SENTIMIENTOS
Llegaron al País de las Aves dos días después. Ninguno se atrevía a hablar de lo sucedido, pero tampoco había cambiado la relación que ambos tenían.
No se sentía la incomodidad propia de alguien que hizo algo indebido, ni el arrepentimiento por haber hecho algo prohibido. Itzuki y Temari seguían siendo tan amigos como siempre, solo que esta vez guardaban un secreto que ambos estaban dispuestos a conservar.
El señor feudal era un hombre agradable y acostumbrado a la buena vida. El pueblo se encontraba en una época de celebración, por lo que no iba a detener sus actividades por la llegada de unos mensajeros.
Cuando le comunicaron las intensiones del Kazekage, el señor feudal decidió tomarse su tiempo para meditar las cosas, no sin antes permitir que sus visitantes disfruten de su estadía y de la celebración que se estaba llevando a cabo. Siendo así, los shinobis de la Arena pasaron varios días conociendo el pueblo y descansando.
Una noche en que se había programado un espectáculo de fuegos artificiales, ambos se encontraban sentados en un lugar apartado, pendientes de función que estaba por empezar.
--Creo que necesitamos hablar, Itzuki...
--N-no tiene que decir nada, Temari-san, yo sé que n...
--Déjame terminar, Itzuki. Es importante lo que tengo que decirte.
--No. Escúcheme usted a mí-- dijo seriamente y claramente afligido. --Usted es la persona más maravillosa que he conocido, y y-yo... yo le falté el respeto. ¡Perdóneme, Temari-san!-- dijo haciendo una reverencia y cerrando los ojos con fuerza. --U-usted me brindó su amistad y yo sobrepasé los límites. Traté de que las cosas siguieran como siempre, pero no sé si será posible. Ahora no sé cómo podré mirarle a la cara a Shikamaru-sama. ¡Qué vergüenza! No entiendo cómo pude haberme dejado llevar por mis sentimientos... Yo...
--¿Sentimientos?
Itzuki enmudeció. Al parecer había revelado más de lo que realmente quería. Una vez más parecía no tener control de lo que pasaba en su mente y lo que salía de su boca.
--Itzuki, tú... ¿tienes sentimientos por mí?
Internamente se maldijo a sí mismo.
Por su mente pasaron todos los momentos en que observó a Temari desde lejos, ansiando poder, algún día, contar con su atención. Había olvidado las veces en que se imaginó declarándole sus sentimientos; sin embargo, ahora lo único que deseaba era que la tierra se lo tragara.
--¡Hey! ¿Me estás oyendo?-- chasqueó los dedos frente a sus ojos logrando despabilarlo.
Sintió que ya no tenía sentido esconder lo innegable. Sería tonto ocultar sus sentimientos cuando era más que obvio lo que él sentía. Inhaló profundamente y tomó valor.
--Temari-san...yo...y-yo estoy enamorado de usted. Siempre lo estuve. Desde el primer momento en que la vi sabía que este sentimiento no iba a desaparecer y así fue. Pasé mis días entrenando para ser el mejor shinobi de Suna y así poder ser digno de usted. No sabía si en algún momento usted se fijaría en mí, pero tenía que intentarlo. Debía poner todo de mi parte y luchar por el gran amor que siempre sentí hacia usted. Entré a anbu para aprender todo lo que pude, luego me retiré pensando en que quizás ya tendría lo necesario para intentar acercarme a usted. Cuando se oyeron los planes de boda, imaginé que sería únicamente con fines políticos debido a la alianza que esa unión traía. Temí por usted y su bienestar. No sabía qué tipo de hombre sería el que la desposaría; si la trataría como es debido y le daría el lugar que merece...sin embargo, todas mis dudas se disiparon al verla tan feliz, caminando de un lado a otro con su prometido, luego ver lo radiante que estaba el día de su boda...Sentí un gran alivio al ver que al menos usted tendría una vida plena y feliz. Intenté poner los pies en el suelo y convencerme que todas mis esperanzas murieron ese día.
No quiero que la confianza que usted me dio termine por lo sucedido. Le pido disculpas nuevamente, pero si usted prefiere que nos alejemos por el bien de su matrimonio, lo comprenderé.
Temari no estaba tan impactada como creía que lo estaría. De alguna manera sentía que Itzuki era tan transparente que era difícil no comprender sus sentimientos. Ello la tranquilizó.
Después del beso, lo primero en que pensó fue en todo lo que eso le hizo sentir. Pasó toda la noche pensando en el motivo de esa calidez en su pecho, esa sensación de felicidad y paz, esas ganas de sonreír y mandar muy lejos la misión en la que estaban.
Luego de meditarlo por mucho tiempo cayó en cuenta que nunca había sentido eso con Shikamaru. De hecho, ni siquiera había tenido ese sentimiento de culpa por faltarle a su marido.
¿En verdad lo amaba como creía? ¿En realidad había sido feliz en su matrimonio?
Era como si siempre hubiera creído amar a alguien con todo su corazón hasta que llegó alguien más a demostrarle lo contrario.
¿Se habría engañado a sí misma al creer que lo que sentía por Shikamaru había sido amor?
Era cierto que no estaban pasando por un buen momento; de hecho, habían peleado duramente en la última oportunidad y hace un par de días cuando llegó a Suna ni siquiera pudieron hablar.
Por primera vez sentía que su matrimonio se estaba resquebrajando y no sentía la necesidad de arreglarlo.
¿Será que el amor que había sentido realmente se había acabado?
Itzuki se sentía inquieto ante la ausencia de respuesta por parte de ella. Sabía que ambos tenían responsabilidad por aquel beso, pero como todo caballero debía asumir su culpa pues si él se hubiera controlado, nada habría sucedido.
¿Estaría molesta o decepcionada? ¿Qué estaría pensando en esos momentos?
De pronto sintió que ella tomó sus manos entre las suyas. Su mente empezó a crear todos los escenarios posibles hasta que ella habló.
--Te quiero, Itzuki...
Su corazón empezó a palpitar en su pecho, sus labios se abrieron intentando decir algo pero el shinobi no fue capaz de emitir sonido alguno.
--No sé qué siento, pero sé que es especial. Me gustas...y sé que está mal viniendo de mí, pero no puedo evitar corresponder en cierta manera tus sentimientos. Te quiero, y siento que algo empezó a crecer dentro de mí desde que te conocí. Pensé que era simplemente una linda amistad entre ambos, pero luego de ese beso tan especial me di cuenta que esto es mucho más grande y fuerte de lo que creí.
--¡Pero usted está casada!-- Itzuki no podía creer lo que oía. Cuando al fin pudo confesar sus sentimientos y la mujer de sus sueños le correspondía, un gran impedimento se interponía entre ellos.
--¡Lo sé, Itzuki! ¡Lo sé! Solo... solo te digo lo que siento.
De pronto, en el cielo se pudo vislumbrar las primeras luces de colores. Los fuegos artificiales empezaban a notarse en el cielo, bridando una vista maravillosa a los dos ninjas de Suna.
Shikamaru, Gaara y todo Suna se encontraban tan lejos... que ellos no tenían nada que ocultar, pues se encontraban en un lugar distinto, solos y con las emociones a flor de piel. No había nada que les impidiera corresponder esa necesidad imperante de refugiarse en los brazos del otro. No era correcto, lo sabían, pero sus sentimientos golpeaban cada vez más fuerte en sus corazones.
03/02/21
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