¡¿TÚ?!

Se hacía de noche.

No recordaba cuánto tiempo había estado revisando esos libros. Por más que le gustara su trabajo, debía admitir que resultaba tedioso de vez en cuando, sobre todo cuando debía quedarse hasta tarde revisando información clave.

--Todo sea por protegerlos-- se decía.

Guardó los libros que había tomado y los colocó en el estante correspondiente. La bibliotecaria ya conocía su rutina, por lo que no le extrañaba que no le dijeran nada a pesar de ser la única persona ahí a tan altas horas de la noche.

Tomó sus cosas de la mesa y despidiéndose de la encargada, se retiro con dirección a casa.

No había nadie que esperara su llegada, por lo que pensó en comer algo ligero en un restaurante que se encuentre de paso para luego llegar a casa, tomar un baño y descansar.

--Un miso ramen de puerco, por favor.

Al parecer las costumbres de Naruto perseguían a todo aquel que lo haya conocido.

Se sentó a devorar la comida. Probablemente ese era el último plato. Pudo notar que ya estaban por cerrar, por lo que trató de apurarse un poco.

--Quédese con el cambio. Que tengan buenas noches-- se fue ondeando la mano a modo de despedida.

El camino a casa estaba oscuro. Los postes que de cuando en cuando alumbraban la calle, hacían que el panorama se vea más solitario.

No recordaba la última vez que había tenido la oportunidad de caminar por la aldea sin ninguna preocupación. A veces sentía que tenía demasiada responsabilidad con la aldea y que todos esperaban su mejor desempeño. A veces nadie se detenía a pensar que por más importante que un shinobi sea, también tenía una vida propia.

Se sentó en una banca que se encontraba alejada del resto.

Desde ahí se podría ver a todo aquel que entrara o saliera de la ciudad, o al menos así se vería durante el día, pues a esas horas lo único que podía ver eran calles vacías y sentir el viento soplar.

A lo lejos le pareció divisar una silueta. Su instinto ninja hizo que metiera la mano en su bolso trasero y tomara un kunai. Al ver que la silueta no parecía moverse, lo soltó. Se acercó poco a poco, pero a los pocos segundos dio un salto hacia atrás, empuñó el kunai y se puso en posición de ataque.

--No te acerques. ¿Quién eres?

--¿Acaso no me reconoces?-- susurró una voz profunda de entre las sombras.

Automáticamente dejó caer ambos brazos, pudiéndose escuchar el sonido del metal chocando con el suelo.

Sus ojos buscaban corroborar lo que sus oídos le habían revelado.

¿Es que acaso este sería un sueño? ¿Alguien le estaba jugando una broma de mal gusto? ¿Acaso era el cansancio que le jugaba una mala pasada? ¿O es que simplemente había perdido la cordura?

--No...No puede ser...

--¿Qué es lo que no puede ser? ¿Acaso ya te olvidaste de mí? Ven, acércate-- dijo desde la oscuridad.

--¡No! Tú no eres real...no puedes serlo...es imposible.

--¿Acaso no sientes mi chakra?

Se quedó sin palabras.

Tenía razón. Era ese chakra, su chakra. Jamás podría confundirlo con ningún otro.

Con lágrimas en los ojos se fue acercando hasta que estuvieron frente a frente. No podía dar crédito a sus ojos aunque todos sus sentidos le dijeran que era real.

--Shikamaru...eres tú... ¡Volviste!

Su corazón empezó a palpitar rápidamente. Aunque todo eso le pareciera inaudito, él estaba ahí, frente a ella. Podía verlo, tocarlo, sentirlo. Era él.

--Claro que volví. ¿Acaso no te dije que lo haría?

--Sí, pero ¿cómo? ¿Cómo saliste de Suna? ¿Qué pasó con Temari? ¿Y Gaara? ¿El consejo? ¿Tu padre lo sabe?

--Calma...-- la acurrucó en su pecho --Son muchas preguntas por hoy, Ino. Por ahora solo digamos que pude librarme de todo y estoy aquí contigo. Ya habrá tiempo para explicaciones.

Su inesperada alegría se convirtió en preocupación. --¿Deberás volver?-- le dijo con la voz entrecortada y el rostro escondido.

--No, Ino. Me quedaré contigo para siempre. Claro, a no ser que por fin le hayas hecho caso al pálido de tu amigo y yo deba resignarse a vivir como un solterón.

Lo miró a la cara haciendo un puchero.

--Tonto.

--Jajaja, eso quiere decir que sigo teniendo esperanzas.

--¿Esperanzas de qué?

--De volver contigo, claro.-- La separó de él por un instante, miro sus hermosos ojos celestes y le dijo --¿Estarías dispuesta a darme una nueva oportunidad para volver a empezar?

--Claro que sí, tonto...-- se secó los ojos con el dorso de la mano.

--Hey, me llamo Shikamaru, no lo olvides.

Ambos rieron y se abrazaron tan fuerte como sus fuerzas les permitieron.

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--¿Cómo estuvo todo por aquí?

--Todo bien. La aldea marcha muy bien. Tsunade-sama ha aprendido a dejar un poco de lado el sake y mantiene todo en mejor orden. Los chicos siempre de aquí para allá en diversas misiones.

--¿Y tú? ¿Sigues trabajando en el hospital?

