Capitulo 3

Los gritos de Raphtalia eran cada vez más altos, si seguía así llamaría la atención de cualquier animal salvaje y el no podría protegerla, dejo las plantas en la hoguera corriendo a consolar a la pequeña niña que no dejaba de nombrar a sus padres.

—Ya estás a salvo— susurro Naofumi sin dejar de apretar el pequeño cuerpo contra el, sobó su espalda y cabeza intentando darle el consuelo que Raphtalia necesitaba, poco a poco el llanto comenzó a menguar su respiración se hizo más lenta comenzando a calmarse en el sueño.

Naofumi la acomodo de nueva cuenta,  dejándola descansar, era tan solo una niña, pero la necesitaba para avanzar, un ruido lo puso alerta, colocándose frente a Raphtalia con la idea de protegerla pero se sorprendió al ver a Motoyasu frente a el, su exprecion era de molestia.

—¿Te encuentras bien?— pregunto Naofumi, era la primera vez que le veía de esa forma

—Si es solo que la escuché gritar — informo desviando la mirada hacia la pequeña frunciendo un poco el ceño

Naofumi malinterpreto las acciones del rubio, mirándolo con molestia
—Tu crees que le aria algo a ella—grito molesto, Motoyasu levanto su mirada posando  en Naofumi quien se veía dolido y ofendido

Motoyasu negó con las manos —No, yo sé que serías incapaz— afirmó

—Entonces, ¿Que haces aquí?— cuestionó molesto el escudo

Motoyasu desvió la mirada mordiendo su mejilla evitando contestar

—Dices creerme pero eres igual a todos, crees que de verdad hice aquello que esa perra dijo— grito dolido — Pensé que eras diferente y me creías — la decepción estaba en su voz

—Estoy celoso— confesó sonrojado el héroe de la lanza, prefería confesar que ver esa mirada siendo dirigida a el.

Naofumi estaba sorprendido por sus palabras —De mi— pregunto confundido

La lanza apunto a Raphtalia antes de contestar —De ella— admitió apenado

—Pero, es una niña— en la cabeza de Naofumi Raphtalia era una pequeña indefensa y aún lo era, pero Motoyasu sabía que sería por poco tiempo antes de que se convirtiera en una señorita hermosa de buen corazón y apegada al héroe del escudo

— Por el momento es una niña, pero crecerá y será hermosa, y...— el rubio recordó que nunca sería mirada por Iwatani con otros ojos, así que se acerco a hasta el, par unir sus labios en un beso apasionado.

Las manos de Motoyasu aprisionaron al héroe del escudo, al momento en que devoraba sus labios de una forma hambrienta, necesitaba impregnar su aroma en el, sus manos su caricias, quería que Naofumi nunca dejará de pensar en el y buscará el consuelo que  la Tanuki le daría en el futuro.

Las piernas del héroe del escudo se debilitaron pero los fuertes brazos de Motoyasu lo detuvieron contra su pecho, el gemido se ahogo en sus labios.

La necesidad de aire lo hicieron separarse, la vista fue hermosa, esos ojos verdes estaban desbordando deseo, las mejillas estaban sonrojadas los labios hinchados entre abiertos intentando controlar su respiración.

La imagen era tan tierna y exitante de cualquier manera, acarició los labios del Escudo, las palabras se atoraron en su garganta no podía, no podía decirle lo que sentia, al menos aún no era el momento.

Al marcharse la Lanza, Naofumi cayó sobre el pasto aturdido con su corazón latiendo desbocado, el nunca había mostrado interés en el amor o el sexo.

Cuando llegó a ese mundo pensó en encontrar alguna linda chica, pero luego Perra le quitó la confianza en las mujeres, pero Motoyasu.

Naofumi negó con la cabeza, aún tenía muchas cosas que preocuparse que pensar en ese rubio las mejillas se sonrojaron.

Naofumi siguió su viaje creciendo junto con Raphtalia, la chica crecía en estatura, apesar de tener 10 años.

Habían pasado muchas cosas pero era hora de regresar, con asombro el Escudo miraba como la niña despertaba la lujuria de los hombres al pasar, de cierta forma se sentía asquiado ante la idea de que mirarán a la que consideraba su hija de esa forma.

—Naofumi sama— chillo Raphtalia jalando su brazo para tener la atención del chico.

Naofumi caminaba distraído, siendo detenido en puesto de comida —¿Quieres algo?— pregunto ido

La chica hizo un puchero al verse ignorada —Le decía que fuéramos con  el herrero.

—Cierto hay que cambiar tu espada— recordó el héroe

Caminaron hasta la tienda del herrero, siendo recibidos por el hombre calvo con alegría, Raphtalia obtuvo una nueva espada y Naofumi una armadura que sería hecha a su media.

La información sobre la siguiente ola los llevo al reloj del dragón dorado, su escudo se sincronizo con el reloj, dándole el tiempo restante entre las olas, todo parecía ir también hasta que su nombre fue llamado

—Pero si es el escudo— dijo con desprecio la perra de Malty
Naofumi apretó sus puños con molestia al ver a los héroes, aunque faltaba uno.

Itsuki miró a Naofumi con superioridad como si su presencia fuera un insulto.

—Ellos son los heroes— pregunto Raphtalia en un susurro captando la atención de los presentes.

Ren puso su mirada sobre ella, analizando cada detalle, haciendo sentir incomoda a la joven, quien paso a su lado recibiendo la mirada de odio de la pelirroja que acompañaba al héroe de la espada, pero ninguno dijo nada, siguió su camino posándose aun lado de Naofumi

En la salida de la iglesia fueron abordados por el héroe faltante —Sabia que te encontraría aqui— hablo llamando la atención de Iwatani

Una leve sonrisa se poso en los labios del escudo, Raphtalia fue conciente de ella, también de la mirada que fue dirigida al héroe de la lanza.

—Moto tenemos hambre— unas voces chillonas se escucharon detrás del rubio, cinco niños detrás del héroe llamaron la atencion el primero era un niño de cabellos negros, piel blanca que vestía una hombligera con un shorts que dejaba expuestas sus piernas, unas hermosas alas blancas.

La segunda era una chica de cabellos rosas y largos, llevaba un vestido de olanes como las otras cuatro niñas todas parecidas solo sus cabellos cambiaban la tercera su pelo era verde y corto, la cuarta violeta y largo, la quinta rubia con el pelo hasta los hombros, todas con hermosas alas blancas.

La sorpresa estaba en Naofumi y Raphtalia quienes veían a los niñas abrazar a Motoyasu mientras coreaban por comida.

—Naofumi, déjame presentarte a mis ángeles, son Kuro, Pinki, Yuki, Miki y Ginki —presento a cada una de ellas.

—Ellos son Naofumi y Rapthalia— les dijo a los filoriales, los cuales al mirar al escudo corrieron a abrazarlo —Padre— llamaron al unisono

El terror estaba en el héroe al verse rodeado de aquellos niños alados, Raphtalia tomo su brazo de manera posesiva, causando ternura en Naofumi, pero no en Motoyasu quien la miraba como una enemiga

—Raphtalia — llamo el héroe al acariciar su cabeza, las mejillas de la chica se sonrojaron
—Yo, lo siento— se disculpo apenada.

Raphtalia juro a de su espada, y ayudarle a terminar con las olas, la primera prueva llegó a las horas, Naofumi protegió al pueblo como estaba predicho, Motoyasu junto con los demás héroes destruyeron la ola.

Naofumi solo se quedaría a esperar el dinero de su viaje quien diría que las cosas no saldrían como las tenía previstas.

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