.
Marcus usó su poder para golpear a Adrián, él se apoyó en su escritorio tras recibir una parada en su estómago, luego su cabello plateado fue sujetado con fuerza y su cabeza terminó golpeando el escritorio.
Se deslizó hasta caer al suelo donde fue cargado por Marcus, con una tela cubrió su rostro llevándolo a sus aposentos.
Lo dejó sobre la cama con una cobija sobre su torso, se levantaría con el rostro hinchado, pero con un ligero hechizo se le pasaría.
Dejó su cuarto encontrándose con algunas sirvientas en el camino.
—Vayan a la oficina de su majestad el rey para ordenar
—¿El rey retomará sus labores?
—¿Se le paga para hacer preguntas inadecuadas?
—No señor
—Perfecto, espero que todo esté limpio al amanecer
—Sí señor —dijo la sirvienta encargada
Marcus fue a sus aposentos, aburrido, caminando de un lado a otro tras tomar el papel de reina y rey.
Al entrar, la cama lo llamó con desespero, la alegría recorriendo su cuerpo al acostándose era maravillosa. Como si la vida que llevará fuera una tortura y la cama fuera su recompensa.
Aun así, su cuerpo le dio un golpe bajo tras el dolor de su pelea con Adrián sentía agujas perforando su piel con cada movimiento sobre el colchón. Aunque no estaba permitido golpear a un monarca, no se arrepentía de nada, lo tomó como un favor para el rey viudo.
—No puedo creer que una mujer lo haya enloquecido tanto —recordó a la emperatriz con una sonrisa cautivadora —aunque con ella, es obvio que un hombre se vuelva loco
Su muerte había sido un espectáculo entre la aristocracia, cuando la encontraron muchos murmuraban sobre ella como una ramera que merecía la muerte, hasta que un noble la reconoció como la emperatriz de Melione.
Fue llevada a un hospital, limpiada y por último reconocida por los reyes de aquella nación quienes fueron los encargados de anunciar la muerte a todos los reinos aliados de Melione.
El imperio de las Bestias Divinas fue el último en enterarse por órdenes de Bennett, quien le advirtió a Marcus por medio de una carta que Adrián no hiciera acto de presencia por su bien mental.
Aun así, su instinto le decía que debía decirle.
Solo que no encontró las palabras correctas.
—Espero que Adrián se recupere de esta —comentó para sí mismo
Fue a su librero buscando el hechizo correcto para sanar su rostro, recitó un conjuro volviendo a su bella apariencia.
Entró a la ducha con el fin de escaparse de todos.
Al menos, hasta el amanecer donde tenía que verle el rostro a Adrián.
***
Camino por lo pasillo luciendo elegante tras la solicitud del rey, las puertas blancas de su habitación con detalles de cristal alrededor tenían como cautivo aun rey enojado y despertado.
Toco la puerta dos veces hasta oír su voz y entrar.
—Buenos días, su majestad —se inclinó
—¿Puedo saber qué le pasó a mi rostro? —expresó con el rostro lleno de moretones
—¿No está mal de la cabeza? ¿Quiere un agua para el dolor?
—Prefiero un hechizo idiota —contestó
Era evidente el mal humor que manaba de él, tenía razón, hasta este punto lo mejor era un hechizo, con poca magna saliendo de él abrió sus labios.
—Déjame recitarlo —pidió
—No aún estás borracho —contestó
Abrió sus labios para refutar; sin embargo, la magia de Marcus se propagó sobre él sacándolo de su borrachera y la pelea.
Su cuerpo ya no tenía moretones y su borrachera solo sería un mal recuerdo.
—Soy una maldición, ¿verdad? —Adrián se cubrió el rostro con las manos
—¿Por qué lo dices? —inquirió
—Las mujeres que amo, las que atesoro en mi corazón terminan muriendo. La reina, la emperatriz... ¿qué me falta? —su voz débil alertó a Marcus.
No sabía cómo responder a él, no tenía palabras para compadecerlo.
—Soy una maldición, ¿verdad? —volvió a preguntar
Marcus respiró hondo y negó con la cabeza.
—Aún tiene a Támara, ¿ella no representa esas mujeres que usted ama?
Los ojos de Adrián se abrieron al recordar a su hija, había olvidado aquel punto de su existencia.
Había pasado una semana y no había visto a su hija, el pequeño pedazo de cielo que le dejó su mujer.
—¿Dónde está Támara? —su rostro se iluminó
—En su habitación, no sabes lo complicado que es cuidar a tu hija y más cuando le prohibiste que se te acercara... —antes de poder seguir Adrián se levantó de la cama —¿Y ahora dónde vas? —inquirió
—Organiza un juego con Támara, dile que iré a verla y organiza mi oficina —ordenó dirigiéndose al baño
—¿Recuerdas tus borracheras? —preguntó
Adrián se detuvo, girando su rostro para fulminar a su mano derecha
—Recuerdo a un idiota con cabello rizado como el de una oveja golpear a su rey sin remordimiento
—Usted empezó
—Te vas a quedar sin salario este mes por eso. Ahora fuera de mi habitación —ordenó volviendo al baño
Marcus se quedó quieto en su lugar, Adrián no podía estar hablando en serio, ¿cierto? ¿cierto?
La duda cayó sobre sus hombros.
—Adrián más estás jodiendo, ¿verdad? —no escucho otra voz que la del agua —¡Su majestad me tiene que estar jugando una broma! ¿Sabe cuánto me costó manejar el imperio en esta semana? —expresó
—Sí sigues diciendo estupideces y no acatas mis órdenes te vas a quedar sin trabajo —amenazó
En ese momento salió de la habitación, fue un portazo lo que se lo indico, Marcus recorrió los pasillos buscando a la princesa para que se inventara un juego rápido, ahora su trabajo pasaba a las manos de una pequeña con gran imaginación.
Adrián no perdía mucho tiempo, se alistaba rápido para poder llegar a su cita de juegos, no era muy práctico al momento de vestirse, se tropezó con sus zapatos golpeándose con librero provocando que varios libros cayeran.
El más grande de todos, el de hechizo cayó sobre su pie dando la vista a una hoja que nunca había mirado, no se concentró en el dolor su mirada pronto se pos en el nombre del capítulo.
CAMBIO DE LA LÍNEA TEMPORAL
El capítulo prohibido.
Le dio una pequeña ojeada, leyendo las partes pequeñas hasta llegar a una de su atracción.
—En las cataratas de la Bartein, cerca del bosque de las hadas y los grifos. Se encuentran Las Cascadas Del Más Allá, solo un descendiente de la nobleza suprema puede acceder a aquel misterioso lugar, una ofrenda para la diosa debes llevar si a los recuerdos quieres llegar. Sí la línea temporal quieres cambiar debes tener en cuenta que él multiverso se dañara, si la quieres dañar, algo perderás —ese párrafo contenía información valiosa
Si la línea temporal quería cambiar, Alysa se podía salvar de su final, pero algo a cambio debía dar. Una vida por una vida.
Además de la manipulación de la magia, podría perder si se arriesgaba.
—Debo mantener la magia fuera de este alcance o... ofrecer la magia de otro pueblo, Melione y el pueblo donde murió mi emperatriz suena bien para esta travesía —Adrián sonrió
Feliz día mis mamis hermosas 💖
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