--Sí, a tiempo completo. A veces no tengo mucho tiempo para mí misma. Me divierte pensar en el pasado y cuán importante era mí mi apariencia y los cuidados que le daba a mi piel, cabello, uñas, etc. Ahora apenas me baño y con suerte, duermo un par de horas, lo cual afecta mi desempeño a veces, pues me duermo entre consulta y consulta.

--Nunca entendí ese afán tuyo con las dietas y tus tips de belleza. Tú siempre has sido hermosa. Ahora que no tienes tiempo para tanta vanidad, es evidente que sigues siéndolo, lo cual prueba que mi punto siempre fue correcto. En lo que sí te doy la razón es que esas pocas horas de sueño te están afectando. Mira esas ojeras-- acercó su cara a la de ella y le apuntó con el dedo.

--Jajaja, ya cállate. Es mi deber. Suelo dormir poco porque a veces tengo turnos dobles, y si no, debo ir a la biblioteca a estudiar. Aunque en esta ocasión, salir tarde me hizo encontrarte, así que agradezco haberme quedado estudiando.

Caminaron un poco más por la aldea.

Aunque las calles estaban desiertas y los locales cerrados, para ellos era como si pasearan por una feria, donde la alegría se siente en el aire y las parejas se divierten curioseando las novedades.

Eran dos enamorados ajenos al mundo que los rodeaba. Riendo bajito para no despertar a algún vecino ni alertar a ningún ninja de guardia.

No había noche más agradable que esa.

El cansancio era cosa del pasado.

.

--¿Podemos quedarnos juntos toda la noche?

--¿No tienes sueño?

--Ya no tanto. Pero eso no importa. Simplemente no quiero perder ni un minuto a tu lado.

--¿Inoichi no se molestará si no llegas a dormir?

--Se fue a una misión. Estoy sola.

--Si es así, quizás podría acompañarte a casa.

Caminaron hasta la casa de Ino. Ella dejó que el chico que sacara las sandalias y entrara a su hogar.

Shikamaru se sentó en el sofá. Ella se acostó de lado, colocando su cabeza en las piernas del chico. Este empezó a acariciar sus largos cabellos.

--Me parece increíble que estés aquí...

--Pero lo estoy, y si aún no lo crees, ya habrá tiempo para que lo hagas. Soy de carne y hueso. Tenemos todo el tiempo del mundo para hablar de mil cosas, de todas las que quieras.

--Lo sé, Shikamaru. Me siento tan feliz.

--También yo, rubia hermosa.

--Yo siempre supe que regresarías. Nunca perdí las esperanzas.

--Me alegro que haya sido así, Ino.

--En ocasiones me ponía a pensar sobre nuestro futuro y cómo sería tenerte conmigo sin que nada ni nadie nos separara. Sabes, hasta pensé en qué nombre me gustaría que le pongamos a nuestro hijo.

--¿Ah sí? Eso suena interesante. ¿Qué nombre se le ocurrió a esa cabecita tuya?

--Me gustaría que se llame Inojin. Es un lindo nombre.

--Hey, ¿y dónde queda mi legado para el InoShikaCho? Mejor que se llame Shika...















--¡Ino, despierta! Otra vez te quedaste dormida sobre los libros. Mira, hasta babeaste las hojas-- le reclamó.

Ino, asustada, abrió los ojos. Se descubrió a sí misma en la biblioteca, con los mismos libros desparramados sobre la mesa.

A un lado se encontraba Sakura, preocupada por secar las páginas llenas de saliva sin que la bibliotecaria se diera cuenta.

--Rápido. Levántate que ya es tarde. Yo debo volver al hospital. A ti te espero mañana a primera hora. Ve a casa.

Ino tardó unos segundos para darse cuenta que todo había sido un sueño. Uno muy vívido.

Salió apurada de la biblioteca.

En la calle, todos los establecimientos estaban cerrados. No había cenado pero tampoco tenía ninguna opción a la vista.

Siguió su camino hasta que vio la banca desde donde en sueños había visto a Shikamaru.

Se paró frente a ella y observó el paisaje. Oscuridad. A lo lejos veía siluetas que le hacían recordar a aquel chico de cabellos rebeldes y negros, pero no eran más que simples arbustos lejanos que se movían por el viento.

Dirigió sus pasos hacia su casa. Al entrar no quiso ir a la cama. Tampoco pensó en tomar un baño. Lo único que realmente la relajaría sería acostarse de lado en el sofá, para intentar recrear la última escena de su sueño más preciado.

--Siempre te esperaré, Shikamaru. Siempre.

Cerró sus ojos y sonrió con nostalgia para sí misma mientras una lágrima rodaba por sus mejillas.


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Extrañamente esa noche hacía frío.

Por lo general los veranos en Suna eran muy calurosos; durante el día era casi insoportable caminar al aire libre, y por las noches era difícil hallar una posición cómoda y fresca. A pesar de ello, esa noche pudo sentir una inusual y leve brisa sobre su rostro.

Abrió los ojos y se sentó de un solo golpe.

No recordaba haber soñado nada, pero una sola palabra salió de sus labios casi sin pensarlo.

--Ino...


09/09/20


Solo se me ocurrió crear este pequeño paréntesis en nuestra historia.

Espero que sea de su agrado. 🔮

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